Saturday, February 04, 2006

Sólo un Cuento (1a. parte)

Concluía el día domingo, Carlos desde muy temprano había asistido a misa con su mamá y hermanos, pudiendo haber aprovechado para dormir un poco, como regularmente ocurría. De no ser porque, el señor que siempre estaba hablando y que se vestía raro, empezó a decir que había un ser súper poderoso; que estaba en todas partes, que siempre estaba viendo lo que hacíamos y que si nos portábamos mal él nos iba a castigar, lo que de inmediato hizo que se despabilara, recordó que no se había tomado la leche, ¡seguramente pudo ver que la había derramado en la tasa!, cuando le dijo a su mamá que iría al baño, ah, y también cuando le había pegado a su hermanito porque tomó su carrito nuevo … algunas otras acciones y algunas palabras prohibidas. Sentía miedo de ser castigado, ahora no sólo por sus papás, pues resulta que existía un ser con súper poderes al que no podía engañar y que se encargaría de corregirlo. Preocupado, decidió que comenzaría a portarse bien.

Saliendo del templo se dirigieron al parque, luego de subir a las resbaladillas, usar los columpios y jugar un buen rato a la pelota, regresaron a casa. Lo escuchado en el templo lo sorprendía una y otra vez, provocándole un vacío en el estómago, y muchas veces frenando algunos impulsos. Su mamá ya le había dicho que era malo desobedecerla, sin embargo no le había dado mayor importancia, ya que muchas veces ni cuenta se daba cuando, en lugar de hacer la tarea, se metía a su cuarto a ver las caricaturas, tampoco cuando por descuido rompía algo y culpaba a sus hermanos, ahora se sentía limitado y con miedo; por cosas que él pensaba eran sus secretos.

Para nivelar las cosas, se dirigió a su cuarto, sacó los juguetes nuevos y más preciados y se dispuso a compartirlos con su hermano menor, quien feliz dispuso del inesperado ofrecimiento, claro empezó por tratar de investigar como funcionaban las llantas del avioncito, luego las luces hasta lograr ver el interior de los foquitos, llegando a jalar el cable del control remoto y descomponerlo. Carlos muy molestó le arrebató el juguete y le propinó un buen manazo en la cabeza. Por el sorpresivo golpe, Arturo corrió llorando hacia la cocina; donde su mamá preparaba la comida, al enterarse de lo sucedido, subió la escalera, al tiempo que profería algunas malas palabras, entró al cuarto de Carlos y le propinó unas cuantas nalgadas, mientras le decía, “Ya me tienes harta, porque le pegas a tu hermano!, ¿no ves que él es más pequeño?, Quiso explicarle el motivo, pero no hubo tiempo, como despedida recibió un zape entre cabeza y nuca. Su mamá regresó a checar la comida ¡Por tu culpa ya se me quemó la pasta!, alcanzó a escucharla; gritando desde la cocina, ¡ahora así se la comen!

Sentado en el piso, cabizbajo; Carlos veía con desconsuelo como había terminado su juguete nuevo. La intención de llevar a cabo una buena acción para equilibrar sus anteriores faltas, ahora resultaba todo un desastre, el avión descompuesto, su hermano llorando, su mamá enojada había dicho palabras prohibidas, él golpeado y la pasta quemada. ¿Y…? levantó la cabeza volteando a todos lados, abriendo desmesuradamente los ojos “Me habrá visto el señor súper poderoso”, realmente preocupado, pensó que era responsable de lo ocurrido, optó por hincarse, pues veía en el templo que así debería ser, comenzó a dar una explicación de lo acontecido en voz alta, mirando a sus costados y hacia arriba, estaba seguro que Don súper lo escuchaba, intentaba asegurarse que quedara claro que no había sido su intención portarse mal. Para que viera que él no era realmente malo, pensó en demostrarlo; volteando hacia todos lados con una mueca de sonrisa en su rostro, recogió los juguetes, arregló su ropa y bajó de inmediato al llamado de su mamá a comer. Mientras comía, tenia presente como debería comportarse, no recargar los codos en la mesa, no masticar con la boca abierta, no hablar con la boca llena y al terminar dar gracias a Dios y llevar los platos al fregadero. Así lo hizo, excepto en un pequeño detalle, pensó “que fea está la sopa”, pero no lo había dicho y se la había terminado, así que consideró no tenía porque preocuparse, esta vez ni Don Súper seguramente se había enterado, pero… de pronto lo sorprendió un nuevo pensamiento… ¿que tal si con sus poderes podía descubrir también lo que pensaba?, prefirió descartar por el momento esta idea, porque de ser así, su problema se hacía mucho más grande.

Regresó a su cuarto, pensó ver un rato la televisión, pero de inmediato descartó este pensamiento, por las dudas, ¡que tal si era descubierto! cambió de idea y luego de limpiar sus zapatos y preparar su uniforme del preescolar para el día siguiente, bajó a pedir permiso para ver la televisión, su mamá complacida por la solicitud, “ Sí carlitos, pero antes limpia tus zapatos para que estén listos para mañana”- “Sí, mamí ya los limpie y preparé mi uniforme”- Contestó con satisfacción- “Así me gusta, que seas un niño bien portado ”Agregó Lupita, mientras Carlos se retiraba.

Contento, tomó el control de la televisión y se dispuso a ver su programa favorito, pero su mente estaba saturada, ahora su mamá prácticamente lo había felicitado por hacer algo que sabía era parte de sus obligaciones y además para su propio beneficio, aunque le quedaba claro que seguramente se debía por obedecer las reglas preestablecidas.

Hacía realmente muy poco, que comenzaba a enterarse del bien y del mal, pero por separado, sin embargo, lo que le había pasado antes de la comida era nuevo, no entendía; porque cuando había intentado hacer algo bueno, se había convertido en un desastre.

Apagó el televisor cuando Lupita, su mamá, llamó a la mesa para cenar, llegó antes que su hermanito Arturo de 3 años, su mamá cargaba a Mary su hermanita de apenas año y medio que lloraba molesta por alguna razón. Carlos mientras cenaba consideró conveniente ayudar a su mamá reprendiendo a su hermano por jugar con la comida, lo que provocó que Lupita le regañara – ¡Tú no tienes porque llamarle la atención a tu hermano!, eso me corresponde -Yo sólo quería ayudarte- dijo tímidamente Carlos- Dedícate a lo tuyo y yo me ocupo de lo que a mi me corresponde, cuando seas grande y tengas tus hijos será tu responsabilidad educarlos, así que termina de cenar para que te vayas a dormir-

Durante la cena no hubo palabras, Carlos se esmeraba en entender el significado de: ¿Lo tuyo?, ¿a mí me corresponde? ¿Responsabilidad?, con esta encrucijada en mente, luego de llevar el plato y el vaso utilizados al fregadero, le dio el beso de buenas noches a su mamá y se encaminó a su cuarto, desde el tercer peldaño de la escalera se dirigió a su mamá “¿cuando se duerman mis hermanitos me puedes contar un cuento? – Sí hijo, nada más que se duerman-

Entró Lupita, su mamá, al cuarto, Carlos esperaba en pijama pero sin todavía preparar la cama para acostarse- ¿Porque no te has acostado?- Es que no quería quedarme dormido hasta que vinieras- ¿Por qué?- Es que te quiero preguntar algo- Dime ¿que me quieres preguntar?- Oye mamá ¿ El súper poderoso que dijo el señor del templo ¿también se da cuenta de lo que piensas? – Sí, él se entera de todo, de lo que piensas y de lo que haces, porque es Dios- Ah entonces él es el mismo que el que está en la cruz- Sí, es el mismo, ¿Por qué?- Porque nunca he visto que abra los ojos ni que se mueva, ¿como se va a dar cuenta de lo que hago afuera de mi cuarto? y menos de lo que pienso- Bueno hijo, Dios realmente tiene muchos poderes que ni siquiera imaginamos, mira por ejemplo, dijo Lupita, señalando la fotografía que estaba en el buró, eres tú y no escuchas a través de ella, no puede salir a jugar, ni come, ni habla pero es tu imagen, lo mismo pasa con la imagen de Dios, que en este caso es la imagen de cristo- ¿Entonces es Dios o cristo?- A ver, mira si vemos una foto tuya de cuando fuiste al desfile de la primavera el que estés disfrazado no quiere decir que seas otra persona, ¿estás de acuerdo? – Sí, creo que sí- dijo Carlos sintiéndose al descubierto, pero de pronto le surgió una excelente idea, misma que prefirió no manifestar en ese momento, “Dios se dio cuenta que yo quería prestarle mis juguetes a mi hermanito y que no era mi intención hacer enojar a mi mamá y que pasara todo lo sucedido, él también sabe que mi pensamiento era bueno, pero claro no debería pegarle a Arturo, ¿eso entonces fue lo malo?, ¿lo que provocó todo?, no, creo que no, lo malo fue que mi hermanito destruyera mi avión y por eso le pegué, bueno pero… cuando quise ayudar a mi mamá reprendiendo a Arturo porque jugaba con la comida, ella me dijo que esa era su responsabilidad… En eso estaba ensimismado- ¿Qué piensas, porque te quedas tan callado? Preguntó Lupita- Nada mamá, ya me cuentas el cuento.

Había una vez, en un lugar muy lejano donde termina el arco iris, donde la gente vivía trabajando en el campo, mismo que siempre lucía muy bonito, había muchos riachuelos y el murmullo del agua se combinaba con el canto de los pájaros, ahí vivía don Pedro, un hombre trabajador; que luchaba por darles de comer a sus hijos y esposa. Un día el mayor de sus hijos se enfermó, tenía fiebre y vomito, Ana, su esposa ya le había dado algunos tes de yerbas medicinales, pero el niño seguía muy enfermo y pronto se deshidrataba. Don Pedro y doña Ana salieron rumbo al pueblo más cercano, habían tomado el poco dinero ahorrado y desesperados por no tener un carro para llegar lo más pronto al médico, corrían atravesando por el campo con el niño a cuestas, después de recorrer unos 5 kilómetros, finalmente llegaron a la casa de doctor, quien una vez revisó al niño le dio unos medicamentos y le recetó algunos más, diciendo “Si no hubieran actuado con responsabilidad este niño, sin atención médica pronto estaría muerto” – ¿Y no se murió el niño?, pregunto Carlitos- No hijo, porque tenía unos papás que lo querían y eran responsables y como él estaba pequeño aún no podía ir solo al doctor, pero deja te sigo contando. Don pedro ganaba muy poco dinero y ahora se le complicaba aún más la situación, había escuchado en diferentes ocasiones decir a algunos de sus conocidos, que en la ciudad pagaban mucho mejor, él no quería separarse de su familia, sin embargo era también su responsabilidad el mantenerlos, así que debería tomar una decisión, ¿Que era mejor? Vivir con ellos, pero alimentarlos con muchas limitaciones y correr el riesgo de que se enfermaran y no tener dinero para pagar al médico y ocurriera lo peor o separarse parcialmente de su familia, visitándolos cada semana, así ganar más dinero para alimentarlos mejor. Pronto tomó la decisión, le dijo a su esposa que iría a la ciudad.

Estaba acostumbrado a trabajar, llegó a una casa muy grande, con alberca y un jardín enorme, solicitó el trabajo de jardinería, había arbustos de color verde en distintos tonos, también muchos rosales y diferentes tipos de plantas que lucían sus bonitas flores de diferentes colores. El pago sería más del doble de lo que normalmente ganaba, por lo que aceptó la responsabilidad de mantener siempre el jardín en las condiciones en que estaba.

Ya se había comprometido, pero por la emoción había olvidado un detalle, no tenía tijeras ni pala; para podar las plantas y remover la tierra y realmente estaba decidido a trabajar, así que con las manos inició cortando las hojas secas de las plantas y luego a remover la tierra de los arbustos, lo que pronto provocó que sus dedos sangraran a pesar de que sus manos eran ásperas, no obstante no le importaba, cuando sentía el dolor de las espinas de los rosales y el ardor que le producían las heridas, recordaba a sus hijos y esposa y continuaba trabajando.

Después de una semana, el dueño de la casa lo llamó para hacer un recorrido por el jardín, pues una vez revisado el trabajo habían acordado le pagaría. -¡Que es esto!, todo está muy mal hecho y usted se comprometió, dijo se haría responsable del jardín, ¡mire nada más como está!- Disculpe, lo que pasa es que no tengo las herramientas para hacerlo, lo he hecho sólo con las manos- Le pagaré sólo la mitad, para otra ocasión antes de comprometerse revise si tiene lo necesario para cumplir con sus compromisos-

Don Pedro regresó a su casa, cansado triste y lastimado, pero había aprendido una importante lección, nunca se comprometería a hacer algo, si no contaba con las herramientas para realizarlo…- Carlos, ¿Carlitos, ya te dormiste hijo?

Se había quedado poco a poco dormido placidamente, imaginando un mundo especial, mientras escuchaba la voz lejana de su mamá, que se esmeraba en relatarle el nuevo cuento. Carlos como cualquier niño de 6 años de edad, siempre disfrutaba esos agradables momentos, más aún cuando como en esta ocasión había tenido un día muy agitado.

Carlos llegaba al final del arco iris, ahí estaba Don Pedro sentado en una piedra cerca de un riachuelo, sus manos estaban cubiertas, enredadas en unas tiras de manta, más allá se encontraba su casa, podía ver desde la distancia, como si estuviera a un metro de ella, más aún, veía hacia el interior sin que representara algún problema. A unos metros de la casa había un burro amarrado de un árbol de una de las patas traseras, cerca de él un puerco comía maíz en un recipiente, un perro le ladraba a las gallinas que estaban al parecer pendientes de que el puerco terminara o descuidara su alimento, dentro de la casa, doña Ana atizaba con un leño el fogón, una olla derramaba el agua que se evaporaba de los frijoles, en una mesita de madera se veía una bola de masa, seguramente para hacer las tortillas.

Los niños jugaban con las almohadas arriba de la cama, no se veían juguetes, el piso era de tierra negra. Colgaban de las paredes de adobe un crucifico, un sombrero, una bolsa tejida con hilo de ixtle de colores rojo y azul y un calendario que le habían dado a don Pedro en la tienda de abarrotes.

Carlos vio a don Pedro que lo miraba como queriendo decirle algo -Ya sé, te llamas Pedro y tu niño estaba enfermo pero no se murió; porque eres un padre responsable. Sabes, yo tengo a un amigo con muchos poderes y le voy a decir que te ayude para que tengas dinero y les compres muchos juguetes a tus hijos.

Don Pedro tomó la mano que Carlitos le ofreció y como por arte de magia se trasladaron a un lugar muy diferente, sí, era en el campo, pero la casa se encontraba en medio de grandes árboles y era muy cómoda, el techo era a dos aguas y contaba con dos niveles. En la parte trasera, unas grandes columnas sostenían el tejado que protegía algunos muebles de jardín, mismo que contaba con árboles frutales; de donde unas hamacas estaban amarradas. Los niños jugaban en la alberca con juguetes de plástico, a un costado en el prado se veían una infinidad de juguetes nuevos esperando ser utilizados.

Por otra parte doña Ana, ha doña Ana, otra vez en la cocina sí, pero horneando un rico guisado que comerían en el lujoso comedor, para más tarde ir a la sala de televisión a disfrutar de una película acompañados de una buena bolsa de palomitas de maíz; que un poco antes metiera don Pedro en el microondas.

La biblioteca de la casa era muy extensa, parecía que don pedro adivinaba lo que Carlos le iba a preguntar, asintiendo con la cabeza y esbozando una sonrisa, contestaba que ya había leído todos esos libros, diciendo, ahora no me agarran sin herramientas como la vez pasada.

Sí Carlos, gracias a mi esfuerzo y con la ayuda de Dios, ahora vivo bien, mi familia tiene todo lo necesario y hasta de sobra, espero que siempre lo valoren- Carlos no entendió eso de “espero lo valoren”, pero viendo tanta felicidad no creyó prudente preguntar.


Pero sube al carro, te voy a llevar a mi oficina para que la conozcas- ¿Y que haces ahí?, - Pregunto ingenuamente Carlos- Pues trabajo con mis nuevas herramientas, mira ahora soy el jefe de muchos y soy responsable de lo que se realice en la empresa- ¿Eres responsable de lo que otros hacen, y si se portan mal? – Bueno, lo que sucede es que yo les digo lo que deben hacer y veo que lo hagan, en caso de no hacerlo o de cometer errores ellos son responsables de lo que hicieron y yo de decirles que y como deben hacer su trabajo, para que la empresa gane más y poder pagarles mejor a ellos, es decir yo tengo la responsabilidad, pero también la autoridad de decirles que deben hacer- Es que, entiendo lo que quiere decir responsabilidad, es algo que debemos hacer porque son las reglas que nos dijeron o porque queremos aceptar, por ejemplo mi mamá me dice cuales son mis responsabilidades de hijo en casa y debo cumplirlas porque si no lo hago me castiga y en tu caso, tu aceptaste trabajar de jardinero y era tu responsabilidad dar mantenimiento al jardín, pero como no cumpliste bien pues el dueño te castigó; pagándote la mitad. Pero, ahora me dices una palabra nueva, ¿que quiere decir autoridad?

Autoridad y responsabilidad son como las pesas de una balanza, para que no se caiga una de las dos siempre deben pesar lo mismo, no podemos dejar a una de las dos separadas, porque se complementan; siempre deben estar juntas, no puede existir la una sin la otra…¿Como te explico?, mira, por ejemplo, tu mamá te asigna tareas en casa, mismas que son tus responsabilidades y que el cumplirlas correctamente o no cumplirlas depende de ti, esto se debe a que tiene autoridad sobre tu persona por ser su hijo, a ella por ser tu madre se le ha conferido poder sobre ti, es decir tiene autoridad. Por otra parte, si tu mamá te ha asignado que debes guardar tus juguetes, es porque ella sabe que tienes la capacidad para hacerlo y además tienes la “autoridad” o el poder sobre ellos dado que son tuyos. Es decir, en este ejemplo, tú mama tiene la autoridad sobre ti y tú sobre tus juguetes

Ha pero espera, no quiero confundirte, porque pudieras pensar y ¿donde está la responsabilidad de mi mamá? Pues bien, ella tiene la responsabilidad de alimentarte y educarte, te dice lo que debes hacer y como lo debes hacer, pero si no lo haces o lo haces mal, entonces pude castigarte y si haces bien lo que te asignó puede premiarte, lo que hace es usar el poder o autoridad que tiene sobre ti. Tu mamá es responsable de asignarte tareas que puedes cumplir de acuerdo a tu edad, pero si te dijera que hagas algo que no puedes llevar a cabo, entonces en ese momento estaría siendo irresponsable y estaría perdiendo autoridad, de igual forma le restaría autoridad el que no se realizaran las indicaciones dadas. Carlos no dejaba de escuchar pero mantenía una expresión de ¿Qué tanto me dices?, por lo que Pedro concluyó diciendo -Bueno, si no me entiendes por ahora, un poco más adelante, cuando recuerdes nuestro encuentro seguro lo comprenderás.-

De pronto como en cualquier sueño, ¡Pedro ya no estaba! ni el lugar era el mismo, caminaba solo sobre un camino angosto y sabía que era muy largo, a la distancia podía ver que el camino se ensanchaba, pero debería caminar por un buen tiempo; por lo que mejor decidió intentar volar; y así abriendo los brazos y agitándolos como si se tratara de un pájaro, sentía como se elevaba a aproximadamente un metro de altura y dirigiendo el camino con la mirada avanzaba unos metros; para luego volver al piso, no sabía porque, pero estaba consciente que no era bueno cambiar de camino, algo le decía que debería continuar, por otra parte, sentía las miradas de desaprobación y burla de seres extraños; que lo veían desnudo y tropezando constantemente. Después de avanzar una larga distancia se encontró con un río que llevaba poco caudal, el agua turbia se veía correr muy rápido, sabía que para llegar a su destino debería atravesar el río, se dispuso a volar, pero apenas a la mitad se desvaneció y cayó al agua, recordó a su mamá y de inmediato se presentó extendiéndole la mano – Vamos Carlos levántate- y apúrate que se te va hacer tarde. En ese momento, aún medio dormido abrazó a su mamá diciendo - ¡ha mamá que bueno que viniste a salvarme!- ¿Qué dices?- Sí mamá porque ya me iba a ahogar – Estabas soñando, rápido arréglate porque debes ir a la escuela, cuando regreses me comentas que soñaste.

2 comments:

Hek@nibru said...

Como siempre Furpa, tus relatos están llenos de una inmejorable elocuencia, una maravillosa sencillez y una serie de importantes enseñanzas.

Gracias a ti, yo, al igual que Carlos, tuve la gran fortuna de escuchar una infinidad de cuentos llenos de sabiduría justo antes de llevarlos a mis sueños.

Héctor Gerardo Pérez Gutiérrez said...

Ezaú, me dá gusto que haya oportunidad de comunicarnos a través de este medio, que bueno que te gustó el cuento,ya edité la seguna parte.

Recibe un abrazo