Tuesday, November 29, 2005

La Depresión

Con muy poco dinero, con la moral por los suelos al digerir pausadamente mi situación, recordado todos los esfuerzos que había hecho, mis ahorros, mí dedicación y trabajo se había acabado rápidamente, sentía una gran depresión y no tenía deseos de empezar de nuevo.

Fui a visitar a mi amigo Salvador (“Chava”, el de la taquería), me recibió con mucho gusto. Cuando le confíe el momento que pasaba, me invitó a que durmiera en el local de su negocio, cosa que acepté y agradecí ayudándole en distintas ocasiones a atender a los clientes y limpiar el lugar.

Me enteré que habían entrado al taller y que se robaron las herramientas de mayor valor, rescate unas cuantas y las vendí. Saque mi cobija del carro abandonado, en ella me envolvía para dormir en el piso del local.

“Chava”, fue o es un hombre de gran corazón, al cerrar el negocio generalmente a la una de la mañana, yo estaba dispuesto a descansar, él dejaba el comal prendido diciéndome, “cenas lo que quieras”. Ante la invitación yo no me hacía del rogar, regularmente me atendía de lo más adecuadamente posible, dado que podría ser mi única comida del día.

Había ocasiones que por andar paseando se me hacía tarde, al llegar al negocio éste ya se encontraba cerrado, esas veces al amanecer, me iba rumbo a algún parque para dormir en el pasto.

Faltaban dos o tres meses para cumplir mis 19 años, “Chava” era seguidor y se puede decir Fanático del equipo América. Los martes por las mañanas íbamos al deportivo “Los Galeana” a practicar fut-bol.

Salió nuevamente la convocatoria para probar suerte en el equipo América, renovando mis ilusiones me presenté. Estaba satisfecho con lo que había jugado, el profesor me pidió mis datos: nombre y edad, me dirigí al vestidor para bañarme, pude ver a algunos muchachos que apenas iniciaban y que después serían famosos como Cristóbal Ortega, Ordaz y algunos otros. Me bañaba felizmente, pensando seguramente cuando salga me dirán la buena noticia, en eso estaba, cuando.- Héctor Gerardo Pérez, gritó una persona fuera del baño.- Si, en un momento salgo; ya casi termino.- El corazón me brincó y la emoción era muy grande, mientras pensaba, de seguro es para decirme que he sido seleccionado. Salí enredado con la toalla.- ¿Cuándo naciste? , preguntó el profesor.- En febrero cumplo 19 años.-¿Ya estás por cumplir los 19?, ¿No puedes sacar un acta de nacimiento con un año menos?, porque la edad límite son 18. .-Sentí que toda la sangre se me iba a los pies, el golpe para mi era demasiado fuerte, ya me soñaba; ganando bien y haciendo algo que me gustaba mucho. .-Voy a ver si puedo conseguirla.- le contesté.

No tenía idea como conseguir un acta “chueca”; y estaba claro que eso no era correcto, por lo que no busque la manera de obtenerla.

La depresión me acompañaba, Sin embargo, me ponía una careta y acudía todos los días al café (diana), ahí aseguraba mi merienda gratis, como les dije, el dueño en cuanto me veía entrar me mandaba un café y un pastelillo. Platicaba como anteriormente con muchachos y muchachas, pero ahora el número de oyentes era mucho mayor; no faltaba quién me ofreciera algo de comer o tomar. Al despedirse algunos de los reunidos me entregaban sus cajetillas de cigarros para evitar que en sus casas se enteraran de su vicio.

Por esos días, conocí a un par de muchachos provenientes de Minatitlán Veracruz, un tanto desarrapados; se mezclaron fácilmente entre los que frecuentábamos el lugar. Varios días continuos se dejaron ver, para después desaparecer por más o menos un mes. Uno de ellos llegó al café, le pregunté por su “cuate”, me dijo que no sabía en donde estaba y se apartó con un grupito de muchachos. Acompañaba a una muchacha rumbo a su casa, cuando pude ver como un tipo lanzaba una piedra al parabrisas de un carro estacionado y siguió corriendo para lanzar una más contra un ventanal a unos metros de donde íbamos la muchacha y yo.- Es ¡”el Mina”!, le dije a mi “amiga”. Él se detuvo, corrió hasta la esquina de la calle y los de la casa salieron tras de él. Al llegar a la esquina, pude ver que “el Mina” caminaba tranquilamente por la banqueta con un brazo al hombro de una chica y en la otra; la chamarra que unos instantes antes se quitara, alcancé a ver que sus perseguidores corrían por la calle buscándolo, después de que pasaran a su lado. Al día siguiente me enteré, que así actuaba cuando fumaba de la “verde” (marihuana).

A unos quince días de este incidente, me encontraba como de costumbre en el café.- y ¡sorpresa!, entraba el otro “chavo” de Minatitlán, estaba irreconocible, ¡limpio!, ropa elegante, reloj, zapatos bien boleados y un corte adecuado de cabello. - ¿A quién robaste?.- de inmediato le pregunté en son de broma.-No, como crees, no le hago a eso.- me contestó muy tranquilo.- Ya en serio, ¿estás trabajando?.- Sí, encontré una muy buena “chamaba” (trabajo).- ¿ Y que no hay “chance” (oportunidad), de entrarle?.- Se mostró un poco nervioso y me contestó.- Aguanta, al rato te digo.- Estaba muy intrigado, ¿como le haría?.- En cuanto hubo oportunidad, ataque de nuevo.- Ahora sí, dime ¿donde trabajas?.- Su semblante cambió, se veía inseguro.- Es que, lo que pasa es que estoy trabajando con una señora de “Polanco”,(colonia donde vive gente con dinero) .- Eres su “Jaime”? (Chofer).- No, no lo que pasa es que… me da pena decirte.- No me digas ¡le estás robando!.- Como crees, mira te voy a decir, pero no lo digas a nadie.- Sale, no te preocupes. (lo cumplí, hasta la fecha nadie sabe quien es o fue, este “cuate”).- Mira trabajo en una casa de citas, ahí van mujeres de “feria” (dinero), y las tienes que acompañar a la mesa.- Me emocioné por la confesión.- Oye que padre (bonito), ¿y no hay vacantes?, le dije con una sonrisa de complicidad.- Sí, si quieres te presento con la señora, pero no todo es como te imaginas.- ¡Claro!, después tienes que manejar y llevarla a su casa y seguramente hasta la cama.- No, ojalá así fuera todo, resulta que una de las mujeres que frecuenta el lugar, ¡una vieja borracha! Como de 60 años o más, con dentadura postiza, sólo quiere que yo salga con ella, ahh, ¡que asco!, después de vomitar; ya borracha quiere tener relaciones, y ayer la dejé en su casa sin acceder a sus presiones, me amenazó con acusarme… de seguro ya no tengo trabajo.-dijo con una mezcla de gusto y melancolía .- Ante su narración, no insistí en la vacante, cambié de tema, preguntando por su compañero de Minatitlán, sorprendiéndome lo que me comentó.- Resulta que se metió con un profesor “mariconcito” (homosexual) y pasadas dos semanas le robó, según denunció el “joto”, una buena cantidad de dinero y algunas joyas, por lo que ahora está en la correccional para menores.- Le deseé suerte y nos despedimos.

Menos mal, “en una correccional para menores” pensé, mientras me dirigía a la taquería de “Chava”, recordando que poco antes me dijeran que al pobre del “guatusi” lo habían matado de una forma muy cruel.- ¡Le extrajeron las uñas y las bolas de los ojos antes de clavarle el cuchillo y aventarlo al canal!.- me dijo un conocido.

Al respecto, tristemente fui testigo de muchos casos, viendo como gradualmente algunos muchachos iban acabando con su vida, consumiendo diferentes tipos de drogas, terminaban con la mirada perdida, con la cara pálida y aún haciendo un último esfuerzo por inhalar el contenido de las bolsas de plástico, pudiendo ser cemento o cualquier tipo de solvente.

Recuerdo a un grupo de señores que se hacían nombrar “El escuadrón de la muerte”, eran personas inofensivas, pedían dinero, sin ser agresivos, decían que “para el “Alcolegio (alcohol) a la gente que pasaba por la calle. Eso no los excluía de ser parásitos de la sociedad. Se reunían en una esquina para tomar alcohol revuelto con refresco o té. Una navidad me hicieron participe de la cena, un pollo hervido en una lata vacía de chiles de tres litros, que un rato más tarde me enteré lo habían recogido de la basura. Quemaban un llanta vieja; con la mirada fija contemplando las llamas, seguramente; recordaban algunas navidades bajo otras circunstancias. Al menos eso pensé, porque era lo que yo sentía. La conversación no existía, parecía que no había nada que decir, que todo estaba dicho, sólo los brindis limitados.- salud.- salud.- ¡Era precisamente lo que menos existía!, pronto supe como se desintegró ésta “banda”, y exactamente, lo que más faltó fue ¡Salud!, ya que el mayor de ellos podría tener unos 35 años de edad cuando murió.

Estos y otros casos me sacudían, ¡No!, no quiero vivir y morir así, tengo que luchar, debo salir “adelante”, debo triunfar en la vida. Estos momentos me permitían reflexionar. No obstante, debido a la falta de seguridad para confiar a otras personas mi sentir, plasmaba en cualquier hoja suelta o servilleta mis pensamientos, logrando evitar caídas de profunda depresión, que pudieran llevarme a tomar decisiones equivocadas, consciente de lo bueno y lo malo.

Para esos tiempos, “el maratón de la vida” era joven, faltaban “muchos kilómetros por recorrer”, pero sentía que las fuerzas me abandonaban, llegando en ocasiones a pensar, que importa si mato o me matan, que se pierde si muero ¡a quién le podría importar!. Afortunadamente, en esos momentos de desesperación no se presentaron “ofertas” que desviaran mi camino.

Intenté incursionar en el ambiente artístico, Una ocasión durante una fiesta en la que era “invitado”, conocí a un grupo de muchachos, hicimos buenas migas, comentaban que hacían fotonovelas y ganaban bien; que si yo quería probablemente sería aceptado. Me dieron una dirección a la que debería presentarme. Al terminar la fiesta me invitaron para que los acompañara a una casa en Cuernavaca para seguir de fiesta.

Negándome calculadoramente, para evitar declinaran la invitación, decidí aceptar. Traían carro, en unas horas nos encontrábamos en una casa un tanto abandonada pero cómoda. Algunos de mis “nuevos amigos” luchaban por quitar las hojas e insectos de la alberca. No me atrevía a preguntar a que hora llegarían las chicas, pudiera parecer impaciente. Uno de los que limpiaban la alberca dejó a un lado la vara con la red y se desvistió como desesperado, recordándome una vez, que tuve que hacerlo porque en el rancho se me subieran unas hormiguitas y me mordían, Quedando en calzones se lanzó al agua., exclamando a manera de invitación ¡está riquísima!.- ¡No se puso traje de baño!.- pensé, cuando vengan las muchachas si que le va a dar pena. Pero, le siguieron los demás, unos totalmente desnudos y otros incluyéndome en calzones.

Unos minutos y poco más en confianza, pregunté.- ¿Y las “chavas”? .- No creí que mi pregunta provocara en todos un gesto de interrogación, haciendo una mueca de extrañados se miraron unos a otros.- No, no van a venir muchachas, sólo estaremos nosotros, la casa es toda nuestra.- Contestó uno de ellos, agregando, si quieres puedes quitarte los calzones, aunque ya los mojaste.- diciendo esto último con una amplia sonrisa; provocando las risas de los demás.

Tomé una buena cantidad de refresco y botana, ellos también sólo que el refresco lo acompañaban con brandy. Me asignaron una cama y supongo al igual que yo dormimos tranquilamente hasta las 8 o 9 am.

El plan para este día domingo, sería llegara a comer a la ciudad de México en un restaurante y por la noche salir a dar la vuelta. Les dije que yo no traía dinero ni ropa para cambiarme.- Por el dinero no hay problema y llegando a México yo te presto algo para que te pongas para la noche.

Llegamos a un departamento, lujoso para mí en ese entonces. Me prestaron un “comando “, una prenda de moda entonces, tenía parches de diferentes marcas de carros de carreras y lubricantes, una especie de mameluco con cierre desde el cuello hasta la pelvis, tenía también un resorte en la cintura, me lo medí y parecía que me lo habían hecho sobre medida.

Fuimos a comer y ellos tomaron bebidas alcohólicas desde el aperitivo hasta la sobremesa, yo los acompañaba con bebidas de frutas que me recomendaban. Parecía que estaban interesados en protegerme, comentando que yo era aún muy chico. Por mi parte, consciente que no traía dinero y la cuenta sería muy alta, evitaba exagerar en mi consumo.

Llegó la noche, ellos ya estaban muy “animados” y continuaba el plan, nos metimos a un lugar donde algunos artistas se presentaban. En dos rondas se terminó la botella de vino, alguien propuso.- Me dijeron de un lugar que se pone muy bien, ¿vamos?. Llegamos, era necesario bajar; como si se tratara de un estacionamiento subterráneo, nos juntaron dos mesas de lámina y las sillas. La luz era muy tenue, permitiendo ver a muy poca distancia sólo las siluetas de las parejas, que por sus movimientos se deducía se prodigaban besos y caricias.

Poco a poco me adapté a la oscuridad y ¡sorpresa!, si eran parejas si se besaban y acariciaban, pero eran homosexuales. Nosotros habíamos pedido una botella con refrescos, acepté una cuba como para tranquilizarme. Intentando ser discreto, miraba hacía todos lados, realmente estaba sorprendido. Entre los nuevos amigos no había notado nada relacionado con esas preferencias sexuales, pero, ¿porque estábamos precisamente ahí?. Frecuentemente, al tomar mi vaso desde una mesa u otra, me decían salud, levantando su copa, yo los ignoraba, intentando mostrar que no tenía el mínimo interés en brindar con ellos. Un “señor” estaba sólo en la mesa, a unos metros de la que ocupábamos, pude distinguir que portaba un bigote abultado y supuse “otro que se equivocó de lugar”, y cuando el levantó su copa y brindó, yo correspondí de igual forma, con una mueca de “yo también me equivoqué”. ¡Pero claro!, el único equivocado era yo, ya que el “señor” se acercó a nuestra mesa y comenzó a decirme una serie de piropos, como si se tratara de un hombre hacía una mujer.- No cabía en mi asombro y nerviosismo, me quedé mudo. De inmediato, uno de mis compañeros de mesa lo golpeo y comenzó una batalla campal, volaban las pequeñas botellas de refresco como proyectiles, él “atrevido” tenía sus “amigas” y no lo dejaron sólo en la lucha. Intervinieron los meseros y sacaron a los provocadores. Regresamos a nuestra mesa para continuar con la nueva botella.- No te preocupes, me decían, nosotros te cuidamos.

Luego de unas cubas, sentí la necesidad de vaciar la vejiga, me dirigí al mingitorio y de inmediato me percaté de las miradas morbosas de algunos, esperando me dispusiera a orinar. Apenas había bajado el cierre hasta la altura de la cintura cuando se acercaron otros más, lo subí rápidamente y sin decir nada volví a la mesa.- No me dejan hacer del baño, “me pueden “hacer casita” (cubrir).- Prestos me acompañaron haciendo un semicírculo, dándome la espalda y regresaron a la mesa, y yo como si se tratara de una inocente “quinceañera” siguiéndolos de cerca.- Un mesero me entregó una servilleta de papel que decía “ Te invito a mi mesa, soy mujer”.- la estaba leyendo y alcé la vista como para ver cual era la mesa #2, una persona levantaba su copa en señal que ella era.- La señora de la mesa dos me invita a su mesa.- dije a mis compañeros, “ahorita” vengo.

Hola ¿como te llamas?, Héctor …., .-¿Tienes compromiso?.- No, no, lo que pasa es que vengo con mis amigos y nos equivocamos de lugar.- Te invito a mi casa y si quieres puedes invitarlos también a ellos, te aseguro que no la pasaremos muy bien. No me dio tiempo de responder, uno de mis “cuates”, llegó apresuradamente.- ¡Córrele ya se armó la bronca otra vez!.- Me levanté como resorte y .- hasta luego mucho gusto.- dije cuando ya iba a unos metros de distancia. Corrimos unas cuadras hasta donde el carro se encontraba estacionado. Sin mayor comentario al respecto. Luego alguien dijo vamos a almorzar a “Garibaldi”, se me antoja una rica pancita. Todos asintieron y yo calladamente también.

Mientras almorzaba, recordaba algunos rincones en los que hacía algunos años me quedara a “dormir” escuchando los mariachis. Regresamos al departamento del dueño de mi vestimenta, se la regresé con las más sinceras gracias y me despedí de los ¿muchachos?, Por razones obvias tenía mis dudas.

Me habían dado una dirección, para que me presentara a una entrevista con la idea de trabajar haciendo foto novelas, la semana siguiente, motivado me presenté, me atendió un señor muy amable, comentando que efectivamente había vacantes para hacer algunas foto novelas y mencionó algunas como “valle de lagrimas”, “fiesta” y otras más. Pero me advirtió que debería presentarme con algunas pruebas de fotografía para la próxima entrevista, “es necesario ver que tan fotogénico eres”, dijo, mientras me miraba de arriba abajo, cosa que en ese momento no le di mayor importancia. .- Oiga, pero la verdad no he tomado clases de actuación.- Ese no es problema, tú tómate la fotos y regresa.

Así fue, una vez que me entregaron las “fotos de estudio”, me presenté. Mi imaginación me había hecho volar, me veía siendo famoso y ganando buen dinero, consideraba también que tenía que dar autógrafos.- ¡Hola! ¿Como estás?, ¿ traes tus fotos?.- me recibió la misma persona que la primera vez.- Si aquí las trigo, haber si están bien.- las sacó del sobre y fue revisando cada una.- ¡Muy bien!, espera un momento, voy a avisar al señor que estás aquí.- Unos instantes y .- Pásale por aquí .- Me guío a la puerta de la oficina, abrió la puerta y me presentó.- Es el joven que le comenté, y se retiró.- Hola, ¿que quieres trabajar?.- Sí, este bueno, lo que pasa es que; le decía al señor que nunca he tomado clases de actuación, pero sí, me gustaría poder trabajar.- Haber tranquilo, tranquilo, no necesitas más que posar y eso no es difícil, me dijo mientras cogía el sobre con las fotografías.- Vio las fotos una y otra vez, seleccionó unas y me regresó el resto..- Mira vamos a ver en que foto novela pudieras participar, ven el próximo martes para afinar detalles ok..- Sí está bien, le extendí la mano para despedirme.- cerraba la puerta cuando.- A propósito, ¿sabes cual sería tu sueldo en caso de participar en alguna foto novela? - Bueno más o menos, la persona que me dio la dirección, me comentó que entre $6000.00 y $6,500.00.- Bueno, ya platicaremos la próxima semana.

Los días pasaron muy lentamente, ya me urgía poder iniciar con el trabajo y con la “fama”. Me preparé a mi manera, leía y releía algunas reflexiones que antes escribiera, esta vez no con el afán de reflexionar sobre lo ahí expuesto, sino con la idea de aprendérmelas y no cometer alguna omisión, si el caso era, me hicieran una prueba de actuación.

Llegó el día, muy puntual me presenté en la oficina, ya me esperaban, porque pasé de inmediato con la persona que me entrevistara la última vez. ¡Hola!, pasa por favor, siéntate.- Sí, gracias.- Pues verás, ya vimos tus fotos y hay oportunidad para que empieces la próxima semana, el sueldo ya lo sabes, son $6,500.00 por participación.- agregó.- Debes saber, que nos interesa rotar a los participantes, la revista sale quincenalmente pero no debemos repetir rostros, por lo que podrías participar en diferentes revistas, así ganarías un poco más.- Sí claro, si me dan la oportunidad, por mi encantado.- Pero si realmente quieres ganar dinero, puedes hacer comerciales, por el momento necesitamos un modelo para trusas “trueno”; y seguro lo podrías hacer muy bien.- Su “muy bien”, no me gustó por el tono en que lo dijo, pero “son mis imaginaciones” preferí pensar.- él continuó.- En donde si se gana por hora y la verdad bien pagada, es posando para unas revistas que sólo salen en el extranjero, lo que sí, es que son desnudos..- Bueno, ya más adelante veremos, primero me gustaría iniciar con lo de las foto novelas.- contesté, mostrando un aplomo lejos de sentir. Mira necesito que nos conozcamos un poco más, te espero hoy a las 7:00 pm. para ir a cenar; después nos vamos a mi “depa” (departamento) para platicar más a gusto.- La forma en que me miraba mientras me lo decía, confirmó mis sospechas, ¡era homosexual!.- Haciendo gala de serenidad.- Si está bien, entonces regreso a las 7:00 pm..- Salí del lugar sorprendido y desanimado, lo que en unos momentos se convirtió en decepción y coraje. Nunca más regresé a ese lugar, que por unos días había sido motivo de muchas ilusiones.

Mi hermana Margarita tenía unos meses de casada, vivía en la 1ª. Sección de Valle de Aragón, relativamente cerca de la colonia San Felipe de Jesús, ocasionalmente iba a visitarla.

Un día, mi hermana y cuñado saldrían de vacaciones por una semana, me pidieron si podía quedarme a cuidar su casa.- Acepté encantado.- La mañana siguiente a mi primer noche en casa de mi hermana, salí a comprar unos plátanos para complementar el desayuno, en el pasillo hacía la calle me topé con una señora acompañada de una bonita niña de unos 5 años; quienes amablemente me saludaron y la señora preguntó por mi hermana.- ¡Claro, que diferente, viven aquí, son personas educadas.- Le comenté lo que pasaba. Desayune, me metí al baño y feliz me dispuse a disfrutar viendo la televisión. Unos minutos y llamaban a la puerta, era la pequeña niña simpática.-“Dice mi mamá que si gusta desayunar”.-, con su voz de niña y una sonrisa muy tierna.- No podía negarme, acompañé a la niña, vivían en la parte superior, de la casa de mi hermana.

Volví a almorzar, unos chilaquiles muy ricos con un pedazo de carne asada acompañados por un café. La señora estaba por cumplir sus 32 años de edad, morena clara, de mediana estatura, cabello negro largo y muy atenta. Unos dos o tres cafés más, y un cuarto de saliva, por tanto que platicamos, ésta última no estaba incluida en el menú. Terminó la visita, que me pareció muy agradable y considero a ella también, invitándome para seguir platicando más adelante.

Durante los días que cuidaba la casa de mi hermana, mis visitas se hicieron con frecuencia y los temas de conversación más particulares e íntimos, ya habíamos roto el hielo (nos hablábamos de tú), Me comentó entre otras cosas, que estaba divorciada del papá de “Vero”, quién de hecho ya no las visitaba, que trabajaba y le iba más o menos bien.

La amistad fue creciendo, yo seguí visitando a Pilar, aún después de que mi cuñado y hermana regresaran de su viaje. Pasaron unos dos meses, me encontraba en su casa muy divertido, conversando se me hizo muy tarde, seguramente pasaba de la una de la mañana.- Bueno ya me voy, ¡es muy tarde!, ojalá “Chava” no haya cerrado la taquería - Es muy peligroso que te vayas a está hora, tienes que caminar un buen rato, pues ya no hay transporte.- y prosiguió, .- ¿Porqué no te quedas en la recámara de Vero y mañana te vas?.- ¿Como crees?, me da pena molestar, es que se me fue el tiempo muy rápido.- Sí a mí también, me gusta platicar contigo.- Tú necesitas quién vea por ti; yo un hombre que me respalde.- ¡Era claro!, me proponía que me quedara no sólo esa noche, sino a vivir con ellas.- Si quieres después platicamos bien, por ahora acepto tu invitación a quedarme a dormir, no dije más.

Las sábanas oliendo a limpio, el colchón blando y la hora de la madrugada, pronto influyeron para quedarme dormido. No puedo decir durante cuanto tiempo, me despertó un pequeño rechinido de la puerta de la habitación.- No he podido dormir.- me dijo, acercándose a la cama para prender la lamparita del buró.- Vestía una bata y camisón de tela transparente color negro, mostrando su silueta a contra luz.- ¿Si gustas te hago un espacio? - Ya no hubo más conversación, se metió a la cama y finalmente ninguno de los dos pudimos dormir, hubo otras urgencias que atender.

Por la mañana, el desayuno en la cama, incluyendo jugo de naranja y huevos con frijoles así como el infalible café y como postre mucho cariño.

Platicamos, llegando a varios acuerdos, por su parte, podría encontrar a un hombre acorde a su edad; y en su caso sólo me lo comentaría y yo me haría aun lado. Acordamos que ella se cuidaría para no tener hijos. Al respecto, ella me confío que un médico le había diagnosticado esterilidad parcial y sólo que llevara a cabo un tratamiento, había tal posibilidad. Por mi parte, le comenté que sólo contaba con 19 años; y que tenía muchas “cosas” en mente, que estaba de acuerdo en que viviéramos juntos pero sin mayores compromisos.
Uno de esos días Pilar me propuso.- ¿Si quieres seguir estudiando yo te ayudo?, así no tendrás de que preocuparte más que de tus calificaciones?. Su propuesta me sacudió la dignidad, el orgullo del que siempre me había jactado.- No, no puedo aceptar de esa manera tu apoyo, voy a trabajar en lo que sea, pero voy a salir adelante.-

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