Wednesday, December 07, 2005

Un Nuevo Reto

El empeño en conocer más, rendía sus frutos, Ahora mi puesto era de analista administrativo, tenía encomendadas actividades de mayor responsabilidad, como: Selección y reclutamiento del personal, altas y bajas ante el seguro social y cálculo de finiquitos; entre otras.

El jefe del departamento de personal renunció, lo que significaba una posible promoción, no era fácil, según especulaciones de algunos compañeros, habíamos dos posibles candidatos y entramos en plena competencia por el puesto.

Memo, tenía unos meses más de antigüedad, era responsable de la elaboración de la nómina, atención a problemas sindicales y del cálculo de pagos vacacionales. Investigué el procedimiento para realizar la nómina y demás actividades, inclusive; muchas veces atendía al sindicato, “apoyando” a Memo, quien en ocasiones se saturaba de trabajo.

Tengo presente un día en que realizaba la selección de personal obrero, unas treinta personas estaban formadas en el pasillo contiguo, yo desde mi lugar, a través de los ventanales; observaba las características físicas de cada uno, ya que se trataba de contratar ayudantes generales. El licenciado DiazWall´s me llamó a su oficina.- ¡Piensa contratar a estos dos!, refiriéndose a dos personas que había hecho presentarse previamente fuera de su oficina.- No, señor, aún no les entrego solicitudes.- Pues no quiero que permanezcan más dentro de las instalaciones, y no los haga perder su tiempo, parecen delincuentes.-Si señor ahora hablo con ellos.-Se trataba, de dos personas desalineadas, cabello un tanto largo, camisas amarradas en la cintura y sin algunos botones, zapatos llenos de lodo y mezcla. Los invité a mi lugar.- Señores, por el momento para ustedes no hay trabajo. La expresión les cambió de inmediato, hubo un pequeño silencio, uno de ellos se colocó atrás de su compañero, el que estaba adelante comenzó a suplicar.- ¡No, por favor!, dénos una oportunidad, no le quedamos mal.- su rostro era de angustia y desesperación, el que estaba atrás, no decía nada, al menos con palabras, pero con sus expresiones y mirada decía mucho más, noté que las lagrimas le escurrían por la mejilla.- Discúlpenme, pero debo obedecer las políticas de la empresa.-Por favor, tenemos meses de no trabajar, ¡mis hijos y mi esposa tienen hambre!, ya debemos unos meses de renta, ¡estamos desesperados¡, esto último lo dijo llorando, el que hasta el momento hablara.-Yo estaba muy conmovido.- Vamos hacer una cosa, vengan mañana bien bañados, con el cabello corto, zapatos boleados y camisa abotonada, si quieren traigan la misma ropa; pero bien limpia, les voy a apartar dos lugares, vengan mañana temprano.

Llegué y ahí estaban, me observaban con la mirada cargada de esperanza, yo hacía tiempo, esperando llegara mi jefe, con la ilusión de que no los reconociera. Buenos días, dijo el Lic. Díaz-Wall´s , dirigiéndose a los dos que esperaban pacientes en el pasillo.-buenos días, contestaron tímidamente el saludo.- ¡La ilusión se cumplía¡ no los reconoció.- Los llamé a mi lugar, llenaron la solicitud de empleo, en fin los contraté.

Resultaron unos excelentes trabajadores, a unos meses de haber ingresado, fueron recomendados por sus superiores; para otorgarles la base. Me fueron a ver un día sábado para darme la noticia, llevaban una botella envuelta en una bolsa de papel.- Esta es para usted en agradecimiento, ojalá le guste.- No es necesario, con la noticia que acaban de darme es suficiente.- Recíbala por favor, se la trajimos a usted, ¿no nos va a despreciar verdad?, ¿o, prefiere otra cosa?.- No, de ninguna manera, ¡claro! que me la voy a tomar! , muchas gracias, lo que pasa; es que no tenían porque haber gastado..- Lo hicimos con mucho gusto.- Se despidieron, dejándome un “grato sabor de boca”.

Por lo que se refiere a mi relación sentimental, mi hijo, Héctor Gerardo Pérez Vázquez, crecía y con él la esperanza de Pilar, porque me quedara con ella para siempre. El cariño por mi hijo cada vez era mayor, pero mis planes seguían inamovibles. El tiempo había llegado, la página estaba por dar vuelta. Renté una recámara amueblada; en una colonia que para mí estaba muy bien, “San Bartolo Atepehuacan”, a un lado de la colonia “Lindavista”.

Fue un momento muy difícil, le dije a Pilar, que de acuerdo a lo que alguna vez habíamos acordado me iba a vivir a otro lugar, le agradecí lo que hasta esa fecha había hecho por mí, ella me decía que había imaginado que ya no me iría. Lloramos abrazados por unos minutos, le dije que si estaba de acuerdo, yo seguiría visitándolos a ella y a los niños, estuvo de acuerdo y me retiré.

El lugar era cómodo, se trataba de un departamento, aunque yo sólo tenía derecho a la recámara y a utilizar el baño, porque había otro huésped que ocupaba el resto del espacio. Mi recámara tenía una ventana, que daba a un pasillo el que servía de división con la casa de los dueños. Una noche, después de bañarme, salí desnudo hacía la recámara, pues esa ocasión no estaba el otro inquilino, cosa que pasaba frecuentemente. ¡Sorpresa!, me miraba en el pequeño espejo que colgaba en la pared para peinarme, cuando noté, a través del espejo, que en la ventana de la cocina de los dueños se movió una silueta, seguí “peinándome”, pendiente de distinguir de que o quien se trataba. Era la hija de la señora, que me miraba con toda intención, ya que la luz de la cocina permaneció apagada. La culpa era mía, por dejar un tanto abiertas las cortinas, razón por la que jamás dije nada al respecto.

Los fines de semana, regularmente visitaba a mi hijo, jugábamos un rato y esperaba a que se durmiera para despedirme de Pilar y Vero.

Continuaba con mis inquietudes, tenía varias amigas, paseaba a distintos lugares ya sin mucho sentimiento de culpa, respecto a la relación con Pilar, pues cada quién podía hacer su vida, claro eso nunca había estado en duda, pero obviamente las condiciones cambiaban.

Una ocasión que visité a mi hermana Margarita, me entregó un telegrama, en el que me invitaban a una entrevista de trabajo. Llamó mi atención, ya que no había hecho ninguna solicitud, llamé al numero de teléfono y acordé verme con una persona en un Vip´s . Me hizo un oferta que superaba las condiciones laborales en que me encontraba: horario de 9:00 am a 5:00 pm., servicio de comedor, mil pesos más y descanso los días sábados.

¿No existirá alguna equivocación? Porque yo no hice solicitud para entrar a trabajar.- pregunté, con temor a que me dijera que efectivamente se trataba de un error.- No, de ninguna manera, contamos con un grupo de investigadores.- No insistí, prefería convenientemente creer en su respuesta.


Renuncié a Cigarros Tabacalera Mexicana y me incorporé al (CPAR), Centro de Procesamiento Arturo Rosenblueth, adscrito a la Subsecretaría de Planeación Educativa.
Estaría adscrito al Departamento de Recursos Humanos, la mayoría de las actividades eran similares a las de mi responsabilidad en el trabajo anterior. Una totalmente diferente, era calcular y tramitar financiamientos para el personal que, por alguna razón, no saliera su pago. Es importante mencionar, que en ese entonces existía un atraso constante en el pago del personal, haciendo obligatorio para el responsable de la contratación; el comentario al personal de nuevo ingreso, de que los pagos podrían llegarse a atrasar hasta por tres meses. Sí, mucha burocracia e ineficiencia, desafortunadamente.

Recibí la visita inesperada de personal de CIGATAM, no, no era de cortesía, un teniente del personal de seguridad y otros dos ex compañeros, el motivo según me indicaron era que existía un fraude y debería aclarar lo sucedido, y de resultar culpable, me amenazaba el teniente, me meterían a la cárcel. Con el permiso de mi jefe, a quien le dije me requerían de urgencia en mi anterior trabajo para aclarar un problema, los acompañé a las oficinas. .- Existe falsificación de documentos y después de hacer algunas investigaciones, tenemos que usted está involucrado, más vale que confiese, de lo contrario de aquí sale derechito a la cárcel.- Me dijo el Director de Finanzas.- No, señor, nunca he falsificado ningún documento.- Acuérdese, no creo que se le haya olvidado, me consta que tiene buena memoria, he visto como se sabe todos los números de nómina del personal, algo tan importante no creo lo olvide.- No, señor, no recuerdo porque yo no he falsificado nunca nada.- ¿Me lo llevó, señor Director?, verá como le ayudan a recordar con una calentadita, dijo el teniente.- No, espere,.- contestó el aludido, y continuó preguntando.- No recuerda si alguna vez firmó un documento que no fuera suyo?.- ¡Me dio la clave!.- Sí, en una ocasión, “Polo” (Leopoldo), me pidió que firmara un recibo de pago de prima vacacional, argumentando que de otra forma, el trabajador, no cobraría por encontrarse en el tercer turno y a esa hora no había quien le pagara en caja y que Memo, le había pedido me pidiera que lo firmara para poder cobrar en efectivo y pagarle. Al respecto, yo no falsifiqué la firma, sólo puse el nombre del trabajador con mi propia letra, y le aseguro que es el documento, que dice me involucra. Unos instantes y entró Memo a la oficina.- Sentí ganas de darle una golpiza hasta cansarme, pero no era el lugar apropiado.- Haber, Héctor, repita lo que acaba de decirnos.- dijo el Director.- Al terminar de narrar nuevamente lo sucedido, Memo, permaneció sentado agachando la cabeza a un lado mío.- ¿Guillermo, (Memo) Qué tiene que decir al respecto?.- sólo se concretó a mover la cabeza de un lado a otro, esbozando una risilla irónica.- Usted se encarga teniente.- dijo el Director, para después dirigirse a mí en un tono más tranquilo.- Gracias por su aportación para esclarecer el problema, porque resulta que de acuerdo con la auditoria existe un faltante mayor a los $100,000.00 pesos, que bueno que usted no sale involucrado, pero para otra vez fíjese bien lo que firma.- Ya no creí conveniente volver aclarar que no había firmado, me despedí y nunca más supe de la conclusión del problema. Lo que sí comprendí, es que durante la competencia para ocupar el puesto de la jefatura vacante, Memo me había tendido una trampa.

Al poco tiempo de mi nuevo empleo, noté como frecuentemente citaban a diferentes personas a la oficina del coordinador administrativo, quienes al salir mostraban un rostro desencajado, resulta que les notificaban que serían dados de baja. Pronto, tuve la oportunidad de conocer los supuestos motivos del proceder de tres de los jefes, siendo de acuerdo a mí forma de pensar, generalmente injusticias, abusaban del poder que tenían.

No fui la excepción, también fui invitado a la silla de los acusados. Resulta, que Alejandro, el jefe de la oficina; antes de salir de vacaciones, repartió la carga de trabajo entre mi compañero Sergio y yo. Había un informe que Sergio no lo sabia elaborar, razón por la que me pidió que lo hiciera, lo elaboré y al final firmé como responsable del trabajo, ¡No lo hubiera hecho!, Sergio se molestó mucho y en cuanto regresó de vacaciones el Jefe de la oficina le dio la queja.

Se encontraban en la oficina, el Jefe del Departamento, Vicente, Alejandro y Fernando, este último el Coordinador Administrativo, comenzó el interrogatorio ¿.-Porque firmas un informe que no te corresponde?, ¡Es una falta muy grabe!, ¿Qué otros documentos has firmado y no lo has dicho?.- Una y otra persona me preguntaba, me sentía acosado, como perro atrapado fuera de barrio, tiraban mordidas uno y otro.- Si, son tan amables, puedo responder a uno a la vez, atiné a solicitar.- Fernando, aceptó.- Está bien, te pregunto, ¿porque te tomas atribuciones que no te corresponden?.- Sergio no sabe hacer el trabajo que le encomendaron y me pidió a mí que lo hiciera, como puede ver es necesario hacer algunos cálculos; y por eso yo firmé como responsable..- Fernando dio la instrucción de que Sergio se integrara a la “reunión”.- A ver Sergio, ¿Es verdad que tú le pediste a Héctor que hiciera el informe, porque tú no sabes hacerlo? .- Yo no le dije que no sabía,.-Contestó.- Fernando nuevamente interrogó a Sergio .- ¿Sabes hacerlo o no? .- No, nunca lo he hecho, pero Alejandro me dejó a mí como encargado de la oficina y yo debería haber firmado.- Está bien puedes retirarte.- Rápidamente, Alejandro tomó la palabra.- Sí, yo le pedí a Sergio que se quedara como responsable de la oficina, porque tiene mayor antigüedad y es algunos años mayor que Héctor.- Siguieron los supuestos, mientras yo anotaba cada uno, aproveché que guardaron silencio y tomé la palabra, fui dando respuesta a cada una de sus interrogaciones y concluí, precisamente aclarando el comentario de Alejandro.- En relación a que Sergio se quedó como responsable de la oficina, no fue hecho del conocimiento a ninguno de los demás compañeros ni a mí; y si la edad tiene que ver, entonces ¿Sería conveniente que Don Juanito (El señor que se encargaba de la limpieza), fuera el Director General? , él es el mayor de todos los que trabajamos aquí. En silencio, esbozaron una mueca de sonrisa los que me enjuiciaban, sabía que mi pregunta había sido muy atrevida, pero también estaba seguro que no podían responder. .- Creo que se ha cometido un error humano.- dijo Fernando, y agregó,- No te preocupes, vete a seguir trabajando. Salí airoso de esa encrucijada, mis compañeros mi miraban atentos desde sus asientos, buscaban seguramente, el indicador que muchas ocasiones habían visto y al no encontrarlo, algunos se acercaron a preguntarme.- ¿Qué paso, no te corrieron?.- No, no tenían porque, todo estuvo bien.-

A partir de ese entonces, me propuse a combatir esas irregularidades. Reuní a algunos compañeros, previa selección, y los invité a platicar fuera de los muros de la institución, les ofrecí algunas sugerencias de cómo comportarse en caso de ser invitados a la “silla de los acusados” y con tristeza recordamos algunos ex compañeros, que sin razón habían sido despedidos. Mi propósito no fue constituir una sección sindical, pero sí el deshacernos del personal prepotente, lo que implicaba llevar a cabo algunas estrategias, basadas principalmente en dos vertientes: Realizar nuestro trabajo de la mejor manera y en caso de ser candidatos a salir, antes de renunciar, comentarlo con el equipo, donde se elaboraba una denuncia ante la Subsecretaría a la que pertenecíamos, elemento aplicado en diferentes ocasiones. .

La meta resultó a largo plazo, pero de eso más adelante les platico, por ahora sólo les digo; que el conflicto llegó al extremo, intervinieron las líneas telefónicas, contrataron peritos para detectar el origen de los “problemas” y ¡nada!.

Para esas fechas, yo contaba con 23 años de edad, me sentía seguro de mi mismo, continuaba aprendiendo, llevé diferentes cursos de capacitación, entre otros: Dbase-III, en el Centro Nacional de Cálculo e Introducción a la computación. Por mi cuenta, todo lo relacionado a manejo de presupuestos por capítulo y algo de contabilidad. Las computadoras personales comenzaban a tener auge, aunque con muchas limitaciones, aprendí a manejar un procesador de texto y una hoja de cálculo en lotus (1,2,3). De esta manera, justifiqué la asignación de una P.C. para mi oficina, me autorizaron una con capacidad de 10 megas, ¡Era muy buena!. Para aprovecharla y hacer notar que efectivamente la ocupaba, comencé por llevar el control de puntualidad y ausentismo, poco más tarde, elaboré un folleto informativo interno con emisión mensual.

Continuaba ascendiendo, me nombraron pagador habilitado y adicionalmente, gestor de pensiones ante el ISSSTE, nombramientos que no me redituaban gran incremento salarial, pero si en conocimientos.

En el CPAR, se elaboraban los certificados de primaria y secundaria a nivel nacional, además, se daba apoyo al Colegió de México y ocasionalmente a la misma secretaría de hacienda. Una institución muy productiva, ya que se maquilaban servicios también a bancos. La plantilla de personal era de alrededor de 400 empleados; de los que aproximadamente el 40% eran mujeres y muchas de ellas jóvenes.

Ya tenía un tiempo de vivir solo, aunque contaba con mis “amistades”, comenzaba a imaginarme con una esposa y mis hijos, sentía la necesidad de estar acompañado, de tener a una persona con quien compartir mis metas e ilusiones, es decir formar una familia. Desde luego, continuaba visitando a mi hijo y Pilar de hecho; se portaba muy accesible, no se oponía a mis visitas, creo que ayudaba el que no tuviera pareja.

Una muchachita, delgada, piel morena, cabello largo; acompañada por otras tres se presentaron a la contratación, me llamó la atención la primera, pero no hice nada por acercarme siguiendo fiel a una de mis reglas, “En el trabajo no…” .

El 12 de diciembre de 1980, se llevó a cabo en el trabajo la fiesta de fin de año. La mayoría se encontraban reunidos en el patio, me había atrasado por terminar una actividad. Me incorporé al grupo y de inmediato me dispuse a ver que había en las mesas, me serví un buen plato de comida. Había un grupo de muchachas y me dirigí hacia ellas para preguntarles si tenían salsa. De inmediato, la muchacha que me había llamado la atención unos meses antes, me dejó su silla y fue en busca de salsa, regresó y comenzamos a platicar.

Dio inicio la música para bailar, invité a mi nueva amiga y “rompimos” el baile, siguieron muchas piezas más y continuamos bailando, seguramente podríamos habernos acabado los zapatos, pero la invité a tomar un café.

2 comments:

Hek@nibru said...

No tienes idea de lo mucho que disfruto y que me conmueve leer tus palabras. Pensar que aquella muchachita es mi mamá y que aquel muchacho lleno de ilusiones y ambiciones es mi papá, me llena de una emoción difícil de describir.

Gracias por compartir esto papá.

Ing. Cardioide said...

Gracias por adelantarme un poco de la historia Hector! jajajajaja...

Seguire al pendiente de la historia para ver que mas paso!! En serio Sr, realmente estoy muy interesado!!!!!!!!!!!

Seguimos en contacto. Un megasaludo desde aca,

Lalo.