Saturday, February 11, 2006

Sólo un Cuento (5a. Parte)

¡Era sábado!, más temprano que de costumbre, la familia estaba en actividad, era un hermoso día, los rayos del sol se filtraban por la ventana de la sala. Don Carlos, silbando una canción de moda, revisaba las condiciones del auto, pues no quería sorpresas, el camino no era corto, además saldrían de la ciudad, Lupita se apresuraba a preparar la mamila con la leche de Mary, Carlitos que ya se encontraba listo, trataba de ponerle los zapatos a Arturito, quien insistía muy molesto; en que sólo podía hacerlo- ¿Ya están listos?- Se escuchó decir desde el patio a Don Carlos- Ya vamos mi amor- Contestó con un calambre en el estómago Lupita, sabía que ya tenían un retraso de 10 minutos; y podría ser motivo para iniciar una discusión. Carlitos tomó de la mano a su hermano; que caminaba medio extraño y salieron rápidamente -¡Ya estamos listos papi!- Al verlos, Don Carlos, dejó de silbar para empezar a reír – ¡Que elegantes! Pero traes el suéter al revés y Arturito parece que tiene los pies chuecos- Lo que pasa es que no me dejó ponerle los zapatos, dice que ya es grande, ¿pero no es cierto verdad papá?- Si es cierto, ya estoy grande- respondió Arturo, tirando un manazo a su hermano- A ver, a ver, hijos no peleen, mira Arturito, dijo Don Carlos, mientras se agachaba para mostrarle -Esté zapato va de este lado y este, en este otro pie - Si papi- aceptó Arturito - Carlitos volvió por el desquite- Yo ya le había dicho pero no me entendió- Bueno, lo que pasa es que él apenas está aprendiendo.

Lupita salió cargando a Mary, Buscó la mirada de su esposo para cerciorarse de su estado de ánimo- Afortunadamente el incidente con los niños había distraído a Don Carlos; lo que ayudó a evitar un problemita- ¿Que crees amor?, ya estaba por salir y está niñita se hizo del baño, tuve que regresar a cambiarla –Bueno, pero queremos hijos- Contestó con una sonrisa-

Después de hacer escala en un supermercado, para comprar un pastel y la tarjeta de felicitación, ya iban en carretera, el trayecto duraría unas dos horas - ¿Cuánto falta papá?- Era Carlitos -No empieces a preguntar, todavía falta mucho; mejor duérmete un rato, cuando lleguemos yo te despierto- Pero no tengo sueño- Pues entonces puedes mirar por la ventanilla, ¡pero deja de estar molestando a tu papá!, dijo Lupita alzando un poco el tono- Arturito que dormitaba un poco sudoroso, al oír a su mamá cerca- Mami, quiero agua tengo sed- Si hijito, ahorita te la doy; ¡te traje tu vaso especial!- Yo también quiero agua- También traje para ti, ten Carlitos- Gracias mamá-

Se quedaron placidamente dormidos, Lupita veía el paisaje y escuchaba cantar a su esposo, que tratando de complacer a Lupita intentaba acompañar una canción de la radio. Era verano, el campo estaba verde, los lomeríos presentaban diferentes matices de colores, parecían presumir. En medio del campo, a lo lejos una que otra casita; que bien podía haber sido extraída de la más brillante imaginación. Las volutas de la chimenea se mezclaban con las nubes, el viento apacible traía consigo el olor a tierra mojada de los sembradíos, alguno que otro pájaro aprovechaba para limpiar sus plumas al borde de los diferentes riachuelos que cruzaban la carretera.

- ¿Ya mero llegamos, mami?-Carlos había despertado- Falta poco hijo, ¿ya viste que bonito es el campo?- Si mamá, pero ya nos tardamos mucho- dijo, mientras se restregaba los ojos con ambas manos- Ya vamos a llegar- Oye, mami, ¿por que están esas manchas en el parabrisas? –Son insectos que chocaron y se deshicieron-

Llegaron a la desviación, ahora sólo unos diez minutos por un camino de tierra; escoltado por grandes árboles y llegarían a su destino. Carlitos venia muy pendiente de los insectos que chocaban constantemente en el parabrisas, en eso descubrió a la distancia un carrito de paletas- Es increíble lo que tienen que hacer algunas personas para ganarse la vida- exclamó Lupita- Sí ¡imagínate todo lo que tendrá que caminar para vender unas cuantas paletas!, contestó su esposo.- Papá, mamá yo quiero una paleta- Interrumpió Carlitos- Sí, una paleta- lo siguió Arturito- No, no pueden comer paletas, Arturito ha estado un poco mal de la garganta, contestó en forma determinante Lupita- Yo no estoy enfermo, ándale mamá cómprame una paleta- Insistía Carlitos en tono melancólico- Ya te dije que no, ¿que no ves que si te compro a ti; a tu hermano se le va a antojar? Y él no puede comer hielo- Pero papá, ¡ya se van!, ¡dile a mi mamá que me compre!- Decía ahora en tono chillón, mientras Arturito ya lloraba desconsolado- ¡Ya oíste a tu mamá, no sigas molestando!- El grito de Don Carlos y ver alejarse el carrito de las paletas fue el detonador, Carlitos ya no pudo aguantar y comenzó a llorar- ¿Quieres llorar?, porque si quieres te doy unas nalgadas para que llores a gusto- ¡Como por arte de magia regresó el silencio! Los dos hermanos sólo se quedaron con unas muecas, como queriendo continuar con el dúo.

Lupita hizo las últimas recomendaciones- No quiero que hagan travesuras, se portan bien, saludan a sus padrinos, y mucho cuidado con salirse a los corrales o algún otro lado, puede haber algunos animales peligrosos- Si mamá- dijeron al mismo tiempo los niños.

Ya los estaban esperando, Alejandro y Juanita, sus compadres, al escuchar el motor del carro, salieron a recibirlos. Luego de los saludos y abrazos de rigor. Lupita inició un tanto desafinada pero con buen ánimo- Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, hoy por ser día de tu santo…, le siguieron los demás presentes finalizando con un aplauso, donde también Arturito y Mary participaron.- Pasen, pasen, gracias por venir, pensamos que ya no vendrían- Dijo Juanita, haciendo ademanes, invitándolos hacia la sala- Lo que sucede es que salimos un poco tarde, se “disculpó” Don Carlos, ya sabes comadre, es difícil salir a la hora que se planea- Realmente no había tal retraso, puesto que no existía una hora precisa para llegar, sin embargo era parte de la introducción- Alejandro intervino- Bueno, pero ya están aquí, que bueno que llegaron sin contratiempo ¿gustan algo de tomar, ¿un vaso de agua?, ¿una cervecita?, ¿qué les ofrezco? – Todos pidieron agua, excepto Arturo, quien prefirió refresco de cola, pero no había, así que después de unas lagrimas se tomó el agua.

Te trajimos un pastelito compadre, ándale Carlos ve por él al carro, dijo Lupita- Muchas gracias, pero no se hubieran molestado- No es ninguna molestia, es con mucho gusto- Luego de estas frases hechas y tan trilladas, Carlos fue por el pastel para colocarlo en la mesa, recibiendo un “bravoooo”, de los presentes, con una sonrisa dibujada en el rostro.

Pues como ves compadre, íbamos a comprarte algún regalo, pero luego de platicar con tu compadre decidimos mejor traerte este pastel- Lupita, tocó directamente el tema- Hicieron muy bien, de hecho nosotros pensamos que si tenemos ganas de regalar algo, no es necesario que sea un día impuesto por los comerciales- Que te dije Lupita, si yo conozco a los compadres- De inmediato Don Carlos comentó con cara de “ya la hicimos”. Oye compadre, cambiando de tema ¿y cuando nos dan la sorpresa, cuando encargan su bebe?- Hay compadre, pues nosotros hacemos “la tarea” créanme, somos bien aplicados, pero no hemos tenido suerte, ojalá pronto.

Los niños, aprovechando que los adultos conversaban; salieron al patio a “investigar”. Unas gallinas comían algo en el suelo, rascaban con las patas y luego levantaban las semillas o insectos que encontraban, Arturito se acercó un poco más para poder observar mejor, pero al gallo que acompañaba a las gallinas no le pareció y corrió hacia él, propiciándole un par de patadas y un picotazo, Carlitos al ver lo que sucedía pronto agarró una vara del piso y espantó al plumífero animal, abrazó a Arturito- ¿Que te paso?- Me pego con sus patas, decía llorando todavía bajo el efecto del susto- Vente yo te cuido, vamos a ver los puercos- Lo tomó de la mano y caminaron alejándose un poco de la casa, se les había olvidado la recomendación de su mamá.

Unos hilos de alambre de púas, separaban al ganado del camino, un semental negro con una cornamenta impresionante; seguía a una vaca en brama, los niños se detuvieron al ver el impresionante animal, se quedaron inmóviles, al ver que el toro los miraba y comenzó a resoplar, rascando con las patas delanteras el piso, al tiempo que agitaba la cabeza de arriba abajo, de pronto, corrió hacia ellos con actitud agresiva, no podían moverse del susto, al llegar al alambre de púas el semental se detuvo y únicamente volvió a resoplar, salpicándolos de saliva y liquido nasal. Corrieron lo más rápido que podían, Carlitos se tropezó y fue a dar al suelo junto con Arturito, quedando totalmente empolvados, se levantaron de inmediato no había tiempo para llorar, continuaron corriendo hasta llegar a la casa- La pareja de compadres se encontraba en el patio -¿Donde estaban? Hace un rato que los andamos buscando- Dijo un tanto angustiada Lupita, y continuó- Miren nada más como se pusieron, pero ya verán cuando estemos en la casa, ¿Qué les dije? … que se iban a portar bien, no.

Mami el gallo me pego, pero mi hermano me defendió- Hay comadre ¡estos niños que no entienden- No se queje comadre, que haría si no los tuviera- Pues si comadre, pero hay veces que me desespero- A ver, vamos para que se laven las manos- Carlitos prefirió no comentar más de lo sucedido.

Llegó la hora de la comida, los niños muy bien portaditos, sentados a la mesa esperaban les sirvieran, las comadres ultimaban detalles en la cocina, mientras los compadres comentaban apasionadamente, acercándose al comedor, sobre las próximas elecciones para el presidente del país.

¡Guacala! ¿Qué es esto? – Dijo Arturito, haciendo un gesto de asco, al tiempo que movía el contenido del plato- ¡Yo no quiero mami- se adelantó Carlitos- ¡Hay que pena comadre, no le digo!, Ahora se lo comen- Dijo esto; dirigiéndose los niños con una mirada amenazante- No comadre, no se preocupe, así son los niños- Es que no me gusta- intervino nuevamente Arturito, mientras que Carlitos lo miraba con una expresión comprensiva- Doña Juanita, levantó los platos- ¿Quieren que les prepare un huevito?- Ambos asintieron con un movimiento afirmativo de cabeza.- Nada más falta que digan “sí aunque sea con frijolitos”, que pena- Insistía la comadre.

Por la tarde noche se despidieron de los compadres, claro después de comer el pastel con una taza de chocolate espumoso, donde los niños habían quedado muy bien, de hecho pidieron doble ración.

En el trayecto a casa, Lupita y Carlos, les llamaron la atención por haber desobedecido y les explicaron a sus niños el porque no era correcta la forma en que se habían comportado durante la comida.

Papá, hay algo que no les dijimos- ¿Qué Carlitos hicieron alguna travesura?- Bueno no es travesura, es que nos espantó un toro, nos quería topear – ¡Que barbaridad!, que bueno que están los alambres de púas, pero ya ven lo que sucede por desobedecer, ese animal los podía haber matado- Pero nosotros no le hicimos nada- No hijo, no es necesario hacerle algo a ese toro para que los ataque, los animales no razonan, ellos sólo actúan por instinto y protegen sus dominios.

Volvió el silencio, Lupita acurrucada con Mary en sus brazos, se quedó dormida antes de salir del camino de tierra, los niños un poco después. Carlos bajó el volumen de la radio, manejaba recordando la plática con sus compadres. Luego le vino a la mente el reciente compromiso con Lupita, respecto a que haría todo lo posible por ser mejor persona y esposo; y con su hijo Carlitos, de ser mejor padre.

Durante los meses siguientes, la relación familiar mejoraba sustantivamente, con frecuencia, salían de paseo a diferentes lugares, Don Carlos buscaba comunicarse con sus hijos y esposa de manera prudente y razonable. Por su parte, Lupita evitaba las pequeñas explosiones que la habían caracterizado, así como su actitud irónica que muchos problemas les había generado.

Estaba por llegar la navidad, Lupita con la ayuda de Carlitos y Arturito, de acuerdo a las tradiciones, había puesto un bonito “nacimiento”, Claro, algunas esferas de vidrio no habían tenido suerte, pero era lo de menos, reinaba un ambiente de fiesta y armonía.

Era el 24 de diciembre, Carlitos le había ayudado a su hermano a escribir la carta a Santa Claus, aconsejado por Lupita, también solicitaba los regalos de su hermanita Mary.- Mi amor, ya viste; Carlos está pidiendo el trenecito que salió en la televisión el otro día, es lo único que no hemos comprado- No te preocupes, yo sé en donde lo están vendiendo, si quieres vamos, al cabo ya se durmieron -Lo que pasa, es que no quiero sacar a Mary, ya ves que ha estado enfermita y le pude hacer daño el frío, despierta a cada momento, si llora va a despertar a sus hermanos- Tienes razón, yo voy solo, no me tardo- Le dio el beso a su esposa y salió hacia la tienda de juguetes.

Al bajar del carro, vio a unos muchachos sentados en la banqueta, le llamaron la atención por un instante sus ropas extravagantes, entró a la tienda, recorría los pasillos como si buscara algo en especial, aunque ya llevaba el trenecito para Carlitos, pero disfrutaba viendo la diversidad de juguetes expuestos. Llegó a la caja, pagó y con pasos largos salió de la tienda, ya se había tardado y Lupita pudiera preocuparse.

Abrió la puerta izquierda delantera, se inclinó para colocar el juguete en el asiento del copiloto, en eso sintió un fuerte golpe y ardor en la espalda haciéndolo apoyarse en el asiento del chofer, de inmediato; desde atrás, un brazo lo sujetó por el cuello oprimiéndole la garganta, intentó voltear y defenderse, pero las fuerzas lo abandonaban, estaba desangrándose, la herida de la espalda arrojaba chorros de sangre a cada pulsación. Los delincuentes, le quitaron el reloj y la cartera, quedando casi inconsciente, reclinado en el asiento. Una pareja al salir de la tienda se percató que algo sucedía al escuchar un quejido, se acercaron y alcanzaron a escuchar- Ayúdeme por favor- ¡No lo muevas!, hay que llamar una ambulancia- Dijo la mujer- El señor corrió al teléfono publico más cercano- Tranquilo, señor ya viene la ambulancia no se mueva- Sí, gracias, oiga le pude avisar a mi esposa – Si claro no se preocupe, cual es su numero- Don Carlos le proporcionó el numero telefónico y se desmayó.


El señor que lo auxiliaba regresó a la escena- Ya hice la llamada, me dijeron que en cuanto tuvieran una ambulancia disponible la mandaban- ¡Pero como!, este señor se está muriendo, necesita que lo atiendan con urgencia- Pues si, pero ya sabes, lamentablemente sucede muy frecuentemente… - Voy a avisarle a su esposa, regreso- dijo la señora.

Poco más tarde, Lupita llegaba en taxi al lugar-¿Qué paso mi amor, quienes te hicieron esto?, se le escucho gritar- No hubo respuesta, Carlos no regresaba del desmayo- ¡La ambulancia, llamen por favor a una ambulancia!, decía llorando angustiada- Ya le hablamos señora, ya debe estar por llegar- Varios curiosos rodeaban el carro, unas patrullas abanderaban con las luces intermitentes de color azul y rojo-¿Qué es de usted el señor?- Preguntaba un policía, portando una libreta de taquigrafía en la mano- ¡Soy su esposa señor, soy su esposa…¿Y la ambulancia? ¡En donde chinga… está la ambulancia!- Tranquila señora, ya viene en camino, cálmese, necesito que me conteste unas preguntas- Le contesto lo que quiera, pero no se da cuenta que mi esposo se está muriendo, primero que atiendan a mi esposo- A ver señora ¿usted vio quienes fueron?- No señor, yo no vi nada- Como que no vio nada señora, trate de recordar- Señor ya le dije que no vi nada, yo acabo de llegar; y por favor ya déjeme en paz- Bueno está bien, después tendrá que acompañarnos a declarar-

Luego de más de hora y media se escucho la sirena de la ambulancia, unos instantes después; finalmente Carlos era atendido por los paramédicos- Está muy débil, ha perdido mucha sangre- Transmitieron a través del radio su informe al hospital más cercano y lo subieron. Lupita lo tomaba de la mano con fuerza- Mi amor aquí estoy, no me dejes, acuérdate de tus niños todos te necesitamos, haz un esfuerzo, despierta por favor…

Desafortunadamente, Carlos al llegar al hospital estaba muriendo- Señora, no hay nada que hacer, su paciente ha muerto- Lupita recibió la noticia y con un grito desgarrador cayó al suelo, antes de que el doctor pudiera hacer algo por evitarlo. Después de suministrarle algunos medicamentos, Lupita recobraba el conocimiento, se sentía aletargada, quería imaginar que era sólo una pesadilla- Señora, le haremos la autopsia de ley y mañana le entregamos el cuerpo, es necesario que realice algunos trámites internos.

Lupita sentía que el mundo la asfixiaba, sentía soledad, impotencia, coraje por la ineptitud de muchas personas, ¡sus hijos! ¿Cómo estaban?, ¿Cómo les diría? Pronto iba amanecer, la mañana era más fría que los días anteriores, pidió permiso para hacer una llamada a su casa, ¡no era posible! No había autorización para prestar el teléfono- Salio apresuradamente del hospital, llamó a su casa, después de unos momentos- Bueno, ¿quien habla?- Contestó Carlitos- Soy yo tu mamá, hijo por favor cuida a tus hermanitos, yo llegó a la casa más tarde, por favor hijito; si tocan a la puerta no le abras a nadie- Sí mami, Oye no ha llegado Santa- No hijo, después te platico que pasó, tengo que colgar- Si mamá, adiós-.

Lupita, hizo una segunda llamada -¿Comadre?- Si, quien habla - ¡Eres tu Juanita¡ le dijo ya llorando - Sí- Todavía media dormida, contestó Juanita- ¡Hay comadre, ha pasado una desgracia!- ¿Que pasó comadre, les pasó algo a los niños?- No comadre, es Carlos, ¡lo mataron comadre, me lo mataron! – ¡No puede ser, comadre, como es posible!- Hay comadre, después te digo que paso, por favor si puedes ve a ver a mis hijos, los dejé solos en la casa y todavía tengo que ir al ministerio público, dicen que tengo que declarar- Sí comadre, ahorita salimos para allá. Juanita y Alejandro, que había escuchado parte de la conversación, salieron de inmediato.

Lupita se presentó al ministerio público, después de unas horas de preguntas y respuestas, salio realmente sin sentido de orientación, caminó hacía la parada del camión- ¡Comadre, finalmente te encontré!- ¡Hay compadre, tu compadre se murió, me lo mataron, compare me lo mataron! – Sí comadre, ya me platico Juanita, pero trata de tranquilizarte, yo se que debe ser muy difícil, pero inténtalo comadre, acuérdate de tus hijos- Sí compadre, gracias por venir- Mira, tu comadre está con los niños, ellos están bien, pero no deben verte derrotada. Yo te voy a ayudar para hacer los trámites necesarios para sepultarlo y arreglar todo lo referente a su seguro de vida- El carro está detenido- No te preocupes también yo me encargo, pero vamos, sube al carro, debes tratar de descansar al menos unas horas.

Al llegar a su casa, Lupita sintió que no podría contener el llanto - Alejandro la abrazó- Comadre no vaya e espantar a los niños, haga un esfuerzo por favor- Al verlos llegar, Juanita corrió y se sumó al abrazó, los tres comenzaron a llorar -Carlitos se había mantenido despierto desde la llamada de su mamá, tenía la inquietud de saber porque no había juguetes- ¿Mamá, porqué están llorando?- No hijo, si no estamos llorando-contestó aún sollozando Lupita, limpiando algunas lágrimas.- Sí mami, yo vi que estabas llorando, ¿Es porque no nos trajeron juguetes?- Preguntó ingenuamente- Este, si, si hijo es por eso- No llores por eso mami, acuérdate, yo tengo muchos y no me gusta que llores- le dijo tratando de animarla - Sí hijito, ya no voy a llorar-

Los niños ya habían desayunado, Juanita acompaño a Lupita a su recámara para que tratara de dormir un poco- Intenta descansar comadre, yo me encargo de los niños – Gracias comadre, pero no tengo sueño, no puedo olvidar la imagen de Carlos- ¿Y como fue, que paso?- Pues no se comadre, lo que se es que lo asaltaron, él fue…, y así fue como lo encontré- Le narro lo que sabía de lo ocurrido y nuevamente comenzó a llorar- Hay comadre pues que te digo, quisiera saber como ayudarte- Juanita interrumpió su comentario al ver a Carlitos llegar a la recámara- Mami, me das permiso de…¿porque estás llorando otra vez? –Ven hijo, creo que debo platicar contigo- Si mamá- Se acercó a la cama y se sentó al borde- Hijo, tu eres el más grande de mis hijos- Pues sí, eso ya lo sé- Espera hijo, escúchame por favor- Lo que pasa es que el niño Dios vino por tú papi, y se lo llevó al cielo- Pero no llores por eso mami, cuando regrese a lo mejor viene con los juguetes - Tienes razón hijo, lo que pasa es que lo voy a extrañar- Sí ya lo sé, yo también lo voy a extrañar, como cuando sale de viaje y se tarda.- Pues si-
-Lupita consideró que no debería decir más por el momento.

Carlitos salió de la recámara aparentando tranquilidad, para que su mamá no se preocupara, pero lo invadía una duda ¿Qué significaba que Diosito se lo había llevado?, ¿a lo mejor no era bueno?, porque a todos los veía tristes. Entró pensativo a su cuarto donde Arturito jugaba con los juguetes que previamente su hermano le había prestado. No le dio importancia, trataba de encontrar una respuesta a su duda, haciéndose una serie de preguntas ¿Si Diosito es bueno y se llevó a pasear a mi papi? Pero, ¿Si lo quiere castigar porque antes no se portaba muy bien? No, no creo, porque él se ha dado cuenta que mi papi es muy bueno, nos lleva a pasear, platica con nosotros y ya no se enoja y hasta nos cuenta cuentos. Esta respuesta fue la que lo ayudó a creer que Diosito sólo le había dado un premio a su papá; por que era bueno, “Cuando regrese le voy a preguntar como es el cielo”.

Unos meses más tarde, parecía que Lupita gradualmente iba superando la perdida, en el trabajo de Carlos le ofrecieron ocupara el lugar de su difunto esposo, ella acepto, debería obtener dinero para mantener a sus hijos a quienes los llevaba a una guardería por la mañana y por la tarde pasaba por ellos.

Carlitos ya se había enterado del significado de “Diosito se lo llevó”, situación que había cambiado su perspectiva de Dios, sentía que no era tan bueno como siempre le habían hecho creer, extrañaba mucho a su papá, con frecuencia encerrado en su cuarto, tomaba el trenecito, que su padrino recuperara, lo acariciaba recordando a su papa, no pensaba en siquiera quitarle el papel celofán con que estaba envuelto- Así lo voy a conservar siempre, es mi último regalo de mi papi- Sus hermanos, aún eran muy pequeños para comprender la gran perdida.

Con el tiempo, Carlitos comprendería que todos los seres vivos un día dejaran de existir físicamente, pero que, hoy por hoy tenemos la posibilidad de ser mejores cada día, y dejar vivo por siempre el recuerdo en los demás. Así también entendería que Dios no era culpable y que él nos había dejado libres para un día evaluar nuestros actos.

Los compadres, Alejandro y Juanita continuaban visitándolos, ahora inclusive con mayor frecuencia, seguido le recordaban a Lupita, Comadre, nosotros somos los padrinos de tus niños y sabemos nuestro compromiso- Gracias, como puedo pagarles todo su apoyo- No tienes nada que agradecer, lo hacemos con mucho gusto-

Durante una de las visitas, Alejandro comentó, dirigiéndose a su esposa y comadre- La próxima semana son las votaciones, ¿Ya pensaron por quien votaran?- No compadre, a mi no me interesa eso de la política- Pero comadre, es muy importante escoger a nuestros gobernantes- Para que voy a votar, si de todos modos el que gane nos va a robar- Mire comadre, si no votamos, automáticamente aceptamos a quien sea y luego nos quejamos de tantas cosas que pasan- ¿Qué cosas compadre?- Bueno, por ejemplo que no hay suficientes empleos lo que muchas veces provoca desintegración familiar por falta de recursos económicos y luego de ahí salen muchos delincuentes- A ver compadre eso si está interesante, no lo de la política- Pues es parte de todo comadre, mire, si no escuchamos que ofrecen los que quieren gobernar y analizamos si es factible que lo realicen; y mucho menos seleccionamos al que pensamos puede ser el mejor, después de que nos quejamos. Por ejemplo, imagínese comadre, si no se hubieran tardado tanto en atender a mi compadre, muy probablemente él todavía estaría con nosotros- Hay compadre nunca lo había pensado, pero tiene mucha razón, ¿y cual es el mejor compadre?- Bueno, eso depende de lo que señalan sus estatutos, existen partidos de derecha, del centro y de izquierda, y de acuerdo con sus propuestas, sin olvidar informarnos, si es viable lo que dicen, entonces decide que partido le pudiera convenir, pero la decisión es muy personal, ¿me cree que ni siquiera yo se por cual candidato votará su comadre?- Bueno, pero me imagino, que ustedes platican mucho y si se trata de ver que les conviene de seguro van a escoger lo mismo- Es muy probable comadre, pero aún siendo esposos no es determinante que votemos por el mismo, porque cada quien piensa de forma diferente.

Después de cenar los compadres se despidieron, dejando a Lupita sumergida en una serie de situaciones que pudieran cambiar, si la gente fuera más analítica.

Pasaron unos meses, que para Lupita y su hijo Carlitos habían sido eternos.
Se acercaba nuevamente la navidad y año nuevo, Don Carlos pronto cumpliría un año de muerto. El ambiente en la casa era otro, sin decir nada, porque era un “acuerdo” sin decirlo, ambos sabían que el tema los pondría tristes y preferían no comentar; si lo hacían era para recordar momentos muy bonitos que pasaran juntos.

Carlitos, había sido escogido en su escuela para recitar una poesía y después de varias invitaciones de su maestra aceptó participar, por lo que al regresar de clases encerrado en su cuarto se ponía a ensayar.

El día llegó, se trataba de la ceremonia de fin de año, por lo que el personal de la escuela había preparado una posada tradicional, con piñatas, dulces, cánticos y demás.

El programa del evento continuaba y – A continuación, el Niño Carlos, del primer grado “A”, nos recitará una bonita poesía:

Buenos días, con mucho cariño para todos ustedes y en especial para mi papá que está en el cielo, les voy a decir la poesía que se titula “Injusto Trato” . Del autor Héctor Gerardo Pérez Gutiérrez

Un cosquilleo en el estómago,
Una sonrisa apenas esbozada,
Una ilusión ya casi muerta,
Era lo que su imagen reflejaba

Una mejilla humedecida
Por el dolor que su alma contenía,
Un nudo en la garganta contraída
Y... un recuerdo punzante de su vida

Sentado ante la foto de su padre,
Abrazando con fuerza sus rodillas,
Oía el regocijo, que en la calle
Provocaba en los niños las posadas

Un año que partiste, pensó el niño,
Tomando aquel retrato con tristeza.
!Un año que me falta tu cariño¡
¿Porque te lo llevaste si era mío?

No, no me culpes a mi dijo enseguida
Porque el salió feliz por mi regalo
Mas… regresó con él, pero sin vida;
Victima del verdugo por ti enviado

Pero si este juguete fue motivo
De que hicieras tan injusto trato,
¡Ten te lo doy¡ grito emocionado
¡Mira está nuevo¡... no lo he usado.


Los presentes no pudieron contener las lágrimas, los aplausos continuaron por varios instantes -¡Que bárbaro! Es un artista- Se escuchaba decir a muchos de los presentes- Sí, es increíble el niño estaba realmente llorando- Decían muchos más.

Finalmente, no sabían la historia de Carlitos y posiblemente nunca la conocerían, así como muchas veces desconocemos a quienes pensamos conocer desde toda la vida.

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