Tuesday, February 07, 2006

Sólo un Cuento (3a. Parte)

Carlitos por favor acompaña a tu hermano a su cuarto, ya es hora de que se vayan a dormir- Sí mamá, ¿y después me vienes a contar un cuento?- No hijo, hoy no puedo, tengo mucha ropa pendiente por planchar, quiero tenerla lista, recuerda que mañana regresa tú papá, ya sabes como se pone cuando quiere una camisa y no está planchada -Bueno, ¿pero le puedo contar un cuento a mi hermanito?- Pues si, pero no te tardes, porque luego te da flojera levantarte.

Haber hermanito te voy a contar un cuento -¿Sí?- Contestó Arturito, regalándole una inocente sonrisa- Había una vez un niño chiquito, que le gustaba jugar con los juguetes de su hermano mayor, pero siempre que los agarraba los descomponía- ¿Y porque?- Preguntó Arturito- ¡No me estés preguntando tanto, pon atención! – Te decía que el hermanito descomponía los juguetes de su hermano, por eso no se los quería prestar, pero un día le dijo que si ya no los descomponía; podían jugar juntos con todos los juguetes y el hermanito le dijo que ya no los iba a descomponer y fueron muy felices. Arturito se quedó dormido con una sonrisa dibujada, esa noche soñó rodeado de los juguetes de su hermano, se subió al avión lo pudo conducir hasta las nubes, brincó en ellas como si fueran de algodón, manejó el camioncito y luego que se descompuso; hasta pudo echarle mecánica, ¡sabía que el avioncito no se iba a descomponer!

Ya mamí, ya se durmió mi hermanito- Gracias hijo, ahora vete a dormir- Luego del beso de las buenas noches Carlos se retiró a su cuarto.

Rezo unas oraciones, le dijo a Dios que cuidara a su mamá a sus hermanos y a su papá. Ahh sí mi papá, mañana regresa, pensó, haber si me trae algún regalo.

Se fue quedando dormido, veía que Don Carlos Arturo, bajaba frente a su casa en un taxi, arrastraba una maleta que tenía llantitas y cargaba otra en la mano, pronto corrió a ayudarle a su papá, pero al acercarse para saludarlo- ¡Hazte a un lado, no me estorbes!, no ves que puedo tirarte- Luego dentro de la recámara; veía que regañaba su mamá- Desde luego no lo podían ver, pero él a ellos sí - ¿Qué hiciste estos días que estuve fuera, yo me sobo el lomo trabajando ¿y tú no puedes ni planchar una camisa? – Hice muchas cosas, los niños me quitan mucho tiempo- ¡No me contestes porque ahora verás de que soy capaz!- Carlitos despertó con un grito -¡Nooo, no le pegues a mí mamita!- Abrió lo ojos llenos de lágrimas, se dio cuenta que sólo era un sueño- Lupita al escuchar el grito corrió al cuarto- ¿Qué tienes hijo? ¿Qué te duele?- Nada mami, es que soñé que mi papá te pegaba- No pasa nada hijo, tu papá no ha llegado y no me va a pegar, sólo fue una pesadilla- Pero hay veces que se enoja mucho y es malo- No hijito, no pienses eso, tu papá es bueno, lo que pasa es que regresa del trabajo muy casado y se molesta si algo no se hace como él quiere- ¿El es entonces el líder y tiene la autoridad para castigarnos si no hacemos lo que él dice?- ¿No hijo, porque dices eso?- Porque tú me dijiste que el líder o jefe; pude castigar a los que no hacen lo que se les pide- Bueno sí, mira, tu papá es el jefe de nuestra familia pero no tiene derecho a pegarme, de hecho los dos, tu papá y yo compartimos responsabilidades y obligaciones, por lo que también la autoridad en la familia, los dos debemos respetarnos, yo tampoco le debo golpear- No, mamá tu no, porque el es más grande y te gana- No, no por eso, no siempre se golpea con las manos, muchas veces se “golpea” con las palabras o con las expresiones o gestos y eso, en ocasiones duele más que un mismo golpe con el puño- ¿Como cuando me porto mal y me regañas? – Pues… pude ser un ejemplo, pero hijo ya es muy tarde, trata de dormir, yo terminé muy cansada, buenas noches- Carlitos, se quedó pensativo, no podía dormir, el sueño o pesadilla; le habían hecho recordar algunos momentos incómodos en los que él había estado presente. Finalmente se quedó dormido, si soñó algo, está vez no recordaba.

Lupita ya había preparado el desayuno, se veía más activa que los días pasados- Buenos días, ¿ya despertó mi niño?- Buenos días mamá- Ándale, desayuna pronto para irnos- Hay mamá ¿otra vez huevo?, no quiero ya sabes que no me gusta- Mira hijo hoy no quiero discutir, necesitas alimentarte, así que te lo comes y pronto- ¿Pero porque mami si no me gusta?- Hay muchos alimentos que nuestro cuerpo requiere par estar bien y aunque no nos guste debemos comerlas, de lo contrario tu comerías puras golosinas y estarías mal alimentado, pero basta de tantas explicaciones, termina de desayunar porque se hace tarde. Que pasa si no te dejan entrar a la escuela, ¡tu papá se molestaría mucho!- Esto último convenció de inmediato a Carlos, sin más preguntas terminó de desayunar, levantó sus trastos, se lavó la boca y ya estaba listo para salir.

La maestra les pidió que hicieran un dibujo, mientras atendía a unos integrantes de la sociedad de padres de familia, Carlitos compartía mesa-banco con Raquel, una niña muy bonita de cabello negro intenso y tez blanca, con unos enormes ojos cubiertos de largas pestañas, a Carlitos le gustaba compartir con ella el espacio, aunque no sabía porque.- Me prestas tus colores para iluminar mi dibujo.- Sí, pero no les vayas a echar saliva, le dijo Carlitos, quien todavía no terminaba de hacer el suyo -Raquel asintió con la cabeza y comenzó a colorear. Estaba tan ensimismada; que sin darse cuenta ya estaba con uno de los colores en la boca- Carlos de reojo alcanzó a verla- ¡Eres una cochina!, te dije que no les pusieras saliva, dame mis colores, ya no te los presto- Raquel, espantada y apenada sólo acertó a decir con la cabeza un tanto inclinada- No me digas cochina, es que ya no tenía punta- Al ver la expresión de Raquel, Carlitos deseo abrazarla y decirle discúlpame por decirte así, no me gusta verte triste, pero únicamente se concretó a decir- Sí está bien- No pudo disculparse por la ofensa, sentía que él había estado en su derecho de corregir a Raquel, aunque también se sentía mal por haberla ofendido y verla triste, continuó dibujando mientras pensaba “Cuando mi papá regaña a mi mamá; no le pide después disculpas, pero… porque me siento mal”.

A la salida estaban esperándolo sus papás, corrió a abrazar a su papá y luego a su mamá- ¿Como te ha ido en la escuela hijo?- Muy bien papá, que bueno que ya regresaste- Sí hijo, los extrañé mucho ya quería verlos- ¿Y como te fue en tu trabajo, trabajaste mucho? ¿No vienes muy cansado?- Sí hijo trabajé mucho, pero no, no me siento muy cansado- ¡Que bueno papi!- Respondió Carlitos con un brillo especial en los ojos -¿Pero…porque me preguntas que si vengo muy cansado, ¿es que quieres jugar un rato?- No papi, es que no me gusta que estés cansado, pero si quieres que juguemos si me gustaría.

Carlitos, ¿no me vas a contar como te fue hoy?- Preguntó su mamá- Bien mami, hoy no me molestó Vicente- ¿Qué Vicente?…porque dices que hoy no te molestó- Preguntó su papá alzando el tono de la voz- Lupita dirigió una mirada a Carlitos y él interpretó “ por favor no digas más”- Lo que pasa es que el otro día un niño me quería molestar pero no me dejé- ¡Ese es mi hijo!, que bueno que no te dejes de ningún chamaco- Carlitos se sorprendió al ver que no hubo más preguntas, el sólo hecho de decirle a su papá que no se había dejado había sido suficiente, que pasaría si se enteraba de la verdad, no, mejor no, pensó “a lo mejor se enoja y hasta me pega”.

Unas horas más tarde, después de comer, en la sobremesa- Papi, ¿a las mujeres se les debe tratar mejor que a los señores?

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