Sunday, December 11, 2005

Llegó el Amor

¿Recuerdan? Era 12 de diciembre. No, nada tiene que ver con costumbres religiosas, lo relevante para el caso, es que se trataba del día del santo de la mamá de mi amiga, lo que la exigía llegar a su casa a más tardar a la 8:00 pm. Le prometí que estaría en su domicilio a la hora señalada.

Sí, ¿Por qué no? , el Vip´s. El menú es lo de menos. Platicamos tomamos café y continuamos platicando. Le confesé a grandes rasgos mi agitado pasado, particularizando el caso de mi hijo. Ella me comentó sobre su presente. –Tengo dos años con mi novio.- ¿Y como te llevas con él? - pregunta obligada.- Pues últimamente no muy bien, hemos tenido algún distanciamiento.-, “Pude ver una pequeña lucecita”,- Yo tengo tiempo de no tener novia.-, Preparaba terreno, - ¿Ya nos vamos?, no quiero llegar tarde, ¡no conoces como se pone mi mamá cuando se enoja!.- No te preocupes, llegaremos.

La llevé a su casa puntualmente, acordamos continuar platicando y aproveché para ofrecerle llevarla a su casa, cuando su novio no acudiera por ella a la oficina.

En el camino de regreso a mi casa, entusiasmado por su reacción, al saber de mis fracasos, pensaba en la posibilidad de llegar a interesarle al grado de que diera “carpetazo” a su relación de noviazgo.

Hacía años que mis relaciones con mujeres sólo eran de amistad; y bueno honestamente algunas veces un poquito más. Es preciso decir, que por esos tiempos las costumbres diferían de las actuales, generalmente, la connotación de “novio (a)”, era inclinada hacia los sentimientos, un grado más sublime. Sucedía con cierta frecuencia, que tus necesidades fisiológicas sexuales se satisfacían por aparte, no siendo tema dentro de un noviazgo. Otra de mis reglas era no acudir a lugares de prostitución, posiblemente debido a mi primera experiencia; por lo que me era importante invertir tiempo en amigas de moral, un poco o mucho, distraída.

Si bien estaba considerando una nueva excepción en mi proceder, respecto a no mantener una relación dentro del trabajo, sentía que esta vez se justificaba plenamente dadas mis intenciones; además me daba cierta ventaja, que de alguna manera equilibraba con la relación que ella mantenía durante dos años. “Coincidíamos” frecuentemente en el comedor y otras veces en alguna de las oficinas.

Los horarios eran distintos, mi hora de salida por lo regular era a las 6:00 pm, y el de ella hasta las 10:00 pm. por lo que fue necesario ajustar mis tiempos; con la finalidad de estar pendiente, por si se le ofrecía la llevara a su casa, situación que gradualmente se hizo costumbre. “Veía” como la balanza se nivelaba poco a poco, el novio iba perdiendo terreno.

Conforme avanzaba nuestra amistad y confianza, el conocimiento mutuo no se quedaba lejos, podía ver a una muchachita, inteligente, ingenua, tierna pero no tan dulce, imaginativa; que a veces superaba lo razonablemente creíble; pero inocente, reprimida y hasta espantada por el trato que su mamá le ofrecía.

Por mi parte, nunca intenté colocarme caretas que evitaran mostrarme tal cual era, no me interesaba confundirla; mostrando algo diferente a mí, no quería correr el riesgo de que se emocionara fantaseando sobre supuestos; que al despejarse provocaran reproches y decepciones.

El 5 febrero de 1981 habría fiesta en su casa, resulta que cumplía sus 20 años de edad, fui invitado al igual que algunos compañeros de oficina. Desde luego, no quería pasar desapercibido, compré una tortuga de peluche, que bien pudiera haberle puesto el mensaje, “lento pero seguro”, pero preferí entregarle una carta que dice:

CELOS

¿Quién ahora te estrecha cariñoso?
¿Quién percibe tu aliento de cerca?
Y sientes su corazón latir dichoso
Cuando inspirado la boca él te besa

¿Quién provoca tus deseos
Mientras cuentas las estrellas
Y te llena de caricias
Para que las veas más bellas?

Poco a poco me invade la zozobra
Los celos merodean mi sentimiento
Mezclando la esperanza con tristeza
Intento desahogar esto que siento

Irónico el destino se presenta
¿Qué puedo reclamar a tu conducta?
Sobraría una mirada interrogante
Y yo recordaría mi anterior ruta

Más …en lo profundo de tu mirada inquieta
Se refleja el alma atormentada
Y en tu caricia delicada y suave
Descubrí en ti el deseo de ser amada

Y... preciso es decirte es que no basta
Ver rendido a tusa pies a quien te ama
Cuado jamás podrás corresponderle
Con esa misma fuerza, con el alma

Hoy que se acerca tu gran día
Los tuyos harán presente su cariño
Déjame gozar de esta alegría
Festejando también sentirme tuyo


¡Claro!, se trata de una declaración, pero no fue vista de ésta forma, al menos no se dio por enterada.

La fiesta estaba en su apogeo, servían comida y bebidas, algunos bailaban en el patio y por mi parte, me hacía acompañar de unos amigos de ella, que tocaban la guitarra dentro de la sala. Por la confianza que uno de ellos mostraba con los de la casa, supuse era el novio y le pedí que me acompañara una canción, él amistosamente hizo sus acordes ¡y que me animo!, “Las higueras que están en tu caasa, dannn la sombra muy bonita, cuantos quisieran sombrearse; para verte de cerquita, peero no se me emparejaan, yo ya besé tu boquita… , como pueden deducir la canción se intitula “las higueras” y continúa en ese mismo orden de ideas. Mientras le echaba ganas cantando, miraba de reojo las reacciones del que suponía era el novio, quien se esforzaba para acompañar mi “tímida” melodía, sin hacer ningún gesto de descontento. Su actitud me hacía pensar “tiene atole en las venas”, lo que me dio mayor seguridad para continuar cantando: “los amigoos que traen tus hermaanos me haan tirado de balazoos, quieren acabar conmigo para que les hagas caso, peeero no se me emparejaaan, yo ya te tuve en mis brazos…Terminé la canción y el amigo continuaba igual, como si nada pasara. ¡Efectivamente! No pasaba nada, él alguna ocasión había sido novio de mi pretendida, de lo que hacía ya un buen tiempo, razón por la que no se sintió aludido.

Salí de la reunión en la sala; con el propósito de despedirme, ella había estado atendiendo a los invitados, lo que limitaba el tiempo que pudiera concederme. En el patio, continuaban bailando muchas parejitas, por mi parte la buscaba para despedirme, así como de sus papás y hermanos. Al terminar la pieza que bailaban, se anunció que la cumpleañera partiría su pastel. En ese momento alcancé a ver que había tomado su tiempo para bailar. Partió el pastel, lo distribuyeron entre los invitados, con los comentarios del caso, quedando bien “¡está riquísimo!”, aunque muchos no se lo terminaran.

Me despedí con la sensación de no haber hecho un papel muy adecuado, los papás de ella; seguramente habían notado cierta intención en la “cancioncita”, pero bueno, al menos intenté afinar lo mejor posible.

Los días transcurrían y continuaba en calidad de amigo; y se puede decir también de chofer, pues el llevarla a su casa después de salir del trabajo se hacía algo cotidiano.

Una noche al llegar frente a la puerta de su casa, apagué el motor del carro y que me decido.- Mira, quiero decirte que; el tiempo que tenemos de conocernos ha hecho que me encariñe de ti, y el “papelito” de chofer que vengo haciendo no me gusta, creo que es tiempo de que decidas a quien prefieres ¿a tu novio o a mí?, debo confesarte, que si no quieres ser mi novia me va a doler , pero no hay mayor problema; sólo que nuestra relación obviamente cambiaría, sería desde luego mucho más distante..- Unos instantes de suspenso y….- Me quedo con él.- Está bien, ten por seguro que nunca más insistiré.-

Me retiré con una opresión en el pecho, el golpe a mi ego también hizo impacto. Me refugié con mayor ímpetu en la lectura. En horas de oficina, aunque existiera la oportunidad de saludarla, la evitaba, o en caso de saludarla me portaba frío…distante.



En múltiples ocasiones me hacía distintas preguntas: ¿Cuál fue mi error? , ¿Tal vez demostré demasiado interés?, ¿Quizá fue muy pronto?. Terminaba recordando que yo sólo había limitado las probabilidades posteriores, al decirle que nunca más insistiría.

Continuaba visitando con regularidad a mi hijo. Pilar sabía de mi interés por una muchachita, pues pensando en proyectar mis intenciones se lo había confiado, luego le conté lo sucedido, si bien es cierto; no al detalle, únicamente le dije que no se había dado la relación. Por su parte, no comentaba nada, simplemente esbozaba una sonrisa y cambiaba de tema.

Mi hijo ya hablaba, durante mi visita, que era de varias horas; lo llevaba al parque a jugar. Cada vez era más difícil que aceptara irse a dormir, estaba consciente que yo aprovechaba para irme. En varias ocasiones el me decía “Yo te atompaño” (acompaño). Me dolía dejarlo, pero sabía que lo último que podía hacer era separarlo de su mamá.

2 comments:

Abraham Villegas said...
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Abraham Villegas said...

Wow, ahora si me dejó picado, jejeje. Espero lo que viene..., terminó definitivamente con esa persona..., luchó posteriormente por ella..., qué pasó?????????

hasta luego y le mando muchos saludos...

Abraham