Monday, November 28, 2005

Un Fuerte Tropiezo

Con dinero en la bolsa, e inquietud por conocer algunos lugares; esta vez de forma distinta, es decir con dinero, mezclando emociones por nuevas aventuras y el sentimiento aún no bien digerido de lo que perdía, pensé en diferentes opciones.

Muchas veces, al pasar; principalmente frente a centros nocturnos, veía como las personas con actitud de “yo puedo”, entraban, mientras yo sólo me consolaba con ver las cartulinas de las chicas; que a medio vestir anunciaban actuarían.

Ya era mayor de edad, traía dinero para pagar, entonces ¡que me decido!. Llegué a un centro nocturno, a dos cuadras de la estación del metro insurgentes, me había puesto mis mejores ropas y ¡claro!, de inmediato una chica me condujo a un pequeño balcón desde donde podría ver el show.- ¿Qué vas a tomar?.- Un coñac (cognac), contesté con toda seguridad.- ¿Te lo traigo con una coca cola?. - Sí, si claro.- ¿Para mi puedo pedir un champagne?.-Sí está bien.- Ah que confiancitas, pensé. Pero mi vanidad descartó de inmediato esta idea, por lo que me dije, ¡que pegue traigo!, y no está nada mal la muchachita. Debo aclarar, que siempre había escuchado que el coñac era una bebida riquísima, haciendo que mí imaginación vagara por un camino totalmente diferente de la realidad. .- Se sentó a un lado de mí y levantó su copa.-¡Salud, corazón!.- Me dijo mí acompañante.- ¡Salud!, contesté a secas.- ¡Sííí!, era eso, realmente me sentí un galán, con dos pequeñas frases y ¡desde luego!; mi presencia ya me decía ¡corazón!. Razón por la que, con la mejor de las poses llevé la copa a mi boca, probaría “el manjar de los dioses”, le di un tremendo sorbo y… ahhh, me estaba quemando, sentía que me ahogaba, pensé en escupir, pero cómo frente a tan bella mujer, tomé la botella de coca cola, combiné en la boca ambos líquidos y tragué hasta vaciarla. Después de recuperar el aliento, me sentí “descobijado” (descubierto), por la dama. Le comenté lo que era más que evidente.- Es la primera vez que pruebo el coñac y la verdad también la primera que entro a un lugar de estos… Dado que ya me había percatado de las intenciones de la muchacha, basándome en lo que ocurría en otras mesas, terminé confiándole que tenía que administrar mi dinero. .- No te preocupes, yo voy a “fichar” un rato y me doy mis vueltas contigo. No hubo más, pagué la cuenta una vez concluido el show y salí del lugar. Me fui a hospedar a un hotel de “mala muerte” pero al fin hotel.

Me levanté tarde, lo más posible considerando la salida del hotel, dirigí mis pasos en busca de otra novedad, después de unas horas “tropecé con “El Siglo 20”, se trataba de un antro donde había pasarela. Comenzaron a desfilar las mujeres y ¡que barbaridad!, si me lo hubieran dicho, difícilmente lo hubiera creído, entraban vestidas pero conforme avanzaba la pieza que aparentemente bailaban, se desprendían gradualmente de ellas, para quedar totalmente desnudas, no conformes, seguramente imaginando que entre los presentes había algún ginecólogo, o tal vez alumnos de fisiología; mostraban lo más posible sus atributos. Desconcertado y excitado, pero como “buen hombre de mundo” aguanté muy contento el hasta el final.

La mañana siguiente aún me sentía “inquieto”, sin pensarlo más me dirigí a la colonia San Felipe, sabía que corría cierto riesgo, pero la inquietud era mayor. Había notado que para algunas de las muchachas que frecuentaban el café no pasaba desapercibido.

Normal, el dueño me invitó el café y pastelillo acostumbrados. Fueron llegando los “parroquianos” hasta que nos reunimos unas 20 personas. Me dirigí a uno de ellos, sin seleccionar; eso era lo de menos, lo importante era enganchar en la conversación a los ahí reunidos..- ¡Que crees, ayer fui a un antro y hubieras visto!.- ¿ En serio ¿y como estuvo?.- Haciendo una mueca, inflando los cachetes resoplé; logrando atraer la atención de los distraídos.- ¡Hubieran visto!, dije dirigiéndome a todos y todas..- Las “chavas” ¡y que chavas¡ , enfaticé .- Omitiendo a propósito el incidente vergonzoso del coñac, el resto lo “puse sobre la mesa”. .- Una muchacha que estaba presente, haciendo gala de “madurez” intervino.- Yo no se de que se “espantan”, es sólo el cuerpo desnudo de una mujer.- Dirigiendo las palabras con la mirada; hacia otras muchachas que estaban presentes..- El comentario me motivó a verla con más cuidado. Era guapa, cuerpo delineado en fin me dije “califica”.- ¡Por supuesto!, pero es increíble que en la actualidad existan muchas personas con una mentalidad muy limitada.- Respondí sin aparentar mayor interés. Sí, y se debe a la poca cultura; además de que siempre los adultos nos quieren ocultar las “cosas”, contestó la aludida. La conversación era escuchada pero sin mucha atención por la mayoría.- Vamos a atracar (asaltar, robar) al puente, quien viene.- dijo uno de los presentes.- La mayor parte de los muchachos salieron y las muchachas se levantaron de la mesa argumentando que ya era tarde. Nos quedamos ella y yo, fuimos profundizando el tema iniciado, hablamos de Sigmon Froid (Freud) y sus teorías, (Se hacía necesario, “era culta” ) Una vez recordando rápidamente que: era judío, estudió en la universidad de Viena, algunas de sus obras de mayor reconocimiento como: “La interpretación de los sueños”, ”Tres combinaciones a la teoría sexual” y “Psicología de las masas y análisis del yo”, terminamos, mostrando cara de sabedores, señalando que había muerto en 1939. Nos adentramos en el tema de la masturbación, cosa que aceptó practicar muy frecuentemente.- Yo trataba de mantenerme en pose de hombre culto; y además de mucho mundo. Me dijo tenía que llegar a su casa y de inmediato me dispuse a acompañarla. Al llegar, me pidió esperara un momento para avisar que ya había llegado, salió y retomamos; el por demás excitante e interesante tema, estableciendo que era muy normal y natural. La invité a caminar un poco, unos veinte minutos y nos encontrábamos a unos pasos del “Cemerca”, donde convergían el “gran canal” y el “río de los remedios”, donde había visto unos tubos enormes que utilizarían más tarde para entubar una parte del río. Aunque muy riesgoso era también emocionante, nos adentramos y sin mediar muchas palabras, el tubo fue testigo de la pasión desbordada.

Después de visitar diferentes lugares, me dirigí al sur del país, en Acapulco me hospedé en un hotelito de nombre “Vacaciones”, conocí el yate “Fiesta” en el que; abusando que había barra libre, tomé hasta que surtió efecto en complicidad con la marea, me dirigí al baño del yate, estaba “saturado”, la tasa se derramaba de vomito igual que el lavabo, el barco se mecía y yo con él, para evitar caer, instintivamente me quise agarrar de lo más cercano y… ¡Sí!, que asco, metí la mano al lavabo y al sacarla; escurría y goteaba la baba con algunos ingredientes adicionales, de inmediato la volví a llenar con creces.

Poco después visité, Tabasco y Campeche, seguramente hubiera continuado, pero el dinero ya escaseaba y decidí regresar al Distrito Federal.

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