Tuesday, November 29, 2005

Retomando Ritmo y Rumbo

¡Se acabó!, no puedo continuar así, nunca seré un parasito de la sociedad, un día tendré una familia, una casa y un buen sueldo, les daré a mis hijos lo que no tuve, ellos podrán estudiar siendo esa su mayor responsabilidad, Pero debo empezar conmigo y es ahora. ¡Basta!, a partir de hoy voy a cambiar, me voy a preparar y trabajaré, voy aprender lo más que pueda, en cuanto empiece a ganar dinero me reinscribiré en la escuela y si no es posible, seré autodidacta.

Sentí el impulso, de demostrarme a mismo, a mi papá y a la sociedad en general que yo podía triunfar, Sentí la necesidad urgente de salir de la capsula asfixiante en que vivía, decidí tomar el timón de mi vida y dejar de llevarme hacia donde el viento soplaba.

Supe de un trabajo en un establo en la colonia “El Chamizal”, me presenté con el dueño que al verme dudó, dadas mis características físicas.- ¿ A poco tu eres vaquero?.- Nunca he trabajado de vaquero, pero conozco el trabajo, mi papá tiene ganado y desde niño aprendí el trabajo.- Contesté con seguridad, si gusta puede hacerme una prueba.- Me indicó que vaca debería ordeñar, con la condición de que debería espumar la leche.- La prueba no fue fácil, la vaca era “especial”, las tetas eran muy delgadas y cortas y los conductos eran reducidos, en consecuencia era necesario apretar fuerte para sacar la leche..- Muy bien, veo que sabes ordeñar.- El trabajo consiste en ordeñar 20 vacas tarde y mañana y son las de mayor producción, todas dan más de una cubeta por la mañana y una cubeta o un poco menos por la tarde. Tú sabes que deben ser bien ordeñadas, de lo contrario se enferman de mastitis (fiebre de leche).

Acepté de inmediato, no dejaría ir la oportunidad de iniciar con mi meta. El pago sería de $900.00 pesos semanales, debería iniciar el trabajo por las mañanas a las 2:00 am., y por la tardes a las 2:00 pm. Me levantaba a la 1:30 am., para llegar puntual, atravesaba montado en mi bicicleta el viejo puente de madera del río de los remedios, que para ese entonces pasaba con muy poca agua.

Pronto el efecto del trabajo se reflejó, mis brazos se inflamaban provocando fuertes dolores musculares, seis de los dedos de las manos, del índice al anular, se me lastimaron a los lados de las uñas llegando a infectarse y segregar pus con sangre (uñeros). Como consecuencia la fiebre no me dejaba descansar las horas que hubiera querido.

Pilar me cuidaba, me atendía y mimaba, antes de salir a su trabajo, hervía agua con sal para que metiera las manos, luego humedecía trapos para colocarlos en mis brazos.

En el trabajo, mis condiciones provocaban la burla silenciosa entre los otros trabajadores, que veían como me quedaba rezagado. ¡Estaba decido!, ese no sería un trabajo permanente, pero sí un trampolín para impulsarme y debería continuar.

Se agravó la situación, supongo que el constante roce del banco por las horas que debería estar sentado para ordeñar, provocó que me saliera un absceso en una nalga, al que de momento no le di importancia, sólo me sentaba de lado, aunado a esto, lavando una cubeta me proporcioné un machucón en el dedo medio de la mano derecha, quedando literalmente sin uña, pero así debería continuar ordeñando. ¡No!, jamás desistiría por esas razones.

Mis manos se fueron adaptando, la nalga después de un fuerte tallón al bañarme estalló el absceso saliendo una cochinada, dejando un “crater”, unas inyecciones y una pomada para rellenar el hueco y cicatrizó la herida. Unas semanas más tarde, era el primero en terminar el trabajo, claro, regresando las burlas recibidas anteriormente por parte de mis compañeros.

Me enteré que en unos laboratorios estaban requiriendo personal, se trataba de los laboratorios “Dana”. S.A. de C.V., presenté la solicitud y fui aceptado. El salario no era más que el que devengaba en el establo, pero tendría algunas prestaciones de ley y sobretodo, pensaba en la oportunidad que podría tener para escalar puestos.

Tenía que tomar una decisión, aún trabajaba en el establo y mi trabajo era reconocido, pero no sería vaquero toda mi vida. Sin embargo, el salario era “mejor”, sin considerar prestaciones, que el ofrecido en los laboratorios. Me presenté con el Sr. Macias, dueño del establo.- Señor, creo que mi trabajo ha sido satisfactorio, me gustaría ganar un poco más.- Por el momento no puedo pagarte más, si te interesa puedes seguir trabajando, si no, tú decide.- Debido a la manera poco sensible y sumado la inquietud que ya tenía, también le conteste en el mismo orden. - Entonces hasta el próximo sábado trabajo, para que busque quien me va a reemplazar.

El lunes siguiente me presenté en los laboratorios, fui asignado en la oficina de desodorantes como ayudante general. ¡Tenía hambre de triunfo!, en esa primer semana aprendí lo que debería hacer; y propuse unos pequeños cambios para mejorar la producción. No se si a eso obedeció el que fuera promovido a jefe de oficina; a los siete días de mi ingreso, la duda es, porque sólo habíamos dos hombres en el área, el resto eran mujeres.

Sentí especial motivación, aunque el incremento en el sueldo era mínimo ya tenía 8 personas bajo mi responsabilidad.

Seguía acudiendo al café, aunque no con la misma frecuencia, mi aspecto físico era diferente, aunque mi conducta seguía siendo la misma, ya era considerado “camello”(trabajador), quizá muchos de los que ahí se reunían, usaban el sobre nombre de forma despectiva, pero para mí, era motivo de orgullo. Varias veces, platicando con algunos muchachos que eran obreros, los veía con admiración y respeto, porque ya trabajaban en alguna empresa.

Una mañana, al abrir la puerta de la oficina, a una señora compañera de trabajo, se le ocurrió hacerme la broma de que me iba a agarrar …entre las piernas, provocando las risas de todas las demás, dada mi reacción instintiva de hacerme hacía atrás. Ya recuperado inicié mi discurso.- Esto es una falta de respeto para todas ustedes, para la empresa y para mí, no es posible que usted siendo toda una señora, se atreva a estas bromas.- No fue nada muchachito, es sólo una pequeña broma.- Me contestó la bromista, mientras el resto se reincorporaba a sus actividades.- No puedo ni debo tolerar estas bromas, así que hablaré con el jefe de piso para que deje de trabajar aquí..- Salí muy molesto a buscar al Jefe de piso, mientras ella se quedó riendo.- Ingeniero, al entrar a la oficina…., por lo que le pido que la señora sea despedida.- No, no puedo despedirla, es una buena trabajadora, mejor porque no te la llevas a dar la vuelta, seguro es lo que quiere.- No me interesa salir con ella, creo que “ en donde se come, no se defeca”, si ella no puede ser despedida, entonces me voy yo.- Como quieras.-, fue su respuesta.

Renuncié, de forma inesperada, no tenía otra opción para continuar trabajando, por lo que, nuevamente a buscar una oportunidad.

Por esas fechas, se presentó una convocatoria para concursar con cuento y poesía, el tema era la navidad y había varios premios para los ganadores. Me decidí y preparé y competí en las dos modalidades, el cuento se tituló “Mary y Chepe”, era la vida de Jesús y María llevada a una época actual, los puse a bailar salsa y demás. La poesía fue la siguiente:

A TI PUEBLO

Injusticia, desintegración y guerras
Hambre, drogas y ambición sin límite
Humanidad que busca en las estrellas
Olvidando de cristo su mensaje

Me atrevo a decir estas palabras
porque soy parte de ti mismo
quisiera saber como explicarlas
temo hacer más hondo nuestro abismo

Abismo que todos hemos hecho
tumba de nuestro cuerpo y alma
Olvidando tan solo un sentimiento
que daría la paz...la calma

¡Es el amor querido pueblo!
Su aniversario hoy festejamos
Aunque siempre debería serlo,
pero siempre lo ignoramos

El amor te brinda paz
Y la paz tranquilidad
A un tiempo la armonía
con toda la humanidad

¿Recuerdan?, en estas fechas,
hace mucho, mucho tiempo
vino de entre las estrellas
a un mar de sufrimiento

Era un niñito divino
que naciera en un pesebre
vino a mostrar el camino
a toda ésta su gente


Lo abrigaron animales,
lo adoraron los pastores
¡Hasta reyes acudieron
a brindarle sus honores!

Mas después de algunos años
sin motivo y sin razón
el pueblo lo sentenciaba
rompiéndole el corazón

Su falta a quien importaba
bañándose con su sangre
nuestros pecados lavaba
viendo llorar a su madre

De quien hablo es de cristo
¡Qué gran falta cometió!
Su falta...haber dado amor
Y por amor el murió.


Obtuve 2º y cuarto lugares, lo que redituó en premios otorgados por el patrocinador “Banobras”. Con algunos bonos recibidos adquirí algo de ropa.


Continuaba escribiendo, aunque no le daba mayor importancia, principalmente lo hacía para desahogar lo que de pronto sentía, por lo que mucho de lo escrito, simplemente lo deseche una vez cumplió su propósito.

Pero bueno, debería encontrar un trabajo lo más pronto posible. Llegó la oportunidad, entré a trabajar a Cigarros Tabacalera Mexicana (CIGATAM).

Fui contratado como ayudante general, en el área de Gerencia de Ingeniería, las actividades que me encomendaron fueron el abastecer de materiales a los maestros oficiales, entre los que había: paileros, soldadores y mecánicos aparatistas. Se presentaron dos Coincidencias que serían importantes en mi desarrollo dentro de la empresa. Un día antes el supervisor del área se había despedido y otra, no había en existencia overoles de obrero. Aproveche estas circunstancias, tomé las tarjetas de las órdenes de trabajo y comencé a controlarlas, al personal no le pareció extraño, ya que yo vestía como cualquier supervisor, con ropa de calle. Hable con el jefe del área, El Sr. Hernán Cervera Pacheco, un hombre maduro; y de los pocos que he considerado a la fecha como “Enciclopedia Ambulante”, Le dije que yo podía desempeñar algunas otras actividades además de las que me habían asignado, le pareció que mi actitud era muy positiva y me autorizó a continuar. Él, frecuentemente tenía la necesidad de viajar a Toluca o a Zapopan Jalisco, para atender las otras fábricas, por lo que poco después yo me encargaba de asignar tareas e inclusive autorizar tiempo extra en su caso.

Había optado por no bromear con nadie, mi actitud era fría, ni con el mejor de los chistes sonreía ante mis compañeros. Aunque muchas veces a solas me carcajeara recordando sus chistes y ocurrencias. Solicité apoyo a “mi equipo de trabajo” para acondicionar un almacén de herramientas y refacciones en el que monté mi oficina, utilizando un viejo escritorio de madera. El personal me obedecía sin mayor problema, en unos meses ya había ascendido varios niveles y con esto mi ingreso mejoraba. Sucedió que, ¡llegó la remesa de los overoles!, al hacerme entrega, me indicaron que a partir del día siguiente debería portarlo. Los compañeros al verme quedaron sorprendidos, ¿Y ahora que? , ¿Por qué de overol?.- Me limitaba a contestar.- Porque hasta ayer me lo dieron.- ¿Entonces no es supervisor?.- No, pero voy a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, son las instrucciones del Sr. Cervera.

Algunos se mostraron conformes, pero obviamente no faltó a quienes no les pareciera, pensando que les había “tomado el pelo” (engañado). El maestro Elias, un mecánico aparatista fue quien derramó el vaso. Trabajaba en una tolva cuando me presenté para darle algunas indicaciones.- No me vengas a Chin… la madre, tu no eres mi jefe y en adelante no te voy hacer caso.- Maestro, yo le voy a seguir dando instrucciones porque ese es mi trabajo, si no está de acuerdo platíquelo con el Jefe, en cuanto a la mentada, usted también vaya a ching… a la suya; y si quiere también en ese plano nos podemos arreglar, saliendo de la fábrica.- Se incorporó amenazante con el marro en la mano, de inmediato me armé con un pedazo de tubo, todo quedó en amenaza, intervinieron algunos compañeros que presenciaban el problema.

En la primera oportunidad, hablé del incidente con el Sr,.Cervera. Convocó a una reunión con el personal del área y dejó en claro cuales eran mis funciones, diciendo entre otras cosas.- “Cuando no estoy yo, Héctor es mi dedo chiquito, si alguien no está de acuerdo dígalo ahora”.- Nadie dijo nada, y él continuó.-“Si me entero que uno de ustedes le faltó al respeto, considérese de patitas en la calle”. El ambiente laboral en breve volvió a su normalidad, al menos dentro del área de Gerencia de ingeniería.

Algunos compañeros, ya tenían hasta dos años de antigüedad, éramos considerados como “eventuales fijos”, una modalidad fuera de la ley, un abuso de la empresa. Nos suspendían por tres días una vez concluido el contrato y después nos contrataban nuevamente. No teníamos ningún derecho, excepto el seguro social, el sindicato nos desconocía como parte de la fuerza laboral.

Ante estas condiciones, me propuse a hacer algo, lo primero fue integrarme al grupo de personas, que saliendo de trabajar, principalmente los días sábados (de pago), iban a tomar cerveza con la “Tere”, permitiéndome conocer en un ambiente distinto a algunos compañeros; e identificar quienes pudieran compartir mis ideales. Una vez que “seleccione”, nos reuníamos fuera de la empresa para comentar nuestras inquietudes. Se logró conformar un buen “equipo”, básicamente porque el la selección había tenido cuidado de conocerlos tanto en el trabajo, siendo gente muy capaz y con una antigüedad mayor a un año.

A dos días de estallar la “huelga”, que realmente no procedía como tal, pero sería un golpe para la empresa, “gracias” a un chismoso, el sindicato se adelantó citando a por lo menos el 50% del personal inconforme y les otorgó la base. Desde luego, yo no fui invitado a la repartición de ese glorioso sábado.

El lunes siguiente, me disponía a marcar la hora de entrada iban a dar las 6:00 am y ¡sorpresa!, el Licenciado Diaz-Walls Figueroa, Gerente de Relaciones Industriales, me esperaba con mi tarjeta de control en mano, la sorpresa se debía a que él generalmente entraba a las 9:00am. .- Buenos días, ¿el Sr. Héctor Gerardo Pérez?.- Sí soy yo.- dije aún más sorprendido, consciente que habíamos más de 1,500 obreros ¡sabe mi nombre!- Pase por favor a mi oficina, necesito hablar con usted.- Me senté frente al escritorio, me imaginaba el asunto del que se trataba, comenzó diciendo.- La razón de invitarlo a mi oficina es para notificarle; que en dos ocasiones ha llegado después de la hora de entrada, por lo que tengo que darlo de baja.- Debo aclarar que normalmente, cuando a algún trabajador se le notificaba de la baja, quien se encargaba invariablemente era uno de los auxiliares de personal, por lo que vislumbré que algo estaba pasando, y mi respuesta fue .- Usted tiene el poder para hacerlo, me llama la atención que lo haga de forma personal, también me llama la atención que se preocupe por dos retardos de un minuto cada uno, cuando no se ha percatado de mi desempeño en la empresa, pero si ya está decidido yo que pudo hacer, al menos en este momento, diciendo la última frase mostrando una sonrisa y encogiendo los hombros..- Usted sabe, que el personal eventual no tiene ningún derecho y con un solo retardo aunque sea de un minuto es dado de baja.- Sí, lo se y no lo considero nada justo, inclusive si es como lo dice, ¿porque no me dieron de baja cuando presenté el primer retardo?, no sería porque, aún siendo eventual estoy desempeñando un puesto de mayor responsabilidad e inclusive autorizando cuando es necesario que el personal laboré tiempo extra.- Hizo un gesto de incredulidad, arrugando la frente.- Si no está enterado, puede revisar los documentos, ahí están las pruebas.- Bueno, de hecho estoy enterado de su actuación dentro de la empresa, pero me llama la atención la manera en que se comporta con sus compañeros, lo he observado y siento como que siempre le molesta algo.- No, no es malestar, simplemente considero necesario comportarme como lo hago, debido a la responsabilidad que me han conferido y las características de mis compañeros, pudiendo confundir un trato diferente con “manga ancha” (relajamiento).

Una ¡sorpresa! mayor.- ¿Y dentro de la empresa, en que área le gustaría trabajar?.- Por un momento guardé silencio, me pregunté si no estaría soñando, ya que primero me estaba corriendo y luego me preguntaba; a manera de invitación, en donde me gustaría trabajar, le contesté sin pensarlo más.- En la de usted.- Si está de acuerdo, a partir de mañana se presenta a las 8:00 am. a firmar el contrato y la base como personal de confianza, el puesto es auxiliar de personal y significa un incremento del 40% sobre el sueldo que tiene actualmente.- No brinque de gusto porque no era correcto, pero ganas no me faltaban.- Ese día no trabajé y tampoco fui a la escuela, en la que unos meses antes me había inscrito y tomaba clases de 5:00 pm a 10:00 pm, llegué directamente a la casa, le platiqué a Pilar lo que había sucedido y me felicitó. Por la noche, a pesar de mi alegría, sentí que algo no estaba bien, los compañeros me tomarían con “líder charro”, (traicionero) por lo que decidí convocar a los de mi mayor confianza el mismo lunes por la tarde, les dije de mi nuevo puesto y remarqué; que las “bases” otorgadas ya habían sido un triunfo, que jamás estaría de acuerdo con las injusticias y que cada uno desde “sus trincheras” deberíamos continuar con nuestros ideales. Finalmente, que seguiríamos siendo amigos y compañeros de un objetivo en común.

Mi desempeño como auxiliar de personal, me permitió ascender algunos niveles en la estructura orgánica, ahorré para comprar otro coche, desde luego otro V.W. que utilizaba para ir al trabajo y otras salidas con algunas “Amiguitas”, ya que no sentía mayor compromiso con Pilar, de acuerdo con lo establecido en la relación. Aunque es preciso señalar, que existía un sentimiento especial y un compromiso moral, ella siempre fue una buena mujer. Muchas veces mi conducta era con la intención de evitar llegará a enamorarse.

Estaba lejos de aquel muchacho desarrapado, Vestía formal, casi siempre de corbata y saco, zapatos limpios y corte de cabello adecuado para ese entonces.

Continuaba “hambriento” pero ahora de conocimientos, Sin embargo, la promoción en el trabajo, dado el nuevo horario, incidió en el de la escuela. No podía tener todo, algo debería sacrificar.- No obstante, dedicaba mucho tiempo a leer, generalmente llegando de trabajar, por ese entonces; todo lo relacionado con la administración de empresas.

Con cierta frecuencia, salía a divertirme a la zona rosa, con un grupo compañeros de oficina, los lugares que visitábamos eran de un estatus nuevo para mí y disfrutaba al máximo el verme en esas condiciones.

Un viernes por la noche, pagaba a los trabajadores del tercer turno, recibí una llamada muy sugestiva.- ¿Sabes? , quise llamarte porque he estado pensando en ti.- ¿Quién habla? – Pregunté muy galante .- Una admiradora secreta, no te voy a decir mi nombre, sólo quiero decirte, que estoy saliendo de bañarme, estoy totalmente desnuda y pensando en ti me estoy tocando.- estaba escuchando sin interrumpir, cuando.- Que ¿no hay quien pague?- dijo un trabajador un tanto molesto.- Permíteme, tengo que seguir pagando, dije en la bocina, dejando el teléfono sobre el escritorio.-Ya había una fila de compañeros esperando su pago, cuando terminé de atenderlos, regresé al teléfono para retomar la inquietante charla, pero ya había colgado.

Me preguntaba una y muchas veces ¿Quién pude haber sido?, comencé a hacer un repaso de las compañeras, tomando en cuenta la forma en que me trataban y sentía me veían, fui descartando una a una, hasta que deduje, la posibilidad está entre dos y el lunes tengo que descubrirla.

Seguramente, consciente de que no me dijo su nombre y para continuar su “juego”, se presentará a saludarme normal, eran mis pensamientos el lunes por la mañana. ¡No me equivoqué!, Blanca, una muchacha alta, delgada y no muy guapa, fue la primera en acudir a mi lugar a saludarme. Fui directo para sorprenderla y averiguar si se trataba de la chica de la llamada, en lugar de “buenos días”, le dije.- ¿Porqué colgaste tan pronto?.- su reacción fue inmediata, hacía honor a su nombre, era blanca, pero se puso de un color rojo, evidentemente confundida - ¿Cómo supiste que era yo?, ¡que pena!.- No, no sabía, pero ahora si lo se, pero no te apenes no hay problema, para otra ocasión me invitas para que te ayude.- Ante mi comentario fue recuperando su color y.- Si gustas hoy mismo, me dijo a quemarropa.- Quedamos de acuerdo, ella salía más temprano de trabajar, por lo que yo la alcanzaría más tarde en un lugar que ella escogió.

Mi lema siempre era no tener “nada que ver” con compañeras de trabajo, pero ante la muy particular manera en que se presentó la ocasión, me concedí permiso, haciendo una excepción. Acudí a la cita, realmente no fue muy de mi agrado, ella era muy alocada y confirmé que no era guapa y tampoco en otro aspecto resultó de mi agrado, por lo que fue debut y despedida.

Había dos mujeres maduras en el área de elaboración de cigarros, Dalila y “La pera” (Esperanza), el ambiente entre obreros es fuerte y muchas veces vulgar, ellas con cierta frecuencia llegaban a mi lugar; con el pretexto de tratar algún asunto de trabajo, pero a la menor oportunidad decían.- ¿Entonces que güerito, cuando nos comemos eso?.- Sabía que no pasaba más, que se trataba de un simple “piropo” mal hecho, pero me mantenía serio.- ¿Qué paso, no vengan a apenarme?.- Con mis respuestas siempre evasivas, ellas entendían que no me interesaba salir con ellas. Sabía que ellas si se atrevían. Inclusive me llegué a enterar, que contaban con un amigo que tomaba nota de los muchachos mientras estaban bañándose, para luego decirles sobre sus medidas, que imagino, no fui la excepción.

La convivencia en la casa era buena, Vero, una niña aparte de bonita muy agradable, para entonces me decía papá y yo llegué a encariñarme de ella. Pilar, soportaba mis frecuentes desvanes e inasistencias a dormir. Continuaba siendo amable y atenta conmigo. Me daba cuenta que ella se encariñaba cada día más, y contrario a corresponder a su conducta, me portaba menos bien, creyendo que de esa manera restaría su sentimiento hacia mí.


Una mañana de un fin de semana del mes de septiembre de 1978, recibí una noticia que marcaría el resto de mi vida, Pilar y yo habíamos terminado de almorzar.- Amor, tengo que decirte algo.- Por la forma en que comenzó a hablar me puso en alerta.- Sí ¿Qué pasa?.- ¡Estoy embarazada!.- No, no puede ser…no creo, ya te hiciste la prueba.- Dije confundido.- Si, estoy segura, por eso es que te lo estoy diciendo.- ¿Pero, como?, si tu dijiste que eras estéril parcialmente y requerías de un tratamiento.- Pues sí, llevé a cabo el tratamiento y tengo casi cuatro meses de embarazo.- Entonces, ¿ya no es posible hacer nada?.- Dije, sin saber que otra cosa decir, Ni siquiera pensando en alguna alternativa, simplemente por la gran sorpresa y confusión.- No, y yo voy a tener a mi hijo, estés o no de acuerdo, así que tú toma la decisión que quieras-. En ese momento no supe decir nada. Me sentí traicionado, pero no era capaz de reclamarle, bastaba recordar mi forma de proceder, que una mezcla de sentimientos se apoderaron de mí. Ella siempre había sido muy buena persona, su error era haberse enamorado de una persona más de 12 años menor, con muchos sueños por vivir. Por otra parte, me sabía culpable por tantas faltas cometidas, sentía que yo también en diferentes ocasiones había defraudado su confianza, aunque en otra forma, estando con otras mujeres.

Le tenía cariño y una gran gratitud por el apoyo y amor recibido, creí que no era el mejor momento para dejarla sola. Estaría pendiente cuando ella me necesitara, principalmente respecto al nacimiento de mi hijo, le daría mis apellidos y después seguiría mi camino.

En estas circunstancias, un 4 de octubre de 1978, escribí lo siguiente:

¿ Como?

¿Cuántas veces he pensado
En el fruto que vendrá?
¿Cuántas otras preguntado
Si feliz será en realidad?

Esta idea me atormenta
Y me exige a meditar
Pues quizá mi hijo sufra
Al comprender la verdad

La verdad de su existencia
La verdad de la maldad
Lo podrido de este mundo
Y la falsa sociedad

¿Cómo mostrarle el camino
De dicha y felicidad?
¿Cómo decirle a mi niño?
Esto es el bien y el mal

Le diré que hay cosas buenas
Y que malas hay también
Que con el paso del tiempo
Él las podrá comprender

Que la meta sólo es una
Y caminos muchos más
Y un común objetivo
Y este es, vivir en paz

Una de mis normas, siempre había sido no tener relaciones sexuales con muchachas que decían ser aún “vírgenes”, mi reflexión se basaba en dos partes: una él no ser la causa de un trauma y la segunda no tener algún hijo antes del matrimonio, irónicamente mi destino se presentaba diferente a mis suposiciones.

La Depresión

Con muy poco dinero, con la moral por los suelos al digerir pausadamente mi situación, recordado todos los esfuerzos que había hecho, mis ahorros, mí dedicación y trabajo se había acabado rápidamente, sentía una gran depresión y no tenía deseos de empezar de nuevo.

Fui a visitar a mi amigo Salvador (“Chava”, el de la taquería), me recibió con mucho gusto. Cuando le confíe el momento que pasaba, me invitó a que durmiera en el local de su negocio, cosa que acepté y agradecí ayudándole en distintas ocasiones a atender a los clientes y limpiar el lugar.

Me enteré que habían entrado al taller y que se robaron las herramientas de mayor valor, rescate unas cuantas y las vendí. Saque mi cobija del carro abandonado, en ella me envolvía para dormir en el piso del local.

“Chava”, fue o es un hombre de gran corazón, al cerrar el negocio generalmente a la una de la mañana, yo estaba dispuesto a descansar, él dejaba el comal prendido diciéndome, “cenas lo que quieras”. Ante la invitación yo no me hacía del rogar, regularmente me atendía de lo más adecuadamente posible, dado que podría ser mi única comida del día.

Había ocasiones que por andar paseando se me hacía tarde, al llegar al negocio éste ya se encontraba cerrado, esas veces al amanecer, me iba rumbo a algún parque para dormir en el pasto.

Faltaban dos o tres meses para cumplir mis 19 años, “Chava” era seguidor y se puede decir Fanático del equipo América. Los martes por las mañanas íbamos al deportivo “Los Galeana” a practicar fut-bol.

Salió nuevamente la convocatoria para probar suerte en el equipo América, renovando mis ilusiones me presenté. Estaba satisfecho con lo que había jugado, el profesor me pidió mis datos: nombre y edad, me dirigí al vestidor para bañarme, pude ver a algunos muchachos que apenas iniciaban y que después serían famosos como Cristóbal Ortega, Ordaz y algunos otros. Me bañaba felizmente, pensando seguramente cuando salga me dirán la buena noticia, en eso estaba, cuando.- Héctor Gerardo Pérez, gritó una persona fuera del baño.- Si, en un momento salgo; ya casi termino.- El corazón me brincó y la emoción era muy grande, mientras pensaba, de seguro es para decirme que he sido seleccionado. Salí enredado con la toalla.- ¿Cuándo naciste? , preguntó el profesor.- En febrero cumplo 19 años.-¿Ya estás por cumplir los 19?, ¿No puedes sacar un acta de nacimiento con un año menos?, porque la edad límite son 18. .-Sentí que toda la sangre se me iba a los pies, el golpe para mi era demasiado fuerte, ya me soñaba; ganando bien y haciendo algo que me gustaba mucho. .-Voy a ver si puedo conseguirla.- le contesté.

No tenía idea como conseguir un acta “chueca”; y estaba claro que eso no era correcto, por lo que no busque la manera de obtenerla.

La depresión me acompañaba, Sin embargo, me ponía una careta y acudía todos los días al café (diana), ahí aseguraba mi merienda gratis, como les dije, el dueño en cuanto me veía entrar me mandaba un café y un pastelillo. Platicaba como anteriormente con muchachos y muchachas, pero ahora el número de oyentes era mucho mayor; no faltaba quién me ofreciera algo de comer o tomar. Al despedirse algunos de los reunidos me entregaban sus cajetillas de cigarros para evitar que en sus casas se enteraran de su vicio.

Por esos días, conocí a un par de muchachos provenientes de Minatitlán Veracruz, un tanto desarrapados; se mezclaron fácilmente entre los que frecuentábamos el lugar. Varios días continuos se dejaron ver, para después desaparecer por más o menos un mes. Uno de ellos llegó al café, le pregunté por su “cuate”, me dijo que no sabía en donde estaba y se apartó con un grupito de muchachos. Acompañaba a una muchacha rumbo a su casa, cuando pude ver como un tipo lanzaba una piedra al parabrisas de un carro estacionado y siguió corriendo para lanzar una más contra un ventanal a unos metros de donde íbamos la muchacha y yo.- Es ¡”el Mina”!, le dije a mi “amiga”. Él se detuvo, corrió hasta la esquina de la calle y los de la casa salieron tras de él. Al llegar a la esquina, pude ver que “el Mina” caminaba tranquilamente por la banqueta con un brazo al hombro de una chica y en la otra; la chamarra que unos instantes antes se quitara, alcancé a ver que sus perseguidores corrían por la calle buscándolo, después de que pasaran a su lado. Al día siguiente me enteré, que así actuaba cuando fumaba de la “verde” (marihuana).

A unos quince días de este incidente, me encontraba como de costumbre en el café.- y ¡sorpresa!, entraba el otro “chavo” de Minatitlán, estaba irreconocible, ¡limpio!, ropa elegante, reloj, zapatos bien boleados y un corte adecuado de cabello. - ¿A quién robaste?.- de inmediato le pregunté en son de broma.-No, como crees, no le hago a eso.- me contestó muy tranquilo.- Ya en serio, ¿estás trabajando?.- Sí, encontré una muy buena “chamaba” (trabajo).- ¿ Y que no hay “chance” (oportunidad), de entrarle?.- Se mostró un poco nervioso y me contestó.- Aguanta, al rato te digo.- Estaba muy intrigado, ¿como le haría?.- En cuanto hubo oportunidad, ataque de nuevo.- Ahora sí, dime ¿donde trabajas?.- Su semblante cambió, se veía inseguro.- Es que, lo que pasa es que estoy trabajando con una señora de “Polanco”,(colonia donde vive gente con dinero) .- Eres su “Jaime”? (Chofer).- No, no lo que pasa es que… me da pena decirte.- No me digas ¡le estás robando!.- Como crees, mira te voy a decir, pero no lo digas a nadie.- Sale, no te preocupes. (lo cumplí, hasta la fecha nadie sabe quien es o fue, este “cuate”).- Mira trabajo en una casa de citas, ahí van mujeres de “feria” (dinero), y las tienes que acompañar a la mesa.- Me emocioné por la confesión.- Oye que padre (bonito), ¿y no hay vacantes?, le dije con una sonrisa de complicidad.- Sí, si quieres te presento con la señora, pero no todo es como te imaginas.- ¡Claro!, después tienes que manejar y llevarla a su casa y seguramente hasta la cama.- No, ojalá así fuera todo, resulta que una de las mujeres que frecuenta el lugar, ¡una vieja borracha! Como de 60 años o más, con dentadura postiza, sólo quiere que yo salga con ella, ahh, ¡que asco!, después de vomitar; ya borracha quiere tener relaciones, y ayer la dejé en su casa sin acceder a sus presiones, me amenazó con acusarme… de seguro ya no tengo trabajo.-dijo con una mezcla de gusto y melancolía .- Ante su narración, no insistí en la vacante, cambié de tema, preguntando por su compañero de Minatitlán, sorprendiéndome lo que me comentó.- Resulta que se metió con un profesor “mariconcito” (homosexual) y pasadas dos semanas le robó, según denunció el “joto”, una buena cantidad de dinero y algunas joyas, por lo que ahora está en la correccional para menores.- Le deseé suerte y nos despedimos.

Menos mal, “en una correccional para menores” pensé, mientras me dirigía a la taquería de “Chava”, recordando que poco antes me dijeran que al pobre del “guatusi” lo habían matado de una forma muy cruel.- ¡Le extrajeron las uñas y las bolas de los ojos antes de clavarle el cuchillo y aventarlo al canal!.- me dijo un conocido.

Al respecto, tristemente fui testigo de muchos casos, viendo como gradualmente algunos muchachos iban acabando con su vida, consumiendo diferentes tipos de drogas, terminaban con la mirada perdida, con la cara pálida y aún haciendo un último esfuerzo por inhalar el contenido de las bolsas de plástico, pudiendo ser cemento o cualquier tipo de solvente.

Recuerdo a un grupo de señores que se hacían nombrar “El escuadrón de la muerte”, eran personas inofensivas, pedían dinero, sin ser agresivos, decían que “para el “Alcolegio (alcohol) a la gente que pasaba por la calle. Eso no los excluía de ser parásitos de la sociedad. Se reunían en una esquina para tomar alcohol revuelto con refresco o té. Una navidad me hicieron participe de la cena, un pollo hervido en una lata vacía de chiles de tres litros, que un rato más tarde me enteré lo habían recogido de la basura. Quemaban un llanta vieja; con la mirada fija contemplando las llamas, seguramente; recordaban algunas navidades bajo otras circunstancias. Al menos eso pensé, porque era lo que yo sentía. La conversación no existía, parecía que no había nada que decir, que todo estaba dicho, sólo los brindis limitados.- salud.- salud.- ¡Era precisamente lo que menos existía!, pronto supe como se desintegró ésta “banda”, y exactamente, lo que más faltó fue ¡Salud!, ya que el mayor de ellos podría tener unos 35 años de edad cuando murió.

Estos y otros casos me sacudían, ¡No!, no quiero vivir y morir así, tengo que luchar, debo salir “adelante”, debo triunfar en la vida. Estos momentos me permitían reflexionar. No obstante, debido a la falta de seguridad para confiar a otras personas mi sentir, plasmaba en cualquier hoja suelta o servilleta mis pensamientos, logrando evitar caídas de profunda depresión, que pudieran llevarme a tomar decisiones equivocadas, consciente de lo bueno y lo malo.

Para esos tiempos, “el maratón de la vida” era joven, faltaban “muchos kilómetros por recorrer”, pero sentía que las fuerzas me abandonaban, llegando en ocasiones a pensar, que importa si mato o me matan, que se pierde si muero ¡a quién le podría importar!. Afortunadamente, en esos momentos de desesperación no se presentaron “ofertas” que desviaran mi camino.

Intenté incursionar en el ambiente artístico, Una ocasión durante una fiesta en la que era “invitado”, conocí a un grupo de muchachos, hicimos buenas migas, comentaban que hacían fotonovelas y ganaban bien; que si yo quería probablemente sería aceptado. Me dieron una dirección a la que debería presentarme. Al terminar la fiesta me invitaron para que los acompañara a una casa en Cuernavaca para seguir de fiesta.

Negándome calculadoramente, para evitar declinaran la invitación, decidí aceptar. Traían carro, en unas horas nos encontrábamos en una casa un tanto abandonada pero cómoda. Algunos de mis “nuevos amigos” luchaban por quitar las hojas e insectos de la alberca. No me atrevía a preguntar a que hora llegarían las chicas, pudiera parecer impaciente. Uno de los que limpiaban la alberca dejó a un lado la vara con la red y se desvistió como desesperado, recordándome una vez, que tuve que hacerlo porque en el rancho se me subieran unas hormiguitas y me mordían, Quedando en calzones se lanzó al agua., exclamando a manera de invitación ¡está riquísima!.- ¡No se puso traje de baño!.- pensé, cuando vengan las muchachas si que le va a dar pena. Pero, le siguieron los demás, unos totalmente desnudos y otros incluyéndome en calzones.

Unos minutos y poco más en confianza, pregunté.- ¿Y las “chavas”? .- No creí que mi pregunta provocara en todos un gesto de interrogación, haciendo una mueca de extrañados se miraron unos a otros.- No, no van a venir muchachas, sólo estaremos nosotros, la casa es toda nuestra.- Contestó uno de ellos, agregando, si quieres puedes quitarte los calzones, aunque ya los mojaste.- diciendo esto último con una amplia sonrisa; provocando las risas de los demás.

Tomé una buena cantidad de refresco y botana, ellos también sólo que el refresco lo acompañaban con brandy. Me asignaron una cama y supongo al igual que yo dormimos tranquilamente hasta las 8 o 9 am.

El plan para este día domingo, sería llegara a comer a la ciudad de México en un restaurante y por la noche salir a dar la vuelta. Les dije que yo no traía dinero ni ropa para cambiarme.- Por el dinero no hay problema y llegando a México yo te presto algo para que te pongas para la noche.

Llegamos a un departamento, lujoso para mí en ese entonces. Me prestaron un “comando “, una prenda de moda entonces, tenía parches de diferentes marcas de carros de carreras y lubricantes, una especie de mameluco con cierre desde el cuello hasta la pelvis, tenía también un resorte en la cintura, me lo medí y parecía que me lo habían hecho sobre medida.

Fuimos a comer y ellos tomaron bebidas alcohólicas desde el aperitivo hasta la sobremesa, yo los acompañaba con bebidas de frutas que me recomendaban. Parecía que estaban interesados en protegerme, comentando que yo era aún muy chico. Por mi parte, consciente que no traía dinero y la cuenta sería muy alta, evitaba exagerar en mi consumo.

Llegó la noche, ellos ya estaban muy “animados” y continuaba el plan, nos metimos a un lugar donde algunos artistas se presentaban. En dos rondas se terminó la botella de vino, alguien propuso.- Me dijeron de un lugar que se pone muy bien, ¿vamos?. Llegamos, era necesario bajar; como si se tratara de un estacionamiento subterráneo, nos juntaron dos mesas de lámina y las sillas. La luz era muy tenue, permitiendo ver a muy poca distancia sólo las siluetas de las parejas, que por sus movimientos se deducía se prodigaban besos y caricias.

Poco a poco me adapté a la oscuridad y ¡sorpresa!, si eran parejas si se besaban y acariciaban, pero eran homosexuales. Nosotros habíamos pedido una botella con refrescos, acepté una cuba como para tranquilizarme. Intentando ser discreto, miraba hacía todos lados, realmente estaba sorprendido. Entre los nuevos amigos no había notado nada relacionado con esas preferencias sexuales, pero, ¿porque estábamos precisamente ahí?. Frecuentemente, al tomar mi vaso desde una mesa u otra, me decían salud, levantando su copa, yo los ignoraba, intentando mostrar que no tenía el mínimo interés en brindar con ellos. Un “señor” estaba sólo en la mesa, a unos metros de la que ocupábamos, pude distinguir que portaba un bigote abultado y supuse “otro que se equivocó de lugar”, y cuando el levantó su copa y brindó, yo correspondí de igual forma, con una mueca de “yo también me equivoqué”. ¡Pero claro!, el único equivocado era yo, ya que el “señor” se acercó a nuestra mesa y comenzó a decirme una serie de piropos, como si se tratara de un hombre hacía una mujer.- No cabía en mi asombro y nerviosismo, me quedé mudo. De inmediato, uno de mis compañeros de mesa lo golpeo y comenzó una batalla campal, volaban las pequeñas botellas de refresco como proyectiles, él “atrevido” tenía sus “amigas” y no lo dejaron sólo en la lucha. Intervinieron los meseros y sacaron a los provocadores. Regresamos a nuestra mesa para continuar con la nueva botella.- No te preocupes, me decían, nosotros te cuidamos.

Luego de unas cubas, sentí la necesidad de vaciar la vejiga, me dirigí al mingitorio y de inmediato me percaté de las miradas morbosas de algunos, esperando me dispusiera a orinar. Apenas había bajado el cierre hasta la altura de la cintura cuando se acercaron otros más, lo subí rápidamente y sin decir nada volví a la mesa.- No me dejan hacer del baño, “me pueden “hacer casita” (cubrir).- Prestos me acompañaron haciendo un semicírculo, dándome la espalda y regresaron a la mesa, y yo como si se tratara de una inocente “quinceañera” siguiéndolos de cerca.- Un mesero me entregó una servilleta de papel que decía “ Te invito a mi mesa, soy mujer”.- la estaba leyendo y alcé la vista como para ver cual era la mesa #2, una persona levantaba su copa en señal que ella era.- La señora de la mesa dos me invita a su mesa.- dije a mis compañeros, “ahorita” vengo.

Hola ¿como te llamas?, Héctor …., .-¿Tienes compromiso?.- No, no, lo que pasa es que vengo con mis amigos y nos equivocamos de lugar.- Te invito a mi casa y si quieres puedes invitarlos también a ellos, te aseguro que no la pasaremos muy bien. No me dio tiempo de responder, uno de mis “cuates”, llegó apresuradamente.- ¡Córrele ya se armó la bronca otra vez!.- Me levanté como resorte y .- hasta luego mucho gusto.- dije cuando ya iba a unos metros de distancia. Corrimos unas cuadras hasta donde el carro se encontraba estacionado. Sin mayor comentario al respecto. Luego alguien dijo vamos a almorzar a “Garibaldi”, se me antoja una rica pancita. Todos asintieron y yo calladamente también.

Mientras almorzaba, recordaba algunos rincones en los que hacía algunos años me quedara a “dormir” escuchando los mariachis. Regresamos al departamento del dueño de mi vestimenta, se la regresé con las más sinceras gracias y me despedí de los ¿muchachos?, Por razones obvias tenía mis dudas.

Me habían dado una dirección, para que me presentara a una entrevista con la idea de trabajar haciendo foto novelas, la semana siguiente, motivado me presenté, me atendió un señor muy amable, comentando que efectivamente había vacantes para hacer algunas foto novelas y mencionó algunas como “valle de lagrimas”, “fiesta” y otras más. Pero me advirtió que debería presentarme con algunas pruebas de fotografía para la próxima entrevista, “es necesario ver que tan fotogénico eres”, dijo, mientras me miraba de arriba abajo, cosa que en ese momento no le di mayor importancia. .- Oiga, pero la verdad no he tomado clases de actuación.- Ese no es problema, tú tómate la fotos y regresa.

Así fue, una vez que me entregaron las “fotos de estudio”, me presenté. Mi imaginación me había hecho volar, me veía siendo famoso y ganando buen dinero, consideraba también que tenía que dar autógrafos.- ¡Hola! ¿Como estás?, ¿ traes tus fotos?.- me recibió la misma persona que la primera vez.- Si aquí las trigo, haber si están bien.- las sacó del sobre y fue revisando cada una.- ¡Muy bien!, espera un momento, voy a avisar al señor que estás aquí.- Unos instantes y .- Pásale por aquí .- Me guío a la puerta de la oficina, abrió la puerta y me presentó.- Es el joven que le comenté, y se retiró.- Hola, ¿que quieres trabajar?.- Sí, este bueno, lo que pasa es que; le decía al señor que nunca he tomado clases de actuación, pero sí, me gustaría poder trabajar.- Haber tranquilo, tranquilo, no necesitas más que posar y eso no es difícil, me dijo mientras cogía el sobre con las fotografías.- Vio las fotos una y otra vez, seleccionó unas y me regresó el resto..- Mira vamos a ver en que foto novela pudieras participar, ven el próximo martes para afinar detalles ok..- Sí está bien, le extendí la mano para despedirme.- cerraba la puerta cuando.- A propósito, ¿sabes cual sería tu sueldo en caso de participar en alguna foto novela? - Bueno más o menos, la persona que me dio la dirección, me comentó que entre $6000.00 y $6,500.00.- Bueno, ya platicaremos la próxima semana.

Los días pasaron muy lentamente, ya me urgía poder iniciar con el trabajo y con la “fama”. Me preparé a mi manera, leía y releía algunas reflexiones que antes escribiera, esta vez no con el afán de reflexionar sobre lo ahí expuesto, sino con la idea de aprendérmelas y no cometer alguna omisión, si el caso era, me hicieran una prueba de actuación.

Llegó el día, muy puntual me presenté en la oficina, ya me esperaban, porque pasé de inmediato con la persona que me entrevistara la última vez. ¡Hola!, pasa por favor, siéntate.- Sí, gracias.- Pues verás, ya vimos tus fotos y hay oportunidad para que empieces la próxima semana, el sueldo ya lo sabes, son $6,500.00 por participación.- agregó.- Debes saber, que nos interesa rotar a los participantes, la revista sale quincenalmente pero no debemos repetir rostros, por lo que podrías participar en diferentes revistas, así ganarías un poco más.- Sí claro, si me dan la oportunidad, por mi encantado.- Pero si realmente quieres ganar dinero, puedes hacer comerciales, por el momento necesitamos un modelo para trusas “trueno”; y seguro lo podrías hacer muy bien.- Su “muy bien”, no me gustó por el tono en que lo dijo, pero “son mis imaginaciones” preferí pensar.- él continuó.- En donde si se gana por hora y la verdad bien pagada, es posando para unas revistas que sólo salen en el extranjero, lo que sí, es que son desnudos..- Bueno, ya más adelante veremos, primero me gustaría iniciar con lo de las foto novelas.- contesté, mostrando un aplomo lejos de sentir. Mira necesito que nos conozcamos un poco más, te espero hoy a las 7:00 pm. para ir a cenar; después nos vamos a mi “depa” (departamento) para platicar más a gusto.- La forma en que me miraba mientras me lo decía, confirmó mis sospechas, ¡era homosexual!.- Haciendo gala de serenidad.- Si está bien, entonces regreso a las 7:00 pm..- Salí del lugar sorprendido y desanimado, lo que en unos momentos se convirtió en decepción y coraje. Nunca más regresé a ese lugar, que por unos días había sido motivo de muchas ilusiones.

Mi hermana Margarita tenía unos meses de casada, vivía en la 1ª. Sección de Valle de Aragón, relativamente cerca de la colonia San Felipe de Jesús, ocasionalmente iba a visitarla.

Un día, mi hermana y cuñado saldrían de vacaciones por una semana, me pidieron si podía quedarme a cuidar su casa.- Acepté encantado.- La mañana siguiente a mi primer noche en casa de mi hermana, salí a comprar unos plátanos para complementar el desayuno, en el pasillo hacía la calle me topé con una señora acompañada de una bonita niña de unos 5 años; quienes amablemente me saludaron y la señora preguntó por mi hermana.- ¡Claro, que diferente, viven aquí, son personas educadas.- Le comenté lo que pasaba. Desayune, me metí al baño y feliz me dispuse a disfrutar viendo la televisión. Unos minutos y llamaban a la puerta, era la pequeña niña simpática.-“Dice mi mamá que si gusta desayunar”.-, con su voz de niña y una sonrisa muy tierna.- No podía negarme, acompañé a la niña, vivían en la parte superior, de la casa de mi hermana.

Volví a almorzar, unos chilaquiles muy ricos con un pedazo de carne asada acompañados por un café. La señora estaba por cumplir sus 32 años de edad, morena clara, de mediana estatura, cabello negro largo y muy atenta. Unos dos o tres cafés más, y un cuarto de saliva, por tanto que platicamos, ésta última no estaba incluida en el menú. Terminó la visita, que me pareció muy agradable y considero a ella también, invitándome para seguir platicando más adelante.

Durante los días que cuidaba la casa de mi hermana, mis visitas se hicieron con frecuencia y los temas de conversación más particulares e íntimos, ya habíamos roto el hielo (nos hablábamos de tú), Me comentó entre otras cosas, que estaba divorciada del papá de “Vero”, quién de hecho ya no las visitaba, que trabajaba y le iba más o menos bien.

La amistad fue creciendo, yo seguí visitando a Pilar, aún después de que mi cuñado y hermana regresaran de su viaje. Pasaron unos dos meses, me encontraba en su casa muy divertido, conversando se me hizo muy tarde, seguramente pasaba de la una de la mañana.- Bueno ya me voy, ¡es muy tarde!, ojalá “Chava” no haya cerrado la taquería - Es muy peligroso que te vayas a está hora, tienes que caminar un buen rato, pues ya no hay transporte.- y prosiguió, .- ¿Porqué no te quedas en la recámara de Vero y mañana te vas?.- ¿Como crees?, me da pena molestar, es que se me fue el tiempo muy rápido.- Sí a mí también, me gusta platicar contigo.- Tú necesitas quién vea por ti; yo un hombre que me respalde.- ¡Era claro!, me proponía que me quedara no sólo esa noche, sino a vivir con ellas.- Si quieres después platicamos bien, por ahora acepto tu invitación a quedarme a dormir, no dije más.

Las sábanas oliendo a limpio, el colchón blando y la hora de la madrugada, pronto influyeron para quedarme dormido. No puedo decir durante cuanto tiempo, me despertó un pequeño rechinido de la puerta de la habitación.- No he podido dormir.- me dijo, acercándose a la cama para prender la lamparita del buró.- Vestía una bata y camisón de tela transparente color negro, mostrando su silueta a contra luz.- ¿Si gustas te hago un espacio? - Ya no hubo más conversación, se metió a la cama y finalmente ninguno de los dos pudimos dormir, hubo otras urgencias que atender.

Por la mañana, el desayuno en la cama, incluyendo jugo de naranja y huevos con frijoles así como el infalible café y como postre mucho cariño.

Platicamos, llegando a varios acuerdos, por su parte, podría encontrar a un hombre acorde a su edad; y en su caso sólo me lo comentaría y yo me haría aun lado. Acordamos que ella se cuidaría para no tener hijos. Al respecto, ella me confío que un médico le había diagnosticado esterilidad parcial y sólo que llevara a cabo un tratamiento, había tal posibilidad. Por mi parte, le comenté que sólo contaba con 19 años; y que tenía muchas “cosas” en mente, que estaba de acuerdo en que viviéramos juntos pero sin mayores compromisos.
Uno de esos días Pilar me propuso.- ¿Si quieres seguir estudiando yo te ayudo?, así no tendrás de que preocuparte más que de tus calificaciones?. Su propuesta me sacudió la dignidad, el orgullo del que siempre me había jactado.- No, no puedo aceptar de esa manera tu apoyo, voy a trabajar en lo que sea, pero voy a salir adelante.-

Monday, November 28, 2005

Un Fuerte Tropiezo

Con dinero en la bolsa, e inquietud por conocer algunos lugares; esta vez de forma distinta, es decir con dinero, mezclando emociones por nuevas aventuras y el sentimiento aún no bien digerido de lo que perdía, pensé en diferentes opciones.

Muchas veces, al pasar; principalmente frente a centros nocturnos, veía como las personas con actitud de “yo puedo”, entraban, mientras yo sólo me consolaba con ver las cartulinas de las chicas; que a medio vestir anunciaban actuarían.

Ya era mayor de edad, traía dinero para pagar, entonces ¡que me decido!. Llegué a un centro nocturno, a dos cuadras de la estación del metro insurgentes, me había puesto mis mejores ropas y ¡claro!, de inmediato una chica me condujo a un pequeño balcón desde donde podría ver el show.- ¿Qué vas a tomar?.- Un coñac (cognac), contesté con toda seguridad.- ¿Te lo traigo con una coca cola?. - Sí, si claro.- ¿Para mi puedo pedir un champagne?.-Sí está bien.- Ah que confiancitas, pensé. Pero mi vanidad descartó de inmediato esta idea, por lo que me dije, ¡que pegue traigo!, y no está nada mal la muchachita. Debo aclarar, que siempre había escuchado que el coñac era una bebida riquísima, haciendo que mí imaginación vagara por un camino totalmente diferente de la realidad. .- Se sentó a un lado de mí y levantó su copa.-¡Salud, corazón!.- Me dijo mí acompañante.- ¡Salud!, contesté a secas.- ¡Sííí!, era eso, realmente me sentí un galán, con dos pequeñas frases y ¡desde luego!; mi presencia ya me decía ¡corazón!. Razón por la que, con la mejor de las poses llevé la copa a mi boca, probaría “el manjar de los dioses”, le di un tremendo sorbo y… ahhh, me estaba quemando, sentía que me ahogaba, pensé en escupir, pero cómo frente a tan bella mujer, tomé la botella de coca cola, combiné en la boca ambos líquidos y tragué hasta vaciarla. Después de recuperar el aliento, me sentí “descobijado” (descubierto), por la dama. Le comenté lo que era más que evidente.- Es la primera vez que pruebo el coñac y la verdad también la primera que entro a un lugar de estos… Dado que ya me había percatado de las intenciones de la muchacha, basándome en lo que ocurría en otras mesas, terminé confiándole que tenía que administrar mi dinero. .- No te preocupes, yo voy a “fichar” un rato y me doy mis vueltas contigo. No hubo más, pagué la cuenta una vez concluido el show y salí del lugar. Me fui a hospedar a un hotel de “mala muerte” pero al fin hotel.

Me levanté tarde, lo más posible considerando la salida del hotel, dirigí mis pasos en busca de otra novedad, después de unas horas “tropecé con “El Siglo 20”, se trataba de un antro donde había pasarela. Comenzaron a desfilar las mujeres y ¡que barbaridad!, si me lo hubieran dicho, difícilmente lo hubiera creído, entraban vestidas pero conforme avanzaba la pieza que aparentemente bailaban, se desprendían gradualmente de ellas, para quedar totalmente desnudas, no conformes, seguramente imaginando que entre los presentes había algún ginecólogo, o tal vez alumnos de fisiología; mostraban lo más posible sus atributos. Desconcertado y excitado, pero como “buen hombre de mundo” aguanté muy contento el hasta el final.

La mañana siguiente aún me sentía “inquieto”, sin pensarlo más me dirigí a la colonia San Felipe, sabía que corría cierto riesgo, pero la inquietud era mayor. Había notado que para algunas de las muchachas que frecuentaban el café no pasaba desapercibido.

Normal, el dueño me invitó el café y pastelillo acostumbrados. Fueron llegando los “parroquianos” hasta que nos reunimos unas 20 personas. Me dirigí a uno de ellos, sin seleccionar; eso era lo de menos, lo importante era enganchar en la conversación a los ahí reunidos..- ¡Que crees, ayer fui a un antro y hubieras visto!.- ¿ En serio ¿y como estuvo?.- Haciendo una mueca, inflando los cachetes resoplé; logrando atraer la atención de los distraídos.- ¡Hubieran visto!, dije dirigiéndome a todos y todas..- Las “chavas” ¡y que chavas¡ , enfaticé .- Omitiendo a propósito el incidente vergonzoso del coñac, el resto lo “puse sobre la mesa”. .- Una muchacha que estaba presente, haciendo gala de “madurez” intervino.- Yo no se de que se “espantan”, es sólo el cuerpo desnudo de una mujer.- Dirigiendo las palabras con la mirada; hacia otras muchachas que estaban presentes..- El comentario me motivó a verla con más cuidado. Era guapa, cuerpo delineado en fin me dije “califica”.- ¡Por supuesto!, pero es increíble que en la actualidad existan muchas personas con una mentalidad muy limitada.- Respondí sin aparentar mayor interés. Sí, y se debe a la poca cultura; además de que siempre los adultos nos quieren ocultar las “cosas”, contestó la aludida. La conversación era escuchada pero sin mucha atención por la mayoría.- Vamos a atracar (asaltar, robar) al puente, quien viene.- dijo uno de los presentes.- La mayor parte de los muchachos salieron y las muchachas se levantaron de la mesa argumentando que ya era tarde. Nos quedamos ella y yo, fuimos profundizando el tema iniciado, hablamos de Sigmon Froid (Freud) y sus teorías, (Se hacía necesario, “era culta” ) Una vez recordando rápidamente que: era judío, estudió en la universidad de Viena, algunas de sus obras de mayor reconocimiento como: “La interpretación de los sueños”, ”Tres combinaciones a la teoría sexual” y “Psicología de las masas y análisis del yo”, terminamos, mostrando cara de sabedores, señalando que había muerto en 1939. Nos adentramos en el tema de la masturbación, cosa que aceptó practicar muy frecuentemente.- Yo trataba de mantenerme en pose de hombre culto; y además de mucho mundo. Me dijo tenía que llegar a su casa y de inmediato me dispuse a acompañarla. Al llegar, me pidió esperara un momento para avisar que ya había llegado, salió y retomamos; el por demás excitante e interesante tema, estableciendo que era muy normal y natural. La invité a caminar un poco, unos veinte minutos y nos encontrábamos a unos pasos del “Cemerca”, donde convergían el “gran canal” y el “río de los remedios”, donde había visto unos tubos enormes que utilizarían más tarde para entubar una parte del río. Aunque muy riesgoso era también emocionante, nos adentramos y sin mediar muchas palabras, el tubo fue testigo de la pasión desbordada.

Después de visitar diferentes lugares, me dirigí al sur del país, en Acapulco me hospedé en un hotelito de nombre “Vacaciones”, conocí el yate “Fiesta” en el que; abusando que había barra libre, tomé hasta que surtió efecto en complicidad con la marea, me dirigí al baño del yate, estaba “saturado”, la tasa se derramaba de vomito igual que el lavabo, el barco se mecía y yo con él, para evitar caer, instintivamente me quise agarrar de lo más cercano y… ¡Sí!, que asco, metí la mano al lavabo y al sacarla; escurría y goteaba la baba con algunos ingredientes adicionales, de inmediato la volví a llenar con creces.

Poco después visité, Tabasco y Campeche, seguramente hubiera continuado, pero el dinero ya escaseaba y decidí regresar al Distrito Federal.

Mi Primer Empresa

Mi primer “Empresa”

En el taller había un carro viejo abandonado, las relaciones con los familiares de Tony a raíz del incidente con Hernán; no eran del todo buenas. Agradecí la hospitalidad y me fui a vivir al taller.

Pasaron muchas “cosas” durante mi primera etapa como “empresario”, pero sólo les comentaré algunas; que considero más relevantes.

Resulta, que José; el dueño del taller clandestino me ubicó y fue a visitarme, me comentó que habían tenido un accidente en la “curva del diablo” por Ecatepec, estado de México, así se conoce hasta la fecha, y que él no podía dar la cara para realizar el trámite ante las autoridades. .- Quiero pedirte de favor, que te hagas cargo; parte del carro quedó en el río de aguas negras y si lo dejo mucho tiempo se va acabar.- prosiguió.- Por dinero no hay problema, además te doy algo para ti.- No podía negarme por diferentes razones, acepté y realicé sin mayores problemas los trámites, pero sí fue necesaria una buena suma de dinero. El carro fue llevado a mi taller para su reparación. ¡Grande fue mi sorpresa! Cuando José me presentó al hojalatero; que identifiqué de inmediato, aunque no se lo hice ver, ya que él no me reconoció.

Resulta que se trataba de un tipo que hacía unos años yo le había pegado por pasarse de listo con mi hermana Alicia. Durante mi “regreso efímero” a la casa, una mañana, mi mamá y hermana platicaban en la puerta de la casa, paso el tipo por la banqueta y simulando estar borracho le tocó un nalga a mi hermana; quién de inmediato me gritó mientras le tiraba unos golpes al fulano. Yo, salí de inmediato, todavía no sabía de qué se trataba, pero intuí lo que sucedía; por lo que le di un fuerte empujón que cayó al piso.

Dejé que se levantara, al hacerlo sacó una navaja y me hacía “fintas” amenazando con cortarme, contrarresté sus “fintas” y le acomodé una importante patada en donde convergen las piernas y se dobló, para continuar literalmente a gatas su camino.

Todo esto, mientras mi hermano Mario, el mayor, mi mamá y hermana, veíamos su graciosa huida.

Esta vez era diferente, iba como amigo de José y además como el oficial hojalatero que repararía el carro. No creí prudente recordarle el incidente.

Pocos días más tarde, el carro salió del taller, pero lo delicado es que José ya me había encontrado y realmente no me interesaba cultivar su amistad.

José me comentó, que la costurera que una vez acompañé a la parada del camión estaba próxima a dar a luz, lo malo era que aseguraba que yo había sido el “héroe”. Le platiqué a José cual había sido mí relación con la muchacha, y él me comentó.- Pues ella dice que el hijo que espera es tuyo; y se lo dijo a sus tíos que son judiciales, te lo digo como “cuates” para que te cuides porque te andan buscando.- Te agradezco que me avises; pero no hay problema porque yo no fui.-.

Caminaba frente al taller, esperando a Oscar, el mecánico, para abrir. Unos tipos en la patrulla se me quedaron viendo, yo ingenuamente sostuve la mirada. Rápidamente se bajaron del auto y me agarraron, pensé que se trataba del caso de la costurera.

Una vez que me revisaron, me pidieron “amablemente” a empujones que subiera a la patrulla, comenzando con el interrogatorio. ¿Donde vives? , ¿A que te dedicas?, ¿Cuál es tú nombre?, Etc..- Contesté a sus preguntas, sin embargo, no querían creer que vivía en el taller.

Unos 30 minutos y seguían paseándome en la patrulla, no dejaban de amenazarme con ir a la casa de mis papás, a lo que yo les decía que si querían los llevaba aunque estaba retiradito, en el estado de Guanajuato. Pregunté.- ¿De que se me acusa?.- Me dijeron que estaban buscando a un violador, lo que me causo gracia y no pude contener la risa, lo que a ellos no les causó mucha gracia. Me escapé de una “calentada” (golpes). Afortunadamente, pasábamos frente a unos baños públicos; salían dos tipos, uno de ellos vestía un pantalón negro muy ajustado y con unas botas muy sugestivas, y una camisa desabotonada con estampado en flores, evidentemente era un homosexual con su compañero de aventura.

Uno de los policías, supongo el de mayor rango le dijo al que manejaba.- ¡Párate, párate, mira lo que nos encontramos! El carro se detuvo y dos de los policías bajaron y de inmediato subieron junto con la “parejita”. Al Verles sus gestos, la imaginación me traicionó, pensando en el contraste de seguramente unos minutos antes, cuando todo era “color de rosa”, me provocó un ataque de risa; y uno de los mariconcitos no me ayudaba nada, porque se puso a llorar como todo una dama, al tiempo que amenazaba a los “polis” con denunciarlos. Terminaron dándole unos cachazos y después de quitarles sus relojes y el dinero; los bajaron de la patrulla. Yo continuaba muy sonriente, uno de los policías me insistía.- ¿Y tú de que ríes? Pero no podía contestar, sólo me limité a señalar a la parejita que ya se encontraba distante.

.-Te vamos a llevar a la treceava delegación, a ver si cuando estés encerrado sigues tan sonriente.- No hay problema, yo no he hecho nada malo, pero si quieren llevarme está bien, me la puedo pasar mejor que afuera, me dan de comer y tengo gratis donde dormir.- viendo mi actitud.- Ya güero, caite con lo que traigas y bájate.- No traigo nada, ¿si quieren revisar?.- Mira si te pasamos a la “báscula” y traes algo te lo quitamos y te damos una “calentada”.- Con seguridad volví a decirle.- No jefe, no traigo nada, esperando que no me revisaran, porque en una carterita llevaba un billete de a $100:00 pesos doblado en cuatro. ¡Órale pues, ya bájate!.- ¿No van a regresar por el rumbo en que me subieron? Para que me den un “raite”. .- No te pases de chistoso y bájate. Me bajé y unas dos horas más tarde regresé a la San Felipe.

Respecto a la “costurera” Tuve noticias más adelante; y José después de que su carro salio del taller; dejó de visitarme y si me buscó nunca lo supe.

La relación con Juanita continuaba, pasaba por mí todos los miércoles a las 7:00 pm. para ir directamente a un lugar privado.


Sucedió que uno de esos miércoles de pasión, llegó acompañada de su hermana lo que de ninguna manera me gustó, no quería involucrarme más allá. Razón por la que decidí dar por terminada la relación, no sin antes platicarlo.

El siguiente miércoles, antes de subir a su carro.- Hoy no puedo salir, si quieres nos quedamos aquí en el taller. Le dije para desanimarla.- ¿Pero como…? iba a decir algo .- No te preocupes, me adelanté, podemos meternos al carro; en el que me quedo a dormir.- Bueno vamos.- El taller obviamente ya estaba cerrado, entramos por una puertita trasera y no había iluminación; lo que causó que ella metiera un pie en una canaleta llena de lodo con aceite. Nos subimos al carro y ya se imaginan, estábamos con “carita feliz” cuando se me ocurrió limpiar un poco el medallón del carro para quitarle lo empañado y ¡sorpresa!, al ver que unas vecinas de la casa de junto; desde la azotea estaban muy entretenidas analizando el movimiento del carro y quizá observando las técnicas utilizadas.

Hablé con Juanita, le manifesté mi disgusto por la visita anterior con su hermana y terminó la relación.

Comencé a visitar con cierta frecuencia el café “diana”, el lugar era frecuentado básicamente por muchachos y muchachas, supongo que la ventaja de que estuviera a dos cuadras de la iglesia de la “San Felipe”, permitía que los papás; fueran muchas veces engañados, y que en lugar de acudir a misa y dar la limosna, sus “cachorros” iban al café a convivir con sus amistades. Conocí a muchas personas, El tema de mayor “rating”, era el relacionado con sexo, supongo por las edades y la poca información de los que ahí nos reuníamos, seguido en menor escala por los referentes a las aventuras, idilios y finalmente, temas sociales, política y religión.

Generalmente, me gustaba iniciar la conversación; apoyándome con un chiste un poco malicioso, si el caso lo ameritaba, dado que una nueva integrante en la mesa; pudiera ofenderse con el tema de moda, de esta forma podía ver sus expresiones, para continuar subiendo el tono hasta argumentar “Es de lo más natural hablar sobre sexo o de temas que nos interesa saber”.- Soportando mi “conferencia” en la última revista o libro leído, intentando mostrarme lo más “profesional” dentro de mis grandes limitaciones.

La necesidad de criticar las diferentes líneas de autoridad, empezando por los papás, pasando por los dueños de los medios de producción y haciendo trisas a la religión. Como si los ahí reunidos fuéramos expertos teólogos y eruditos en cualquier materia. Llegábamos a conclusiones, muchas veces, por no decir las más de las veces, inducidos por quién con mayor seguridad hablaba.

Una noche, me encontraba placidamente dormido en el taller; dentro de “mi carro viejo”, escuche que golpeaban una de las dos cortinas del taller, con precaución me asomé para ver de que o quién se trataba, eran unos “chavos” (muchachos), que poco antes dejara en el “café”, cantaban muy alegres, los “acompañaba” una botella de vino y supongo otras ya las traían “puestas”..- Venimos a invitarte una cuba.- dijo uno de ellos arrastrando la voz.- Esperen ahora les abro la puerta de atrás.- En la siguiente ronda la botella quedó vacía, por lo que de inmediato nos cooperamos para ir a comprar una o dos más.

El taller se ubicaba en la calle de “Hidalgo”, casi esquina con la avenida “León de los Aldama”, sólo había que cruzar el “camellón” de la avenida para llegar a la “vinatería

Dada la hora, la “vinatería” estaba cerrada, pero como saben; atienden a través de una ventanita, un muchacho estaba siendo atendido cuando llegamos, razón por la que esperamos unos metros antes, mientras uno de “mis amigos” se acercó para esperar su turno. De pronto se acercó con sigilo un muchacho con un cuchillo y estuvo a punto de clavarlo en la espalda de mi “amigo”, afortunadamente yo lo había visto y sin pensarlo le propiné un fuerte empujón logrando que él cayera a la banqueta, lo seguí y antes de pudiera incorporarse totalmente le di una patada en la cara, logrando levantarlo para que cayera nuevamente. Dejé que se levantara, saco una navaja y se puso en guardia, mis otros acompañantes se abalanzaron contra él y corrió como quien va a recibir herencia por el camellón; mientras aventaba una bolsita de cuero con algunas monedas, distrayendo nuestra atención.

Resulta que la persona que estaba comprando, era su “cuate”, abrazaba espantado tres botellas, mientras dos de mis compañeros lo sujetaban amenazantes con el cuchillo que el otro había dejado caer. Me acerqué y les dije que lo dejaran, que él no tenía nada que ver y me apropié del cuchillo. Una vez le comentamos como había iniciado el asunto se retiró.

Todavía nos encontrábamos comentando el problema, cuando llegaron dos carros viejos, saliendo como poseídos una buena cantidad de muchachos, armados con machetes y palos.- ¡Esos fueron!, dijo uno de ellos, que de inmediato reconocí, pues era evidente, traía media cara desfigurada.

Se trataba de la pandilla “del mano negra”, de la colonia 25 de julio, me adelanté y era “el mano negra”, nos reconocimos y le dije como había estado todo, señalando que yo sólo le había pegado a su “cuate”, aclarando que no había sido en montón, inclusive mencionando a nuestro favor, que al otro “chavo” lo habíamos dejado ir sin ninguna bronca. Viendo que él me escuchaba ya tranquilo, le entregué el cuchillo de su “cuate”. Él le reclamó al “golpeado”, quién previamente, según supe, le dijera otra versión.

Se despidió, y con él también el tremendo susto, los que en principio iban o aparentaban estar borrachos, para esas horas mostraban total lucidez, nos regresamos al taller para recuperar un poco la borrachera.

El taller no dejaba mucho dinero, pero me di cuenta que cada vez era menos, por lo que sospeché algo no andaba muy bien. Interrogué a Martha, una muchachita, hija de la señora que vendía sopes en un negocio frente al taller.- ¿Cuándo no estoy en el taller tú has visto que llegan “chambas”(trabajos)? ella inocentemente o con sinceridad, no lo sé, me dijo .- Sí seguido llegan y Oscar los atiende.- Razón por lo que un viernes le dije a Oscar, mañana voy a salir y regreso un poco tarde. Al día siguiente, esperé a cierta distancia; escondido para ver el movimiento en el taller. Llegó el primer cliente y después de unos 15 minutos se fue, llegó otro y pude ver que Oscar hacía algún trabajo, imagino calibrando los frenos, se retiró y llegó un tercer cliente. Consideré suficiente, me acerqué al taller y .- Que pasó Oscar, ¿que a habido? .- Está “muerto” ( no hay trabajo), este es el primero, agregó. A lo que le contesté.- ¿Y que los otros dos no cuentan?.- Él estaba sobre el motor del carro con el desatornillador en la mano y de inmediato se abalanzó contra mí, logré agarrarle la mano y lo desarmé para abrazarnos forcejando, nos separamos un instante y lo “invité” a pasar dentro del taller para evitar ser vistos por algún policía y los curiosos que no faltan.

Nos aliamos a golpes un buen rato, logré abrazarlo del cuello y lo estampé en repetidas ocasiones en una columna de cemento, un sobrino de él de unos 10 años de edad, que con frecuencia estaba en el taller, con el propósito de que fuera aprendiendo el oficio, al ver la situación me comenzó a tirar algunos golpes y sólo lo empujé para hacerlo a un lado, él se cayó sobre un cigüeñal de un motor desarmado fracturándose el brazo.

No fue una fractura expuesta, pero al ver como una parte del brazo le colgaba en ángulo, me enteré de lo que sucedía. Dejé a Oscar para tratar de atender al niño; que lloraba del dolor. De inmediato Oscar me dijo.- ¡Ahorita mismo voy a demandarte!.- abrazó a su sobrino y salieron del taller, uno sangrando y medio deforme por las huellas de la “batalla” y el otro agarrando su brazo.

Me preocupé por la amenaza de la demanda y me vino a la mente, el pendiente respecto a los tíos de la costurera, porque apenas hacia unos dos meses, me había enterado que supuestamente me habían ido a buscar.

Cerca del taller, estaba otro, pero en el que arreglaban motocicletas, el dueño me había dicho; que cuando quisiera traspasar, él estaba interesado. Rápidamente baje las cortinas del taller, me amarré un trapo en la mano, donde con una cuchilla durante el pleito me había hecho una pequeña herida y fui a ver al de las motocicletas, el trato fue muy fácil, no puse ninguna objeción en su propuesta, le entregué los documentos, tomé los diez mil pesos y me fui.

El traspaso del taller había sido muy barato. Sin embargo, no incluía herramientas; por lo que más adelante, ya que las “cosas” se calmaran, regresaría para venderlas.

Visitas a la Familia

Visitas a mi familia


Un poco antes de convertirme en “empresario”, Tony y mi hermana se habían hecho novios, en pocas ocasiones lo acompañé a mi casa. Una ocasión, caminando por uno de los corrales, mi papá se acercó y tranquilamente le dijo.- Mire joven, como amigo de mi hijo es bien recibido, pero como novio de mi hija no puede andar paseando dentro de la casa.- Tony asustado, sólo pudo decir.- Sí señor está bien.- Apenado con mi amigo, le recordé que las costumbres eran distintas. A partir de ese día, él platicaba por la ventana que da a la calle, mientras yo aprovechaba todos los momentos para platicar con hermanas y hermanos.

Tenía en mente hacer una visita “triunfal”, ese día Tony no podía acompañarme, así que agarre carretera en mi v.w. y me fui al rancho, llegué como de costumbre temprano, estacioné mi auto frente a la casa, esperé un poco a que salieran a “investigar” quien llegaba, al estar seguro de que ya me veían, cerré las aletas de las ventanillas traseras y estaba por salir del carro, cuando me abordaron mis hermanos.- ¿Es tuyo?.- preguntaban uno y otro, a lo que respondía sonriente y satisfecho.- ¡Y tuyo también!.- Ya saben después me las arreglaba para conversar y hacerles bromas a todos y cada uno.

Con mi papá esa vez fue distinto, estaba tranquilamente almorzando en la cocina, cuando él llegó a hacer lo propio .- ¿Y En que estás trabajando?.- Muy orgulloso le respondí.- Trabajo en Filter Queen, en el departamento de crédito y cobranza.- Con razón, pues ya tienes manos de señorita.- La agresión fue seca y directa.- No todo el trabajo se hace con las manos, pero si es necesario, todavía puedo ponerles la muestra a mis hermanos y a usted.- Quiero ver si es cierto, estamos limpiando uno de los corrales y hay que llenar el camión de estiércol.- ¡Claro!, vamos.- me coloque unos guantes de estambre que encontré a la mano y decidido acompañé a mi papá. Comencé a un ritmo fuerte, unos minutos y ya estaba sudando, los guantes se desgarraron y sentía como las ampollas se rompían adhiriéndose a lo que quedaba de los guantes, mi papá a un ritmo mucho más lento, me veía de reojo, mostrando una risilla de satisfacción. Llenamos el camión y m fui a curar las manos.

Al día siguiente, dado que una de las llantas dejaba prácticamente ver el aire, le pedí a mi hermano Ignacio que me acompañara al pueblo de Juventino Rosas, para comprar “un gallito” (llanta de reúso).

Hablamos con el dueño, escogimos un par de llantas, le ofrecí un reloj a cambio, todo iba bien, estábamos afuera del local, mi hermano quitaba las tuercas de una llanta.- Buenos días.- se oyó a un señor saludar, mi hermano levantó la vista y dijo.- Buenos días “viejito”.- Era un señor maduro, pero ciertamente no era un “viejito”.- Viejita tu chin… madre.- contestó el aludido.- ¿Qué así te llevas con él?.- Le pregunté a mi hermano.- No oí lo que dijo, ¿Porqué, que dijo?.- Le repetí lo que había dicho y nos dirigimos al interior del local donde se encontraba el “viejito”.- ¿Qué paso “viejito”?.-Le dijo nuevamente mi hermano, mientras le daba unas palmaditas en el estómago.- El señor le aventó la mano muy enojado y dijo algo entre dientes.- Yo ya me encontraba un tanto “inquieto” por lo que había dicho antes y conociendo a mi hermano, sabía que él no acostumbraba ese tipo de trato.- ¡Si tiene muchas ganas conmigo se arregla!, lo tomé del brazo y jalé fuerte guiándolo hacia la puerta del local, de inmediato me quité el reloj que ya prácticamente no era mío, él se dirigió a su camioneta, pude ver que era “contador” puesto que a cada paso hacía un balance, bueno sucede que tenía un problema en una pierna. Al salir para ajustar cuentas ¡sorpresa!, me apuntaba con una pistola que extrajera rápidamente de la guantera de su vehículo.- “Aquí te vas a morir hijo de tu …,”.- Mi hermano me jaló del brazo y me dijo ¡déjame a mí!.- Suelta la pistola y nos arreglamos, le dije al “viejito”.- Él encañonaba primero a uno y luego a otro, dependiendo del que se adelantara un poco, creo que trataba de evitar ser sorprendido.- Fueron sólo unos instantes.- “Si he sabido que te cagas, ni los calzones te pongo.- Dijo mi hermano.- Después de acordar, que cuando él y yo nos encontráramos, sin más, haríamos uso de las armas, cambiamos las llantas y nos retiramos. Este incidente años más tarde continuaría.

Al día siguiente, me despedí de la familia y regresé a la ciudad de México.

Sunday, November 20, 2005

De regreso a la colonia "San Felipe de Jesús"

Por ese entonces la colonias San Felipe; y la vecina “25 de julio”, eran reconocidas como de las más peligrosas. Se manifestaba la descomposición social en toda su expresión: pandillas, drogadictos, rateros de toda clase, etc. ¡Claro, también existía un comercio en auge que hacía atractivo el rumbo para los grupos antes citados.

Tuve la oportunidad de integrarme a cualquier grupo si lo hubiese deseado, pero nunca estuvo en mis planes hacerlo. Sin embargo, puedo asegurar, aunque no presumir, que prácticamente conocí a todos esos grupos y a sus integrantes

Los fines de semana, iniciando los viernes por la tarde noche; agudizaba el oído para descubrir cualquier sonido que pareciera música, me daba un baño a jicarazo; utilizando una cubeta, vestía mis mejores “atuendos” y me desplazaba al lugar. Gracias a que en esos tiempos las fiestas se realizaban a “puertas abiertas”, entraba “triunfante” saludando a los presentes aunque no los conociera e identificando a los dueños de la casa y familiares. Haciendo gala de Socializador me sumaba para atender a los “invitados” y a los invitados también, contaba chistes, identificaba los temas de interés de los grupos más grandes o de mayor peso en la fiesta y me integraba de manera activa. ¡Desde luego!, al compartir el pan y la sal, de ninguna manera me relegaba, por el contrario precisamente era en donde con más ahínco participaba, sin dejar de reconocer que también en el baile le ponía muchas ganas; previa identificación de la muchacha más bonita o bien de la festejada. Muchas veces terminaba durmiendo cómodamente en la casa de la fiesta, ¿Por qué no?, si ya éramos “grandes amigos” desde la noche anterior, más aún, haciendo acopio de mi indudable gratitud me quedaba al recalentado.

Claro, hacía las veces de “payaso con careta desgastada”, como lo dice el gran cantante Javier Solís en una de sus canciones, “Ante el mundo estoy riendo y dentro de mi pecho el corazón sufriendo”. No me interesaba dar a conocer la situación en que vivía, por el contrario quienes me trataban añoraban mi “libertad”.

Si, llegué a tener problemas con muchachos que integraban pandillas, pero siempre trataba de ser exclusivo; buscando al jefe de la banda para arreglar de una forma u otra el asunto, de esta manera mi estatus en este ambiente se veía bien librado.

Una noche como cualquier otra, ya estaba dormido cuando golpearon la puerta un grupo de muchachitos; donde el mayor no llegaba a los 16 años, este era el jefe de una pequeña banda le decían “el sargento”. Abrí la puerta y.-Queremos tomarnos esta botella aquí en tu cuarto, danos chance.- dijo el jefe.-No, no puedo; mañana tengo que ir a trabajar temprano, otro día les doy chance.-Cerré la puerta y me dispuse nuevamente a descansar, mientras recordaba que al llegar del trabajo los había visto en la banqueta de la calle “espulgando” (quitando las semillas a la marihuana). Todavía no conciliaba el sueño, cuando un fuerte ruido y unos vidrios rotos cayeron sobre mi pecho, habían roto los cristales de la pequeña ventana que se encontraba precisamente en la parte superior de donde estaba mi catre. Tomé la navaja (007) que utilizaba para cortar las legumbres cuando preparaba mis alimentos. Abrí la puerta y ahí estaban, encabezados por “El sargento”, el “morongas”, el “zorrillo” el “yuca” y otros que no viene al caso recordar.- Vamos a entrar, dijo el “Jefe”, poniendo cara de malo, que a decir verdad no creo que hiciera mayor esfuerzo. ¿Quién es el primero? Pregunté al tiempo que le empujaba la navaja en una pierna, alcanzó a decir un .-¡”p´us yo mero! Y luego un ¡ay ya me chingaste! .- volví a preguntar, en un tono un poquito más agresivo ¿Quién más quiere pasar?.- Mi “invitación” no tuvo respuesta y me fui a dormir.

Hubo represalias, en dos ocasiones, después de llegar de trabajar encontré los vidrios de la puerta rotos, piedras y tierra dentro de mi “residencia”. Decidí enfrentar según mis costumbres al jefe del jefe de la banda.

Me dirigí al “Cemerca”, así le decían a un lugar donde había un mercado con puestos ambulantes; pero fijos en las calles, este se ubicaba donde hacían cruce el río de los remedios y el gran canal, zona de verdad muy peligrosa en ese entonces y no dudo que hasta la fecha. En mi camino encontré a “la Xochitl” y a la “Torombola” , muchachas que en sus ratos de ocio iban a las escuelas para quitarles dinero y demás pertenencias a las estudiantes, pero lo suyo, su oficio o ocupación era el servir de apoyo a su pandilla, atendiendo a los “judiciales”, o restituyendo con sus atenciones alguna fechoría de sus “cuates” (amigos) aprovechando que eran muchachas de moral distraída.

Mostrando aplomo, me interné en el corralón de carros desmantelados, obviamente no se trataba de ningún taller de hojalatería y pintura, al menos esa no era la principal razón por la que ahí se encontraban. Hablé con el Jefe del territorio.- ¡Ya sabes lo que pasó con “el sargento”?.- ¡Si cabr…,! que lo enfierraste,¿ no? .- Si “carnal” , se quiso pasar de vivo.- contesté procurando entonar la frase al más puro estilo chilango .- ¿Y que paso como está?, pregunté, aparentando gran preocupación.- Ya está bien, “no´mas” cojea un poco.- “Pós” dile que ya estuvo, ¿no “carnal?”, porque sigue chingando y la verdad tú me conoces, no quiero darle en su madre.- dije esto último tratando de evitar sonara muy agresivo. Sabía que mi estatus era reconocido por diferentes asuntos tramitados a golpes con algunos jefecillos de la colonia y colonias aledañas, también corría el rumor, mismo que nunca quise desaprobar, que yo pertenecía a una banda muy fuerte que le decían “los vaqueros”. Sale “carnal” ya estuvo, pero no te pases de listo con los “chavos”.- “Órale la vemos”. Fue mi despedida, y el asunto se había solucionado.

Continuaba trabajando en el taller de tejido, resultó que José, el dueño del negocio era paisano, originario de Lagos de Moreno Jalisco, razón por la que pienso una noche de trabajo me invitó a tomar, Llevaba una botella de tequila, aunque por su estado; parecía ya había dado cuenta de una más anteriormente. .- Yo te pago el día de trabajo, pero acompáñame con ésta botella.- Nos sentamos en unas cajas que contenían las bolas de estambre y salud una y otra vez, hasta que no quedó ni una gota en la botella. Él agachado por el efecto del alcohol, arrastraba las palabras con voz garrasposa diciendo.- Ya no aguanto, me siento mal.- En el momento pensé que se refería a su estado físico y me dije.- ¡como no “chiquito” si tomaste como si se fuera acabar!.- Trataba de ayudarlo a incorporarse para que fuera a descansar a su cuarto; que estaba a un costado del taller. .- Ya no aguanto.- repitió, .- Quiero decirte algo, tu eres mi paisano y no vas a rajar.- continuo lagrimeando y dijo.- Es mi conciencia la que no me deja en paz, maté a muchos inocentes.- Ya no dijo más, se levantó para ir a dormir. Yo me sentía mareado pero estaba consciente, sin embargo decidí no trabajar y esperar a que amaneciera para irme a dormir a mi “cuartito”.

Respecto al comentario o confesión que José me había hecho sólo pensé, “cosas de borracho”. Sin embargo, unos días más y la historia se repitió, después de tomar durante varias horas, nuevamente José comenzó con su tristeza y lágrimas, pero esta vez iría mucho más allá de lo que me imaginaba o peor aún de lo que creía sólo eran mentiras.- Te voy a contar lo que pasó, una vez estando en un palenque se armó el pleito y hubo disparos cruzados entre mis compañeros y el otro grupo; pero había personas inocentes, mujeres y niños; y algunos salieron heridos y otros murieron.- Yo escuchaba atento pero hasta ese momento sin creer una sola de sus historias.- Es por eso que no estoy tranquilo.-continuó.- pero de ahí, de este trabajo he sacado a mi familia adelante.- se refería a sus papás y hermanos porque él era soltero.- ¿Trabajo?, pregunté intentando que viera que aún estaba despierto escuchando, porque el tequila ya hacía su efecto.- Sí trabajo para una persona muy importante y me paga muy bien, por cada “Trabajito” que hago son $20,000.00 del águila (pesos), y si no hay trabajos especiales son cinco mensuales, ¿si quieres te invito para que le entres? .- Su propuesta me hizo despabilarme de inmediato, supongo que la cara que puse; fue una mezcla de asombro y de incredulidad y antes de que dijera algo.- Si, si quieres te presento al jefe, pero aunque seas mi paisano, si dices algo yo mismo te mato..- Ahora el comentario me pareció insultante y agresivo por lo que solo atiné a reír un poco con cierto sarcasmo, cosa que él no le dio mucha importancia y que bueno para mí; por lo que unos minutos más tarde pude ver. Salió unos momentos del taller y regresó con un pequeño baúl de madera protegido con un candado que se veía desproporcionado para el tamaño de la caja, lo abrió y me mostró algunas armas, pistolas y unas metralletas conocidas como “coconitas” estás últimas desarmadas, luego unos contratos bancarios que en suma rebasaban los $350,000.00, que para ese entonces representaban toda una fortuna..- Ya bien consciente de lo que pasaba, porque con todo esto, la borrachera había pasado a un segundo término, procurando aparecer tranquilo y mostrando seguridad le dije.- Mira por el momento pienso seguir así trabajando, si algún día cambio de opinión yo te aviso para haber si hay “chance”, por lo otro no te preocupes no acostumbro “rajar”.

Nuevamente mi destino se complicaba, no podía renunciar al trabajo que tenía, sospecharía que yo me había espantado y podría meterlo en problemas si lo denunciaba.

Así me mantuve trabajando en el taller un tiempo, mientras se me ocurría un pretexto para renunciar y obviamente alejarme de José; que sabía me podría involucrar en una de sus fechorías.

Otra ocasión me pidió que lo acompañara a una fiesta a la colonia “20 de noviembre”, celebraban la salida de la cárcel de Guerrero de uno de sus primos, según me dijo.
Antes de llegar a la casa donde se llevaría a cabo la “fiesta”, en la calle nos encontramos a un grupo de muchachos desalineados, quienes de inmediato fueron a nuestro encuentro, no tuve tiempo de suponer, me di cuenta de inmediato que eran conocidos de José a quien saludaron con mucho gusto y luego a mí; mostrando menos entusiasmo. Nos ofrecieron un “toque” (marihuana) José tomó el cigarro y una vez que le dio tremendas fumadas me lo ofreció.- Gracias “ahorita” no tengo ganas, mejor al rato.- nadie le dio importancia a mi respuesta y continuaron fumando hasta que el cigarro les quemaba los dedos.

La “fiesta” ya estaba en marcha, era un pequeño departamento de dos niveles, había mujeres y hombres fumando y tomando, la música a todo volumen, algunos bailaban o intentaban hacerlo, ya que sus pasos eran ridículos y sus movimientos cargados de morbo, mientras que evidentemente sus manos estaban muy ocupadas hurgando debajo de los vestidos de las mujeres, que por sus risotadas; seguramente eran muy cosquillosas y felizmente aparentaban tratar de evitarlo.

José se mezcló entre los demás invitados, yo aparentando tranquilidad no me movía de la equina del sillón tratando de pasar desapercibido, me sentía realmente espantado y muy confundido. El ambiente que prevalecía era nuevo para mí, la “fiesta” degeneraba en una orgía en la parte de arriba del departamento, con discreción veía como subían la escalera las parejitas que se acariciaban sin ningún pudor, pudiendo enterarme que algunos de los invitados aún traían la pistola clavada al frente o atrás de la cintura.

Me terminé el brandy que me ofrecieron al llegar, después ya nadie ofrecía; sólo se tenía que agarrar y servirse, en la primera oportunidad que tuve le dije a José que tenía que irme, sin mayor objeción me despedí de él, de la demás gente no había necesidad.

El pretexto que esperaba encontrar para dejar el trabajo y alejarme de José, llegó pronto sin que lo provocara. Resulta que seguramente debido a mi poco control en la alimentación, empecé a sentirme mal del estómago y a pocos días con fiebre y luego obraba mucosidad con sangre y aunque me atendía preparándome uno y otro té que recordaba mi mamá utilizaba en casos similares, la enfermedad no cedía, al contrario llegó el día en que no pude más salir a trabajar.

Días antes ya había tomado mis precauciones y le comenté a José que estaba enfermo quien me dijo que si necesitaba unos días no había problema, claro el taller como les dije en principio era irregular por lo que no había mayores prestaciones.

Me costaba trabajo incorporarme de mi catre, la comida y el dinero se habían escaseado y por primera vez pensé este es el final.
Contaba con un poco de aceite, una mitad de jitomate un poco seco y media bolsita de pasta para sopa, pero no tenía hambre, irónicamente ¡no tenía hambre! Y recordé una de las frases de mi papá “Si te vas te morirás de hambre”, sonreí para mi y pensé al menos esa parte no se cumplirá.

Bajo esas circunstancias me propuse a luchar y tomé mi máquina de escribir resultando lo siguiente:

IRONÍA

La vida es una ironía
si analizas te das cuenta
que a cada paso aumenta
la ironía en esta vida

Unos ya se mueren de hambre
otros “sufren” en la opulencia
hay quien lucha por comer
otros no tienen conciencia

Muchos decimos amar
luchamos por libertad
mas en nuestro corazón
hay poca tranquilidad

Cuantos se sienten muy justos
que hasta quieren gobernar
olvidando las promesas
que hicieron para ganar

Hay quien llora de dolor
por la foto equivocada
y quien lo hace de alegría
al ver que fue la acertada

Unos se mueren de sed
entre arenas del desierto
otros se mueren ahogados
hasta el agua maldiciendo

Cuantos sufren por “amor”
que hasta marchitan su vida
ignorando que la “flor”
por dentro estaba podrida

Otros quieren conocer
los astros que están afuera
y quizá nunca se enteren
que les dio la luz primera

Los que buscan “un amor”
sufren porque no lo tienen
si lo llegan a encontrar
se enteran cuando lo pierden

No entiendo a los que se empeñan
en ahorrar tanto dinero
y noche con noche sueñan
¡será feliz mi heredero!

Hay quien nace siendo rico
y mal gasta su dinero
al poco tiempo lo vemos
como humilde limosnero

Cuantos explotan sin son
a costa de la ignorancia
fingiendo tener razón
ocultando su arrogancia


Escuche que tocaban la puerta, primero con golpecitos razonables y después más fuertes por lo que haciendo un esfuerzo me levanté a ver de quien se trataba.- Hola ¿como estás? Me saludó José Antonio Sánchez Pérez, “El tony”, un muchacho compañero del equipo de fut- bol, iba a buscarme porque había faltado a jugar y quería que siguiera asistiendo - Mira como estoy.- le dije.- como podrás ver no puedo ni pararme, menos jugar fut-bol .-¡Sí te ves mal!.- exclamó sin disimular.- ¿Porque no regresas a tú casa, con tú familia?.- De hecho él la conocía, pues antes de que se mudara a Guanajuato, cuando viví un tiempo en mi casa, él y algunos otros compañeros de equipo y amistades visitaban la casa frecuentemente bajo el “título” de compañeros de fut-bol de Gerardo, aunque la realidad era para platicar con mi hermana Margarita, menor que yo casi dos años; pero que pronto había dejado la figura de niña por la de una jovencita muy atractiva.

.-¡No!, Prefiero morir aquí que regresar derrotado y en estas condiciones.- Yo traigo un poco de dinero; vamos a la farmacia para que te receten algún medicamento.-Subí a su V. W. azul cielo, la farmacia realmente no estaba lejos, me recetaron algunos medicamentos que él pagó; y de regreso, como parte de mi aportación vomite un líquido baboso dentro del carro; la otra quedó embarrada en los cristales laterales. Me disculpé y regresé a mi catre, él me dijo.- No te preocupes, yo te voy ayudar. Por la tarde de ese mismo día regresó con una pequeña despensa, incluyendo un bistec ya preparado; jugos de fruta y algunos otros comestibles.

Durante varios días no me faltaron comida ni medicamentos, José Antonio (Tony) cumplía con su palabra. Habló con sus cuñados y le regalaron ropa para mí, en unos días me recuperaba y además con la nueva ropa me sentía hasta elegante.

Tony , como le decían en su casa y los amigos más cercanos estudiaba en la UNAM, la licenciatura de sociología y trabajaba en una empresa que vendía aspiradoras, llevando a cabo la investigación para créditos y también realizaba la cobranza para la empresa.

Un día me invitó para que lo acompañara a realizar su trabajo, nos encaminamos rumo a “Villa de las flores” un lugar del norte del estado de México, íbamos platicando sobre temas que él estudiaba y que me parecían de mucho interés. Se hizo una pausa y sin pensarlo mucho le pregunté.- ¿Porque haces todo esto? Seguramente haciendo una mueca de desconfianza.- De inmediato contestó muy enojado.- ¡No soy puto! si es lo que estas pensando.- No claro, no pienso eso, lo que pasa es que nadie se había portado así conmigo, le conteste apenado.

A partir de ese entonces fue y seguramente seguirá siendo mi mejor amigo, me ofreció que podría sacar algo de dinero si le ayudaba a realizar las investigaciones de crédito y sin pensarlo acepté.

Yo acudía a los domicilios para hacer las investigaciones y se las entregaba; para que a su vez él las presentara en la oficina, él dinero obtenido por estás investigaciones era para mi.

Así trabajé unos meses, pero se presentó la oportunidad en la misma empresa para entrar a trabajar de manera oficial como investigador de crédito y cobranza. Necesitaba un carro, era requisito indispensable para entrar, por lo que me hizo recordar que yo tenía una vaca en el rancho y jamás la había vendido o reclamado, le comenté a Tony y más pronto que lo que les platico; acordamos ir de visita al rancho de mis papás y ver la viabilidad de vender el animal.

Hacía poco tiempo, que gracias al apoyo de Tony y buena voluntad de sus papás ya residía en su casa, donde cooperaba con $200:00 pesos semanales. Contaba con baño con agua caliente, comida y cama donde dormir, no claro, no era una habitación para mí solo; de hecho compartimos la recamara.

Llegamos al rancho muy temprano, mis hermanos mayores aún estaban trabajando en el corral; los más pequeños me veían con cierto recelo, después me enteré de la razón. José luis Padilla Márques, un paisano que conociera desde mis aventuras en el río de los remedios a quién indebidamente omití; ya que igual que con su hermano Juan Manuel compartimos muchos momentos gratos. Resulta que José luis, ocasionalmente visitaba a la familia y había llegado a engañar a mis hermanitos, dado que poco me veían, diciéndoles “soy “lalo” no me van a saludar”, aprovechando su parecido conmigo y la expresión utilizada por mi mamá y algunos tíos para mi nombre cuando era pequeño.

Una vez que saludamos a mi mamá y hermanos, esperé a saludar a mi papá, sin darle tiempo para alguna interpretación equivocada a la razón de mi visita,.- Vine para vender mi vaca y hoy mismo regreso a México, agregando con la intención de que viera con buenos ojos mi decisión acelerada de regresar, mañana tengo que ir a trabajar.- Acepto que aproveche al máximo el tiempo para platicar con mis hermanos y hermanas, dándoles una síntesis de lo vivido y más aún, para hacerles algunas bromas.

La vaca se la vendí a mi hermano Ignacio en $5,000 pesos y nos regresamos ese mismo día por la noche. De regresó a México Tony me comentó que le gustaba mi hermana Alicia, (la que le sigue en edad a Margarita),y que pensaba pedirle fuera su novia, a lo que yo simplemente dije .- Tu eres mi amigo y ella mi hermana y la decisión es de los dos, yo solo te puedo decir que las costumbres en la familia son muy diferentes a las que existen en México. Una vez lo puse al tanto de cómo debería ser su comportamiento en caso de llegaran a ser novios, el dijo.- Está bien, no me importa que únicamente podamos platicar a través de las rejas de la ventana, me gusta y pronto voy a regresar para pedirle que sea mi novia.

Con el dinero de la vaca y un poco que tenía ahorrado di el enganche para mi primer carro, un V.W. color azul marino y blanco, arreglado con rines anchos, aletas en los cristales inferiores traseros, respaldos altos en los asientos delanteros y otros detalles, en fin era modelo “viejito”, pero bien conservado.

“Tony” me presentó con la dueña de la empresa, bastó una charla para formalizar mi ingreso al trabajo, claro no tenia prestaciones mayores que la comisión de $ 30:00 pesos por investigación y $8:00 por cada cobro presentado.

Cabe mencionar, que “Tony” hacía honor a la carrera de sociología que estudiaba, siempre estaba pendiente de sus amistades y más muchas veces de sus necesidades, al grado que llegó a “quitarle” los zapatos a su hermano menor “El Chato”, para regalármelos.

Un día que el dinero estaba escaso, fuimos a visitar la taquería de Salvador “Chava”, Un tipo humilde y muy amable, provenía de Zahuayo Michoacán, gracias a la amistad con “Tony” el “descuento” en el consumo fue del 100%.

Resulta que esta taquería era visitada con cierta frecuencia por Pedro Soto, paisano mío y portero del equipo América de primera división; e inclusive alguna vez seleccionado Nacional. En ocasiones lo acompañaba Prudencio “El Pajarito Cortés”, también mi paisano y jugador muy famoso de fut-bol, ambos vivían en la San Felipe, el primero con sus papás y el “pajarito” con sus tíos.

Un buen día, me fui con Pedro y Prudencio a probar suerte en el equipo América, según lo que me dijo el profesor responsable de ver los nuevos talentos, tenía buenas condiciones para hacer una carrera en el fut-bol. Las “carreras” que por ese entonces me preocupaban eran realmente otras, no tenía el apoyo como para dedicarle 3 o 4 días a la semana a jugar, asistí unos cuantos partidos con un equipo de fuerzas básicas y desistí.

El trabajo iba bien, no tanto en lo económico, pero si en otros aspectos. Cuando algún cliente se atrasaba en los pagos, uno de los del área de crédito y cobranza hacía las veces de abogado, profesión que llegué a “ejercer” sin mayor problema. Recuerdo que así fue como conocí a Juanita Silva, una mujer atractiva de 32 años según me confesó.

Ese día me presenté muy temprano en el domicilio de la Sra. Juanita, toqué el timbre adoptando una actitud seria frunciendo un poco el seño. – Hola buenos días, ¿que se le ofrece? .-Aunque su actitud y presencia me pusieron un tanto nervioso, me mantuve impasible, ¡como todo un hombre de mundo de 18 años cumplidos! .- Buenos días, ¿la señora Juanita Silva?.- Sí, soy yo, dígame.- Mire soy del departamento legal de Filter Queen, la razón de mi visita es porque debe algunos pagos.- Dije todo esto rápidamente.- Debería evitar me pidiera alguna identificación. No fue necesario.- Si Joven, no se preocupe, ¿Trae el protector para boucher?, quiero liquidar lo que debo; pero con mi tarjeta de crédito.- No señora, únicamente en la oficina se tiene este protector, pero dígame cuando puedo pasar y lo traigo para que me pague.- No se preocupe, la próxima semana iré a pagar a la oficina, créame sucede que no he tenido tiempo, o ¿cuando puede venir y le doy en efectivo, porque ya me habían visitado anteriormente y pasó exactamente lo mismo.- El próximo miércoles vengo, ¿como a las 8:00 am. Esta bien? .- Sí , joven claro que sí.

El día acordado llegué puntual, ella barría el patio de su casa por lo que no fue necesario tocar el timbre, me quedé callado al verla, dudé en saludarla pues todavía no se percataba que ahí estaba yo, mirando como se transparentaba en su camisón blanco, si largo hasta los tobillos pero….bueno. - ¡Hola, como esta, por lo que veo es puntual.- Sí señora como quedamos a las 8:00 am.- Sentí muy tonta mi respuesta pero ante las circunstancias me trabé. Una vez me pagó, seguimos platicando, resulta que su esposo era dueño de una mueblería y entre otras cosas vendía aspiradoras pero a ella le gustaba la de Filter Queen, también me dijo que él ya era mucho mayor que ella y andaban en el proceso de divorcio y muchas otras cosas más, que entendí rápidamente. Quedamos de salir a tomar un café la siguiente semana.

Nos vimos en el Vips de aeropuerto, llegó tarde 15 minutos y muy acelerada, pues sin más me comentó que debería ir por un amigo a la escuela, quedamos en una próxima cita y nos despedimos.

Al llegar a la casa le platique a Tony sobre el caso, el soltó la carcajada,.- me parece que me estás cuenteando, ¿tú con una señora una cita?.- Sí; y si quieres darme un raite para que te desengañes. El día llegó, y pienso que más por curiosidad y morbo él y otros amigos me acompañaron a mi cita, unos metros antes de llegar al burger boy de la avenida insurgentes me bajé del carro y caminé decididamente al encuentro de Juanita, sabía que mis amigos seguían pendientes por lo que; con cierto disimulo volteaba para checar sus reacciones; y para darle mayor impacto, al saludarla agregué un beso en su mejilla.

Continuamos conociéndonos, “por lo largo de otra cita más”, esta vez fue en su casa. Me comentó que podía ir a verla, que su esposo muy rara vez la iba a ver ya que continuaban con los trámites de su separación. Puso música en un tocadiscos, sacó la botella y recordé a Silvia la señora de Mazatlán. Mandó por jamón a su hijo como de unos 8 años, al menos eso me dijo porque el chamaco no regresó antes de que yo me fuera. Nos encontrábamos disfrutando de una bonita pieza musical; cuando un ruido de motor de carro me llamó la atención, corrí ligeramente la cortina de la sala y pude ver un carro moderno que se estacionaba frente a la casa. .- ¿Juanita, conoces el carro que acaba de estacionarse?. Se asomó y rápidamente me dijo, .- Sí, es mi esposo , háblame “normal”,.- entendí “de Usted”.- Yo me encargo. Subió corriendo y sacó la aspiradora al descanso de la escalera. El señor abrió la puerta y ella se le acerco a recibirlo.- Hola mi amor, te presentó al joven, es el técnico de Filter Queen, vino a reparar la aspiradora..-¡Todo una seguridad pasmosa!.- Que tal mucho gusto, le dije aparentando ser el técnico.- Mucho gusto.- contestó, agregando ¿y que tenía la aspiradora? .- Nada serio, sólo que fue necesario cambiarle los filtros.- contesté, tratando de ser lo más convincente posible.- Que bueno, dijo.- Siga tomando su refresco.- Gracias señor pero la verdad es que ya me iba, debo seguir trabajando. Me despedí.- Hasta luego señora, con permiso señor.

Juanita antes me había proporcionando su número telefónico, al día siguiente creí conveniente reclamar lo sucedido y así lo hice, pero bastaron unas cuantas justificaciones y me dejé convencer, eso sí, me puse “un tanto difícil”, nunca más nos veríamos en su casa; en adelante nos pondríamos de acuerdo para encontrarnos en un lugar y dirigirnos a un lugar más seguro. Claro no me atreví a decirle en ese momento que en el lugar que estaba pensando.

Ya que nos “conocimos” en unas cuantas conversaciones, imperaba el reconocernos en un plano exclusivamente físico, Comenzamos la travesía; lo que nos llevó algún tiempo, dados los incalculables por menores que consideramos practicar. Sin mucho analizar mis conclusiones desde la primera ocasión, fueron que se trataba de una mujer insaciable.

Alguna vez, rumbo a las pirámides de Teotihuacan, escuchábamos en la radio, la entonces canción de moda “Herida de amor” y comentó,-Siempre que escuches está canción me recordarás”.- Sonando como una sentencia y debo decir que se cumplió. .- ¿Sabes?, no sé porque ando contigo, a mí me gustan sólo los hombres guapos.- continuaba hablando.- Tengo que decirte que tú no eres el único, como te has dado cuenta todavía veo a mi esposo; y te acuerdas del muchacho que tuve que recoger en la escuela la primera cita que tuvimos, pues también se llama como tú y ando con él desde que era un muchachito de 16 años.- Estaba sorprendido por su desfachatez, toda esta serie de comentarios y confesiones no me hicieron ninguna gracia, me sentí indignado y llegué a pensar en bajarme del carro y no volver a verla. Sin embargo, me dije “que pierdo, tengo satisfacción gratis”, por lo que se me ocurrió.- Bueno, ahora entiendo porque no podemos vernos con más frecuencia, porque mejor nos vemos sólo un día a la semana, así organizas tus asuntos.- Pensé que me diría que no y más aún que ahí se terminaría todo, pero.- ¡Claro, que te parece los martes a las 7:00 p.m ! .- Nada más por darle la contra le dije – ¿Por que no los miércoles a las 7:00 pm? .- Está bien..- Llegamos a nuestro destino y regresamos sin mayor cosa interesante que decir.

Un miércoles, después de un “intenso forcejeo” de unas tres horas seguidas, en un hotel al que ahora que recuerdo deberían habernos dado calendario, por nuestras frecuentes visitas, regresé a la casa muy cansado; pero seguramente evidenciaba mi rostro la satisfacción “del deber cumplido”.- Vamos a la fiesta del vecino.- me invitó Lupita, una de las hermanas mayores de Tony.- La palabra “fiesta” me reanimó por lo que accedí.

En el patio de la casa había una buena cantidad de sillas puestas en círculo, los anfitriones ofrecían bebidas y bocadillos, la música no era bailable y yo seguía muy cansado, así que sin darme cuenta me quedé dormido, colgando la cabeza hacia atrás del respaldo de la silla, Hernán, uno de los varios cuñados de Tony me despertó metiéndome el dedo en la boca. Lupita le reclamó y yo, amablemente le dije.- ¡Que poca madre!, esperando su reacción para ajustar a golpes su atrevimiento, los ahí presentes no permitieron que pasara a mayores y salí disgustado para irme a dormir.

La opinión de los familiares de Tony sobre mi conducta estaba dividida, sin embargo, a decir verdad, me podía dar cuenta por sus reacciones las “votaciones” no me favorecían. Pues quién era yo, un simple intruso que se atrevía a desafiar a un integrante de la familia.

Por otra parte, en la oficina se presentaba un nuevo abuso, el sobrino de la dueña de la empresa, quien dentro de sus actividades estaba el entregar y recibir la documentación para la cobranza; me dijo que tenía pendientes de entregar unos pagos; aunque la entrega recepción se hacía con firmas, en mi caso utilizaba una ante firma, que tarde comprendí fácil de falsificar. Con mis copias hice lo posible por demostrar su “error” sin lograrlo, él contaba con unos documentos diferentes. Pague y renuncié al trabajo, aprendí a no ser tan confiado con esas personas que suponía eran diferentes.

Dado que necesitaba ingresos para seguir aportando a la casa y cubrir mis gastos menores, unas semanas las dedique a pintar casas.

Por esos días estaban traspasando el taller mecánico en donde Tony y yo llevábamos al mantenimiento nuestros carros, el dueño se interesaba en un carro e hicimos trato, le di mi carro a cambio del traspaso del taller mecánico, sólo existía un problema que por inexperiencia no observé, me dejaba incluido en el “inventario” al mecánico que ya tenía unos años trabajando; y aunque era más o menos de mi edad, según supe ahí se había capacitado desde niño.

Yo no sabía nada de mecánica, Oscar, el mecánico, conocía a los clientes y luego de platicar un rato, acordamos ser socios, yo poniendo el capital y él la mano de obra, de está forma creí mataba dos pájaros con una piedra, pues contaría con el mecánico y él ya no podría demandar como trabajador del lugar.