Saturday, February 10, 2007

¿En Que Fallé?

Llegaba el atardecer, Laura conducía nerviosamente su viejo V.W., esta vez no disfrutaba del hermoso paisaje que le ofreciera el camino a la casa de campo, los pájaros regresaban bulliciosos a sus nidos, los matices de colores en el horizonte se apagaban lentamente, el campo mostraba orgulloso sus mejores galas.

Con las manos crispadas al volante, hundía al fondo el acelerador con la vista fija en el camino, limpiando de vez en vez las lagrimas mezcladas con pintura para pestañas que rodaban por sus mejillas.

- ¿En que fallé?, ¿Porqué, porqué ¡Porque me tenia que pasar!? , ¿Qué voy a hacer Dios mío?, - Estas frases las repetía una y otra vez en silencio, tratando de encontrar respuestas a la conducta de Juan su esposo, a quien hacía unos minutos descubriera con su amante en su propio departamento.

- Cumplirían en unos días sus primeros diez años de casados, todo parecía estar bien, ambos trabajaban y habían logrado un pequeño patrimonio, que en un futuro sería destinado a sus hijos, Fernando y Alicia, de 9 y 7 años, respectivamente.

-De pronto habló, gritó sin que alguien la escuchara - ¡Esa desgraciada…! ella es la culpable, ¿Cómo pude estar tan ciega?, con esto me paga la confianza que le brindé. -Recordaba el día en que Rosa llegara a solicitar trabajo en su casa y la contratara para cuidar de los niños y realizar las labores del hogar.

– ¡Pero si parecía una mujer ingenua, ha me vio la cara de pend… ¡“Si señora, está bien señora”, ¡hipócrita, mosca muerta!, con eso de que venía de su pueblo y había sufrido mucho, ¡pues claro! Quien no iba a apoyarla.

Dejó por un momento de gritar, el cielo se había tornado gris, caía la noche y con ella algunos relámpagos anunciaban lluvia – Bueno ya falta poco- pensó, mientras prendía las luces del carro.

Se estacionó frente a la vieja casa de campo, sin tomar en cuenta la fuerte lluvia, bajó del auto y caminó despacio hacia la puerta, el rechinido al abrir la puerta le recordó el último fin de semana que habían pasado en familia en la casa. Luego de prender la luz caminó hacia a la cocineta, puso a calentar agua para tomar café, tenía frío, estaba empapada de pies a cabeza.

Mientras se quitaba la ropa en el baño algunas escenas que se suscitaron entre Rosa y Juan; que en su momento le parecieron sin importancia ahora la torturaban.- Como no me di cuenta, fui una tonta- Después de colocar la ropa que escurría, en una silla de madera, abrió la llave de la tina; y descubrió su silueta desnuda en el viejo y manchado espejo - ¡Que tiene ella que yo no tenga!, pensaba, mientras observaba su imagen en diferentes ángulos, de pronto explotó ¡esa india desgraciada!, al recordar que alguna ocasión la había visto salir de bañarse cubierta en una toalla y accidentalmente se le había caído al pasar frente a Juan, mostrándose desnuda por un instante, reaccionando rápidamente con una disculpa, y diciéndole a Laura más tarde que estaba muy apenada y que no sabia que el señor estaba en la casa.

Mientras se relajaba acostada en la tina, recordaba pasajes vividos con Juan, - Es buena persona, quiere a mis hijos, me trata bien- Se detuvo en la última frase – Bueno lo que pasa es que a él lo educaron así, por eso a veces me regaña; pero no me pega muy seguido, solo cuando le contesto o no hago lo que él quiere, además es un hombre trabajador. ¡Sí, la culpable es esa vieja coscolina!, salio de la tina y decidió ir a dormir.

Los primeros rayos de sol se asomaron por un lado de la cortina mal puesta, el canto insistente de un gallo le recordó que estaba en la casa de campo.

La mañana era gris, no había dejado de llover durante la noche, sus ropas aún estaban húmedas, vistió un short y una playera que por suerte había dejado en su última visita a la casa. Sus pensamientos le provocaban un hueco en el estómago, -¿Cómo estarán mis hijos?, ¿vendrá a buscarme?, no, creo que no se dio cuenta que los descubrí, pero entonces ¿que estará pensando? Se dirigió a la tiendita más cercana, necesitaba comprar algo para amortiguar el dolor de cabeza y algunos víveres.

La tienda estaba cerca de la gasolinera, a unos cinco kilómetros de su casa. Luego de las compras, se detuvo a cargar gasolina- ¡Hola Laura, que milagro!, Hola Roberto buenos días- Se trataba del vecino, un hombre de unos cuarenta años, aunque lucia de menos, que a su decir, le encantaba descansar en su casa de campo y aprovechaba cualquier oportunidad para hacerlo, cosa que Laura ponía en duda, porque aunque decía tener familia, nunca hablaba de su esposa.

-Bueno, platícame, ¿que haciendo entre semana por estos rumbos?,- Pues, decidí tomarme un pequeño descanso lejos de la monotonía cotidiana- Bien hecho, ¿Y Juan se quedó en casa con los niños?- Este…, no, realmente vine sola, ellos no pudieron venir- Laura no sentía confianza, realmente era sólo el vecino y habían platicado pocas ocasiones, de hecho nunca se habían visitado -Perfecto, ¿como ves si desayunamos juntos? Yo acabo de comprar algunas cosas – Lo que pasa es que Juan debe estar por llegar, debo ir a la casa- Está bien vamos a tu casa. – Laura, realmente quiso decir no, sin embargo, hábilmente Roberto lo “interpretó” como una invitación.

Ambos carros se estacionaron frente a la casa- No te fijes en lo desarreglado, es que apenas llegué anoche y no he podido limpiar- Por favor no te preocupes así sucede- Voy a poner el agua para café, permíteme un momento- Claro, ¿quieres que te ayude en algo?- No es necesario, pero si gustas puedes picar la fruta – Roberto dejó sobre la mesa la bolsa de víveres que él había comprado previamente - ¿Donde pongo está ropa?, Todavía está mojada- ¡Que pena!, olvidé sacarla anoche – Prácticamente se la arrebató de las manos, para llevarla a la recámara- No te apenes, además debes verte muy bien con esa tanga- Dijo tratando de parecer gracioso- Llovió toda la noche- Dijo Laura, ignorando el comentario- Sí, hace días que no deja de llover por las noches- ¿Ya tienes varios días por acá?- Sí, llegamos el pasado fin de semana, tomé unos días de vacaciones, pero mi esposa e hijos se regresaron ayer, ya sabes… no falta problema- Laura prefirió no investigar a que problema se refería, suficiente tenía como para interesarse en algo más, pero Roberto continúo- Nos enojamos mi esposa y yo por una tontería y decidió regresar con los niños, no se que vaya a suceder- Seguramente se les pasará y todo regresará a la normalidad- Pues tal vez, pero tengo mis dudas, ella es muy orgullosa y además…-Roberto se detuvo al darse cuenta que estuvo a punto de cometer una indiscreción- Ya verás que todo se soluciona, porque no vas a buscarla, le compras unas flores y le dices …- Laura no completó la frase, el ruido del motor de un auto que se detenía frente a la casa le provocó un vuelco en el estómago- ¡Juan, de seguro es ese desgraciado! – Dijo sin pensarlo, al tiempo que se dirigía a la puerta- Roberto se quedó sentado sorprendido por la expresión de Laura.- Unos instantes después regresó fingiendo tranquilidad –Me equivoqué, creí que era mi marido, pero eran unas personas que vienen de visita y no encuentran el domicilio-

¿Tienes problemas también verdad?- No, claro que no, ¿porque supones eso?- Bueno no es que sea adivino, pero te escuché claramente decirle desgraciado a Juan y no creo que sea de cariño- Laura se dio cuenta que había sido descubierta y trató de suavizar la situación lo más posible- Bueno, bueno, un pequeño problemita, pero dime ¿tu porque te enojaste con tu esposa? – No es fácil contarlo, pero siento la necesidad de sacarlo porque me está comiendo por dentro- ¡Parece que tu si tienes un problema serio!- Comentó Laura, tratando de que continuara con su relato y evitar retomar su caso- Realmente es más serio de lo que te imaginas, yo no quería creerlo, cuando un amigo me dijo que tuviera cuidado porque con frecuencia la veía salir del trabajo muy bien acompañada, comentario que fue el motivo de que terminara nuestra amistad. Los celos me atormentaban cada tarde y más aún cuando Rocío llegaba unas horas tarde. Decidí investigar, preparé el “terreno”, le dije que ese día llegaría tarde porque tenía unos pendientes que atender; así que no me esperara a cenar.

Dejé a unas calles de la oficina el carro, el corazón parecía que se me quería salir del pecho sólo con imaginar que mi amigo pudiera tener razón, caminé hasta encontrarme en una tienda desde donde pudiera ver la puerta de salida del personal, compre un refresco para disimular mi estancia en el lugar, discretamente volteaba hacia la puerta.

Unos minutos eternos y comenzaron a desfilar uno a uno los empleados, apareció Rocío en escena, todo parecía normal, se despedía de alguna compañera fuera del lugar, ¡que ridículo estoy haciendo!, pensé, ¡si me ve aquí que le digo!, razón por la que no me acerque, por el contrario traté de evitar me pudiera descubrir, buscaba cómo justificar mi presencia en el lugar, mientras ella se dirigía hacia su carro, nuevamente mi respiración se aceleró al ver que paso de frente y se acercó al carro que estaba al lado del de ella, se subió y alcance a distinguir el saludo más que afectuoso al tipo que esperaba dentro.

Me controlé tratando de convencerme que seguramente sólo era un amigo, que estaba viendo cosas que no existían, pero tenía que seguirlos, a lo mejor se le había descompuesto el carro a mi esposa y él la llevaría a la casa.

Mis dudas se disiparon unas calles después, al ver que entraban al motel, estuve a punto de entrar también y hacer una tontería, me contuve, recordé a mis hijos y preferí irme a esperar a casa. Aproximadamente a las diez de la noche escuché como abría la puerta, ya me había tranquilizado y pensaba en que seguramente hablaríamos como personas civilizadas y llegaríamos a un acuerdo para la separación. – Hola mi amor ya llegué, pensé que no estabas, como me dijiste que llegarías tarde- ¡Que desfachatez! Dije para mis adentros- Llegué hace un rato, sucede que terminé más pronto de lo que esperaba, pero platícame, ¿que paso, porque se te hizo tan tarde? – Nada, que quieres saber, que me fui con mis compañeras a tomar un café, ¿o que yo no tengo derecho a distraerme? – Bueno, tranquila, sólo te estoy preguntando- ¡Pues ya te contesté!, y no trates de tranquilizarme, sabes me molesta que siempre me preguntes a donde fui -

Tenía ganas de gritarle, de decirle que la había visto entrar al motel, pero me contuve - ¿Te gustaría ir a la casa de campo?, aprovechamos que salí unos días de vacaciones - Si quieres vamos- Así fue como llegamos el sábado pasado, el domingo luego de desayunar y darles permiso a los niños para que salieran a jugar, comencé la plática pendiente, decidido a no perder el control- ¿Sabes, últimamente te he notado diferente- ¿Como diferente, a que te refieres?- A que te esmeras en arreglarte - ¿Qué no te gusta que me arregle para ti? ¡Ahora resulta, que también eso te molesta!- No, no me molesta que te arregles, pero no creo que sólo sea para mi, y he notado algunos cambios en tu conducta – Pues piensa lo que quieras y claro no te niego que también me arreglo para sentirme bien- Rocío, tu me ocultas algo, porqué no me dices que está pasando- Resulta que ahora hasta mentirosa soy, no se que quieres que te diga, pero yo no te oculto y no te he ocultado nada- Yo se que si me estas ocultando algo y prefiero que tu lo digas- Ah de seguro ya vinieron con algún chisme y lo creíste, ¡claro, pero si prefieres creer lo que te digan en lugar de creerme a mi!, pues tu sabrás- No, no es ningún chisme yo te vi.- ¿Qué? Me viste, ¿en donde me viste?, no me digas que me andas siguiendo a donde ando- Ya, es el colmo, como puedes ser tan hipócrita, fui a tu trabajo y los seguí hasta el motel- Como puedes ofenderme de esa manera, de seguro me confundiste con otra persona, nunca imaginé que pensaras así de mi- Yo tampoco imaginé que te atrevieras a hacer lo que hiciste- Terminó la discusión, ella salió azotando la puerta, supuse regresaría para continuar, pero se llevó a mis hijos y no regresó, un rato más tarde fui a buscarlos a la casa de la ciudad pero no estaban, no se a donde se fueron, así que regresé para tratar de poner en orden mis ideas- Roberto concluyó su confesión con un suspiro-

Laura no daba crédito a lo que acababa de escuchar, casualmente se encontraban en similares condiciones, ante la apertura mostrada por Roberto decidió contarle también su tragedia -Y… llegué a la casa, no escucharon cuando abrí la puerta, ni siquiera estoy segura si me vieron, salí corriendo y cuando me percaté ya venía camino a la casa de campo. Es por eso que no se si Juan me busque, tal vez crea que me pasó algo durante el trayecto del trabajo a la casa o tal vez me vio e intuye que estoy acá y está esperando un tiempo para que me encuentre más tranquila, pero no, ¡no puedo entender en que fallé!- Soltó el llanto, cubriéndose la cara con ambas manos- No, Laura tu no fallaste, no te sientas culpable- Dijo Roberto, al tiempo que le pasaba el brazo por la espalda y ella reclinaba su cabeza en su pecho, lloraron juntos por unos instantes. – ¿Lo vas a perdonar?- preguntó interrumpiendo el silencio – ¿Y tu?- No, no se que hacer, están mis hijos… toda una vida, siempre la he tratado bien, he hecho lo impensable por darle todo, tu no imaginas de lo que he sido capaz por cumplirle sus caprichos…la sigo amando y la odio a la vez, creo que le di demasiado y no lo supo valorar- Pues que ironía, yo hice lo mismo, bueno, no se realmente a que te refieres con haber hecho lo impensable, pero yo también me entregué sin reservas a él y he luchado por mantener vivo el amor…cuando menos podría imaginar, cuando todo parecía estar mejor que nunca…- Nuevamente el llanto evitó que continuara – Roberto, con un nudo en la garganta- Ya pasará, ya pasará, el tiempo nos ayudará a superarlo, le dijo mientras acariciaba su larga cabellera.

Unos fuertes golpes en la puerta terminaron su terapia -¿Quien será?,- Espera Laura, yo abro- ¿Se puede entrar a… mi casa?- saludó irónicamente Juan al ver a Roberto- Claro, claro ya era hora de que llegaras, Laura te está esperando- Dijo Roberto, tratando de aparentar ingenuidad y que todo estaba en orden- ¿Se puede saber que haces en mi casa?- Bueno, pasaba por aquí y pensé saludarlos, Laura me dijo que estabas por llegar y esperé mientras me tomaba un café- Juan buscaba con la mirada a Laura, que corriera al baño para arreglarse un poco la cara, no quería que se diera cuenta que había estado llorando, Rosa entró después junto con los niños- Buenos días señor, dijo dirigiéndose a Roberto, quien prefirió simular no escucharla.

Laura, ¡Laura!, - Gritó Juan al tiempo que salía de la recamara- No te escondas hija de tu…, ahora me van a decir que está pasando- Cálmate, no te confundas- Intervino Roberto- Aquí no ha pasado nada de lo que estás pensando- Laura salió del baño- ¡No Juan!, aquí no pasó nada, pero tu dime ¿que pasó en la casa? – Juan palideció repentinamente- ¿Qué pasó de qué?, ¿a que te refieres? –Hijos por favor vayan a jugar un rato, su papá y yo necesitamos platicar –Si señora, yo los cuido- Apresuradamente dijo Rosa – No, tú te quedas porque también tienes algo que decir ¿o no es así?- Rosa dirigió un rápida mirada de reojo a Juan y – Que quiere que le diga señora, contestó con una mueca de sonrisa –Laura ya no pudo contenerse y se abalanzó a Rosa, propinándole un golpe en plena cara – ¡Nada de señora!, eres una “mosca muerta”, defraudaste mi confianza – Rosa sorprendida corrió atrás de Juan, quien se limitó a decir – No me digas que ustedes no hicieron nada, acabo de ver tu ropa sobre la cama- Pues no, aunque no lo creas hasta este momento te he respetado y jamás imaginé que tú en mi propia casa… con la sirvienta, ¿como fuiste capaz?- Se dirigió nuevamente a Rosa, quería arrancarle los cabellos, deshacerle la cara a golpes- Juan se interpuso con un empujón- ¡Déjala, no voy a permitir que la sigas golpeando!- Roberto que se había esforzado por no participar, no pudo evitarlo, sus impulsos lo llevaron a darle un golpe a Juan quien cayó al piso por el fuerte impacto- No vuelvas a intentar agredir a Laura, no te lo voy a permitir- Esto me lo voy a cobrar ¡cuídate!- amenazó Juan al tiempo que se levantaba saliendo rápidamente hacia el carro y Rosa literalmente pegada a él. Llamaron a los niños que estaban jugando bajo el árbol del estacionamiento, arrancó quemando llantas.

Laura que estaba aturdida por todo lo que acababa de suceder; salió corriendo – Hijos, ¡mis hijos!- De pronto tropezó con una piedra y cayó al suelo- Roberto, que la seguía a corta distancia le ayudó a incorporarse- Vamos, trata de calmarte, mira te está sangrando la rodilla, vamos a la casa para curarte- La tomó por la cintura y ella le cruzó el brazo por la espalda y lo tomo del hombro apoyándose para lograr caminar.

-¿Tienes medicamentos?- Sí gracias, mira ahí arriba del ropero está una caja – Siéntate aquí en la silla, ahora verás, ni te va a doler – Él se sentó en la cama, le tomo el tobillo para recargarlo en su pierna y comenzó por limpiar con cuidado la herida, mira nada más, si hasta se te enterraron algunas piedritas- Ella trataba de soportar el dolor, echando la cabeza hacia atrás y sin poder evitar abrir las piernas, que si bien llevaba puesto el short, por la posición permitía que se entreabriera ya que estaba un poco holgado, dejando ver más haya de lo pertinente, sin embargo, ninguno pareció percatarse en el momento- Roberto terminó de curar la herida – Todo fuera como estas heridas que se curan fácilmente – Pues si, en eso tienes razón, aunque de cualquier manera también duelen- Claro, desde luego, que duelen pero ¿estás de acuerdo que las otras duelen más o no?- Si, si duelen mucho, mucho más… ahora que va a pasar, que les dirá a mis hijos y ¡esa vieja!, seguramente le ayudará para reforzar sus mentiras- Debes levantar una demanda de inmediato, no puedes esperar, si gustas yo te acompaño y sirve que denuncio sus amenazas y de paso también demando a mi mujer, porque también mis hijos están en riesgo – Pero como, estoy llena de tierra, desarreglada, me da pena ir así – Pues haz a un lado la pena y vamos, si quieres ponte el vestido que traías, creo que ya está seco- No, no es necesario y tienes razón vamos.

Se dirigieron al ministerio público, donde después de varias, muchas horas finalmente salieron - ¡Es increíble!, que mal servicio, pareciera que somos delincuentes- Si, desafortunadamente la sociedad somos muy tolerantes y muy desatinados al elegir a nuestros gobernantes, dime Laura, cuantas veces oímos que existen injusticias pero no somos capaces de escuchar y solo estamos pendientes de los candidatos cuando están en campaña- Pues si, así pasa.

Ya comenzaba a oscurecer cuando llegaron a casa de Laura, que se sentía agotada, el día parecía era de los más largos de sus treinta y tres años de vida – Bueno, muchas gracias por todo, creo que nos conviene ir a descansar- Si tienes razón, yo también me siento muy cansado- Dejó a Laura en la silla y se despidió con un apretón de manos.

Apenas se había quitado la blusa y el short, bueno pues era todo lo que traía encima, cuando escuchó unos golpecitos en la puerta, pronto se enredó en una sábana y cojeando se acercó temerosa a la puerta – ¿Sí, quien es? Dijo con voz entrecortada - Soy yo, Roberto, es que olvidé mi bolsa en la mesa – Perdón pero me espanté, dijo al abrir - No, discúlpame a mi por ser tan inoportuno- Laura sintió la mirada insistente en su translucido y bien formado cuerpo provocando el calor en sus mejillas y en contraste un escalofrío que recorría todo su cuerpo- Como te dije estoy muy cansada me disponía a acostarme – Laura, eres muy hermosa, como puede haber hombres tan idiotas por el mundo- Gracias Roberto, pero creo que no es el momento para cumplidos, nos vemos mañana - Claro te invito a desayunar.

Con los primeros rayos del sol y el trinar de los pájaros el nuevo día “saludaba” era un domingo despejado permitiendo ver en el horizonte el resplandor que se asomaba tras las montañas, Laura salió del baño y apresurada se vistió, no quería ser sorprendida por Roberto, arregló medianamente la casa, la rodilla aún le dolía, se asomó a la puerta dirigiendo su mirada hacia el camino, de pronto - ¿Pero qué ridículo estoy haciendo? , si Roberto me ve puede creer que estoy interesada en él - El paisaje del campo la distrajo, a un costado de la casa crecían girasoles, margaritas y algunas otras flores silvestres, cortó unas pocas y las colocó en un vaso con agua para adornar la mesa, dejó la puerta abierta para que Roberto entendiera que lo esperaba, se preparó un café y se dispuso a esperar, mientras trataba de ordenar sus ideas – Mañana tengo que presentarme a trabajar, debo salir de casa cuando menos una hora más temprano para llegar a tiempo, sí , ahora más que nunca tengo que conservar el premio de puntualidad, ah… ¡pero no tengo ropa aquí! Voy a tener que ir por mi ropa pero si está Juan y se complican más las cosas, que tal si ya le avisaron que lo demandé, no, no, mejor me presentó a la oficina y pido unos días de vacaciones y los aprovecho para organizarme, bueno ojalá no me los nieguen- En eso estaba cuando - ¡Buenos días!, como amaneciste, entraba Roberto esbozando una sonrisa y con varias bolsas en las manos, lo que facilitó para que el saludo fuera un beso en la mejilla - Bien gracias, creo que mejor- ¿Y de ánimo? – No logro ordenar mis ideas, pensaba en solicitar unos días de vacaciones para reorganizar mi vida - ¿Pero, puedes pedir vacaciones de un día para otro?, porque en mi trabajo debo hacerlo con tres días de anticipación- Bueno en el mío también, pero espero que mi jefe comprenda por la situación que paso y me apoye, además siempre he trabajado bien, llego temprano y tengo todo ordenado…aunque quien sabe, hay muchos compañeros muy envidiosos, que si se enteran que me dieron un trato diferente comienzan los chismes, hasta llegar a suponer que el trato “especial” se debe a que es reciproco con el jefe, pero ojalá y me autoricen cuando menos una semana.- ¿Le vas a contar a tu jefe lo sucedido?- No, como crees, voy a tener que inventar alguna mentira, no quiero que en unos días todos en la oficina se enteren de mi situación, ya sabes, no falta quien quiera sacar provecho y empezar a molestar, hay si supieras como es mi ambiente laboral- Ya lo imagino, creo que no muy distinto a mío- Apoco ¿en tu trabajo también sucede lo mismo? – Si claro, mira yo tengo doce años de antigüedad, me gusta llegar temprano y regularmente salgo después, por costumbre me ha gustado dar un extra, esperando ser valorado algún día, lo cual conforme pasa el tiempo me doy cuenta que cada vez está más lejos mi esperanza - ¿Porqué, a que te refieres? – Pues sí, resulta que últimamente han despedido a un buen número de compañeros y las actividades que ellos realizaban nos la han ido repartiendo a los que quedamos; de esta manera muchas veces no es suficiente las ocho horas para llevar al día el trabajo y claro si nos quedamos más tiempo dan por hecho que es por desconocimiento del trabajo y no por dar un poco más, pero aunado a esto tampoco nos pagan tiempo extra, debemos marcar la salida a la hora señalada y en su caso regresar a seguir trabajando, de está forma eluden la responsabilidad – Oye pero eso es un abuso?- Claro, desde luego que es abuso, como lo es cuando te contratan y al mismo tiempo tienes que firmar tu renuncia sin ponerle fecha, o bien te dan contratos mensuales de forma permanente para evitar generes antigüedad y que dices cuando despiden a una mujer por tener la dicha de estar embarazada – Bueno, pero al menos tenemos un trabajo- Pues si, ese es el problema, es la forma en que nos venden la idea de que “debemos agradecer”, nos están haciendo un gran favor con explotarnos para que los grandes empresarios sigan almacenando fortunas que por generaciones no se acabarían, pero todavía hay más, anoche no podía dormir, tratando de encontrar respuestas y entender lo que tu decías “¿En que falle?”, creo que somos una sociedad miope, todos los días vivimos lo mismo y no lo podemos ver, para mi caso, me doy cuenta que muchas veces llegaba tarde a casa y no sólo eso sino también de mal humor y cansado, otras más llevando trabajo para hacerlo en casa, todo esto contribuyó en buena medida a distanciarme de mi mujer y mis hijos, es increíble que hasta ahora lo pueda ver, la esclavitud disfrazada se apodera de las masas, sin embargo lo único que queda es cobrar conciencia y discretamente ir quitando las vendas de los ojos a los demás - Se te enfría el café- Si, creo que me emocioné, pero no te imaginas que necesidad siento de salir corriendo a sensibilizar a todos cuantos quieran escuchar - Eso es muy peligroso, si “los dueños del dinero” te escuchan, seguramente te queman con leña verde - Tienes razón, pero debemos ser prudentes y esperar el mejor momento para cuando sea el tiempo de analizar las propuestas de los que pretenden gobernar; ser capaces de decidir por lo que mejor convenga.

-No lo había pensado, creo que también yo fallé muchas veces por razones similares, digo, también me ha gustado ser responsable en mi trabajo, poner todo mi interés por superarme…claro a costa de dejar espacios en la relación con Juan y mis hijos, situación muy bien aprovechada por esa vieja- Sabes, somos producto de la sociedad, el problema siento que no son las consecuencias sino el origen, desde luego, no es mi afán culpar de todo y a todos de nuestros errores, ya que debemos auto analizarnos sin ser complacientes y siempre buscar ser mejores, pero nada me quita de la cabeza que las condiciones laborales tuvieron algo que ver con la situación que hoy nos aflige.

-Bueno, estoy de acuerdo con lo que dices, pero lo que menos quiero es quedarme sin trabajo, ¡imagínate nada más!, que haría, sola y sin ingresos- -Si, es cierto estamos atrapados, llenos de inseguridad y una autoestima decreciente, “que haría”, “que puedo hacer”, estas frases se escuchan todo el tiempo, desde luego cargadas de temor en muchas personas y en otras, las menos, son miel para sus oídos, aquella frase muchas veces dicha “ Es preferible morir de pie que vivir de rodillas” es solo historia, una sombra de ideales del pasado. Pero Laura, cambiando de tema, si gustas yo te puedo acompañar para traer tu ropa, y no se, algunas otras cosas que necesites- No, Roberto, no quiero ser abusiva, mucho te agradezco tu compañía y buena conversación- De ninguna manera, no creas que es fácil deshacerte de mi, te ofrezco mi amistad de manera desinteresada, no pienses que soy el primero en tratar de aprovechar tu separación, simplemente somos compañeros del mismo dolor, nuestras heridas deben sanar para pensar en algo más - Directo y sin rodeos, está bien acepto tu amistad y también que me acompañes por mis cosas, ojalá no se complique más la situación.

-Roberto estacionó el carro frente a la casa, acordaron que en caso necesario él estaría pendiente para entrar en su auxilio, Laura dio vuelta a la llave y entró, no había nadie, cortó una hoja de uno de los cuadernos de su hijo Fernando y escribió “Hola hijo, cuida mucho de tu hermanita, pronto estaremos juntos y les platicaré lo que pasó” los quiere mucho su mamá”, luego una hoja más y “ Juan vine por mi ropa y algunas cosas personales, si aún no te avisan, te digo que he puesto una demanda y seguramente tendrás que hacerle frente a tus actos, por supuesto mis hijos deben estar conmigo, nos vemos en el juzgado” Atte. Laura., la carta a sus hijos la dejó bajo la almohada de la cama de Fernando y la otra en la mesa del comedor. Cogió su ropa y algunos cosas personales, claro incluyendo los artículos de belleza y salio- Te tardaste un poco, ya pensaba entrar – Lo que pasa es que aproveche para dejar una nota a mis hijos y de una vez dejarle un recado a Juan - Está bien, ¿vas a llevar algo más?- No, es todo por hoy, ya podré recuperar el resto- Claro, cuando gustes venimos- Gracias, pero espero recuperar todo absolutamente todo, bueno excepto a Juan y compañía-

Luego de un largo silencio - ¿Cuánto tiempo tienes de casado? – Fueron catorce años- Dijo con un hondo suspiro, y continuó - A los dos tuvimos a Antonio, que por cierto la próxima semana cumple doce y mi hija Verónica acaba de cumplir diez años…ya los extraño- Sí, me imagino.- Roberto mantenía la mirada fija en el camino, no evitó que unas lágrimas rodaran libremente por sus mejillas, Laura clavaba la vista, como queriendo adivinar el porque del dibujo del tapete del piso del carro-

- Tengo carne para asar, te invito a conocer mi casa - Bueno, pero yo compro las cervezas -

- El contraste de la fachada de la casa con su interior, sorprendió a Laura, a la entrada un recibidor con muebles modernos y espacios amplios, algunas pinturas de seguramente artistas reconocidos, supuso Laura, la puerta trasera conducía a unos escalones que daban a un bonito jardín, con una piscina bordeada de flores y a los costados diferentes árboles que ofrecían su sombra y el pasto como alfombra invitaba a recostarse.

Tomaron el camino de piedras de río perfectamente acomodadas y flanqueado por arbustos hábilmente podados en forma de figuras, Laura tratando de disimular lo más posible su sorpresa – El agua de la alberca se ve rica- Debe estarlo, pero si quieres puedo calentarla - ¡Tienes calderas! –A mi espo… bueno a la mamá de mis hijos no le gusta nadar en agua fría. Pero vamos quiero mostrarte el resto-

Luego de recorrer cada uno de los rincones de la mansión, decidieron tomar unas cervezas en el jardín, Roberto preparó la botana con algunos quesos y carnes frías, un plato con cacahuates, salsa picante, limones y sal-

-Te confieso que estoy muy sorprendida, la curiosidad me está matando, ¿puedo hacerte una pregunta?- Desde luego, las que gustes amiga - Contestó con una sonrisa, deletreando la última palabra- ¿Realmente no estás a gusto en tu trabajo?- Así es, hay muchas cosas que me disgustan - Pero, con lo que me estoy imaginando que ganas, creo que se compensa muy bien- Pues no, no gano mucho, bueno no lo suficiente para lograr lo que ves- Laura sintió que había pisado en terreno escabroso, trató de desviar la conversación- Bueno, realmente tienes una casa muy bonita, por fuera no parece, es decir nunca me lo imaginé- Pues sí, así pasa, inclusive muchas veces con las personas, vemos su imagen y lo que quieren mostrarnos y por dentro son tan distintas- ¿ A que te refieres?, ¿crees que no me muestro como soy? – No, espera, no me refiero a ti, no tengo elementos para hacer una crítica de esa manera, es poco lo que nos hemos tratado, además pienso que poco a poco nos iremos conociendo si ambos tenemos interés, es por eso que considero justo decirte como logré ser dueño de esta casa y de otras muchas cosas más- Los oscuros y expresivos ojos de Laura parecían salirse de las cuencas- ¿Hiciste cosas ilícitas?- Sí Laura muchas cosas que nunca debí hacer, pero te platicaré desde el principio, Rocío al poco tiempo de casarnos me exigía cada vez más y mejores comodidades, siempre que tenía oportunidad hacía comparaciones con gente adinerada, frecuentemente me sentía humillado, no quería parecer poca cosa para ella, estaba ciego y la amaba como nunca había pensado amar a alguien. Mi ambición fue creciendo en forma desmedida, una noche salimos a bailar a un centro nocturno, Rocío había ido al tocador, en eso un tipo se acerco y me ofreció “polvo”, le dije que no me alcanzaba para pagarlo pero lo invite a que se tomara una copa en la mesa, así comenzó todo. Rocío regresó a la mesa, Víctor, así se llamaba, lucía algunas alhajas y hacia comentarios sobre los últimos viajes que había realizado; disfrutando de los cumplidos que a cada frase Rocío le prodigaba, después de dar cuenta de varias copas y dos botellas de tequila decíamos ser los grandes amigos, salimos del lugar y nos invitó a está casa - ¿Cómo?, entonces el te vendió esta casa- Pues sí, pero eso paso unos años más tarde, resulta que no aceptó ninguna disculpa y aceptamos acompañarlo, había personal de seguridad y de servicio, pasamos una noche de locura desenfrenada, personas drogadas otras desnudas en la alberca, era demasiado, pretendimos despedirnos sin mostrar mucha insistencia, sabíamos que corríamos peligro si nos retirábamos en ese momento después de todo lo visto. Nos fue asignada una de las habitaciones que aprovechamos hasta entrada la mañana y hubiéramos continuado durmiendo, pero se presentó Víctor con una de las muchachas del servicio que portaba sendos desayunos, no había duda era un excelente anfitrión.

- ¿Descansaron?, preguntó con un dejo de malicia –Si claro, dormimos muy bien, contestó mi esposa , mientras estiraba la colcha para cubrirse el pecho, pues no llevaba ropa para dormir, lo que Víctor obviamente observó- ¡Que pena!, como se me fue a pasar- al tiempo que abría un closet- aquí hay todo lo que pudieran haber necesitado. Almorzamos y nos despedimos como si se tratara de viejos conocidos, previamente cruzamos nuestros números telefónicos, quedando de mantenernos en contacto.

Días más tarde, Víctor llamó a la casa para invitarnos a una fiesta con motivo de su cumpleaños, yo no estaba nada convencido principalmente por la experiencia anterior, sin embargo, Rocío aunque se había espantado en el momento, estaba deslumbrada por la opulencia y me convenció fácilmente argumentando que seguramente sería diferente a la vez anterior, ambos nos hacíamos los ingenuos, sabíamos que Víctor era traficante de drogas como mínimo.

Compramos una botella del más caro tequila y un pastel no muy caro; pero si grande, que impresionara, llegamos al lugar ¡Que lugar! – ¿Cómo, no fue aquí?- No, era un lugar varias veces más grande que esta casa y mucho mejor. Después de unos instantes luego de anunciarnos apareció Víctor en un elegante traje blanco con cadenas de oro colgadas en el cuello luciendo en su pecho descubierto, nos saludó efusivamente e invitó a pasar a la mesa principal, la orquesta tocaba, las parejas bailaban y un acomedido invitó a mi esposa; quien buscó mi mirada de aprobación y aceptó, este momento fue aprovechado por Víctor - ¿Te gusta lo que ves? – Si es muy bonito este lugar – No, Roberto no me hagas pensar que eres idiota, me refiero a todo- Si, si me gusta pero y que me gano, le contesté seguramente en tono melancólico- ¿Qué dices?, si quieres puedes lograr esto y mucho más, necesito un socio- ¿Cómo socio?, yo no tengo ni en donde caerme muerto- Tienes mucho más de lo que imaginas, estás “limpio” y tienes un empleo, Roberto, en estos últimos días me permití informarme de quien eres, puedo decir que te conozco, responsable, con muchas ilusiones y necesidades por satisfacer ah y una esposa con grandes ambiciones-¿Qué puedo hacer?- Ya había mordido el anzuelo – Comencé a distribuir la droga, escalando algunas posiciones, compré esta casa y otras propiedades mismas que he puesto a nombre de diferentes personas para evitar sospechas, solo unas cuantas están a mi nombre – Oye, he escuchado que quien entra a eso ya no puede salir ¿es cierto? - Si, es cierto en buena medida- ¿Cómo?, no te entiendo- Te voy a confiar algo, hace aproximadamente tres años, por razones de “negocios” Víctor vino a esta casa, yo recién había llegado de un viaje “traía cola”, sin saberlo algunos altos funcionarios del AFI me habían seguido los pasos, Víctor me propuso cambiáramos de carro para evitar mayor movimiento y yo acepte, como en otras ocasiones. Se fue con el cargamento escoltado por dos carros más, los esperaban poco antes de llegar a la segunda curva antes de llegar a la gasolinera, fueron atacados, el carro, mi carro, donde iba Víctor salió volando hacia el barranco, cayó unos treinta metros y luego se incendió, el cadáver, lo que quedó de él era irreconocible, las autoridades con base en su investigación previa y algunos documentos que guardaba en la guantera que se salvaron de quemarse al volar seguramente por alguna ventanilla, de está forma dieron por hecho que el difunto era yo. Desde luego, los escoltas de Víctor fueron acribillados en el lugar, me corté la barba y cambie de hábitos, de esa manera he logrado hasta la fecha despistar a la mafia,… no se por cuanto tiempo pueda seguir así- ¿Y Rocío sabe todo? - Sí, Laura lo sabe, sabe todo - ¿Crees que diga algo? – No lo creo, porque ella también sabe cual es el fin de los chivatos-
- ¡Y la demanda!, la van a citar y que tal si habla de más por resentimiento o que se yo- No, no lo hará, porque no levanté ninguna demanda en su contra, precisamente por todo esto, solo lo hice en contra de las amenazas de Juan-

-Nunca lo hubiera pensado, que mi vecino era un deli…, perdón – No dilo, un delincuente si, un delincuente que ya no quiere serlo, un delincuente arrepentido, un delincuente aterrado con la soledad en medio de la riqueza, vació …más vacío que nunca, ahora sin familia, sin mis hijos, una mansión que me atormenta con los recuerdos, testigo mudo de tantas y tantas cosas- Roberto se llevó las manos a la cara y comenzó a sollozar como no lo hiciera desde cuando era niño. –Laura estaba muy confundida, no sabía como actuar ni que decir- Creo que tú no eres malo- Él volteo a mirarla por un momento y volvió a agachar la cabeza – Gracias, yo también pienso que ahora no, pero si lo fui, el sólo imaginar a cuantas personas perjudique con mi ambición sin límites, por no poner un alto, por falta de carácter y permitir que me utilizaran como títere, me castiga a cada momento la conciencia.

-Bueno Roberto, no se que decir a todo esto, todos tenemos una historia aunque seguramente muchos; supongo que la mayoría nos llevamos una buena parte a la tumba… pero vamos a comer, prende el carbón mientras yo preparo la carne.

- El silencio se mantuvo por algunos minutos, los dos se internaron en sus recuerdos, sin decir nada previamente, Laura rompió sutilmente el silencio, como para si, en voz baja - El me maltrataba…también hubo momentos felices, Roberto escucho el murmullo, la miró y asintió con la cabeza para luego continuar navegado en sus recuerdos

Sin acordarlo mantuvieron una tregua durante la comida, cruzaban una que otra mirada mientras cortaban la carne en pequeños trozos para llevársela a la boca, ambos querían respetar sus heridas y a la vez desahogarse, vaciar la carga que sentían los oprimía, pero comprendían que por el momento era suficiente.

-Laura se acercó a él para pasarle la mano de la cabeza hacia la nuca - ¿Quieres otra cerveza?- Sí si me acompañas- Desde luego que sí, aunque ya me estoy mareando- No te preocupes yo estoy contigo y no necesito decirte que está es tu casa, me gustaría que te quedaras… no quiero sentirme tan solo- La última frase le removió un sentimiento maternal a Laura, que sin pensarlo le contestó - También yo te cuido, digo, está bien me quedo.

La sutil caricia conmovió a Roberto, pero no había cabida para dar oportunidad a otro sentimiento, aunque no pudo evitar sentir ternura, algo que en mucho tiempo no encontraba en el menú de sus emociones.

Ensimismados en sus pensamientos pasaron la tarde juntos, la comunicación solo se limitó a sus miradas, mismas que la mayor parte del tiempo las dirigían hacia lo lejos, traspasando las barreras del tiempo y el espacio, era suficiente, sentían la compañía mutua y la comprensión sin pedirla.

Con pasos un tanto inseguros y arrastrando la voz- Rober...to, quiero dormir un rato, ¿en donde me voy a quedar? – La tomó por la cintura y la condujo a una de las habitaciones en la que previamente dejaran la ropa y demás artículos personales de Laura – Está es tu habitación, si necesitas algo sólo tocas este timbre- Le señaló el interruptor sobre el buró - Gra…cias- Roberto salió cerrando la puerta, se fue a su habitación y al ver el reloj recordó que Laura debería levantarse más temprano que de costumbre, por lo que se lo llevó- Laura, Laura – No respondió, estaba profundamente dormida, tirada literalmente en la cama, con cuidado para no despertarla le cubrió las piernas con una sábana que sacó del closet , dejó el reloj sobre el buró para luego salir sigiloso nuevamente hacia su habitación.

Laura despertó sobresaltada, el lugar le era desconocido, pronto recuperó la conciencia plena y recordó en donde estaba, sentía una intensa sed, caminó hacia la cocina, la luz de la luna que entraba por una de las ventanas le llamó la atención, se detuvo por un momento, la piscina se veía como espejo, la noche era calurosa como muchas del verano, sin dudarlo se dispuso a darse un buen chapuzón, no contaba con traje de baño pero que importaba, nadie la podía ver, Roberto dormía y pensó, seguramente con lo que tomamos despertará hasta mañana. Se quitó el vestido y demás ropa quedando totalmente desnuda y se metió cuidadosamente a la alberca, de cualquier forma no quería hacer ruido, por las dudas.

Se acostó en el agua, moviendo los brazos solo lo indispensable para no hundirse, las estrellas adornaban el cielo despejado, el agua estaba templada, pero aún así provocaba reacciones en su cuerpo sobre todo en las partes más sensibles.

Una luz de la casa le provocó un brinco en el estómago al pensar- ¡Esa luz no estaba prendida!, ¡Roberto!, seguramente despertó- Salió lo más pronto posible, cogió sus ropas y se encaminó a su habitación, cerro la puerta y respiró tranquila – Huff por poco me ve desnuda-

Roberto, que hacía un buen rato había despertado para ir al baño, coincidiendo con el momento en que Laura se despojara de su ropa para internarse en el agua, había visto todo lo sucedido, con toda la intención prendió la luz para alertar a Laura. Era obvio, el bien formado cuerpo de Laura aún a la distancia dejaba ver una silueta excitante, sin embargo, las circunstancias no eran las mejores como para iniciar alguna relación, sobre todo considerando la parte emotiva.

-¡Este despertador no estaba!, ahora que recuerdo creo que la sábana tampoco - Realmente no recordaba el momento en que Roberto la llevó a descansar, pero si cuando habían entrado a dejar sus cosas- Le inquietó la idea de pensar que Roberto había entrado a la habitación cuando estaba dormida, sin embargo, le tranquilizaba el saber que si estaba en lo correcto el se comportaba como todo un caballero.

Programó el despertador se dio una ducha y se durmió. Antes de que el despertador timbrara despertó, preparó el desayuno, quería compensar de alguna forma las atenciones- Entró impertinentemente a la habitación de Roberto- Levántate flojo es hora de desayunar- Roberto que precisamente en ese momento se disponía a darse un baño, estaba sentado en la orilla de la cama, por lo que rápidamente se volvió a meter entre las sábanas – ¡Discúlpame no te esperaba!, me iba a bañar- ¡Que pena!, debí tocar antes, te traje el desayuno - Gracias eres muy amable- Bueno, ya estoy por irme, haber que me dicen en el trabajo- Ojalá te autoricen las vacaciones, oye, te espero por la tarde- Está bien vengo para comentarte como me fue.

- El tiempo es relativo no cabe duda, en unas cuantas horas he podido conocer más de una persona que quizá a otras que digo conocer por años- reflexionaba Roberto mientras disfrutaba del baño.

Por su parte, camino a su trabajo Laura repasaba los comentarios de Roberto- Pero se ve que es un hombre bueno, al menos creo que ha sido honesto y respetuoso ah y no es nada feo y- Esbozó una sonrisa picara, al recordar el incidente - no está nada mal. Rechazó de inmediato ese pensamiento- ¡Como puedo estar pensando así! -

Llegó justo a tiempo, fue directamente a la oficina de su Jefe – Licenciado, buenos días, me permite un momento- Buenos días Laura, pásale ¿que se te ofrece?- Es que vengo a pedirle si me pude autorizar unos días de vacaciones- ah, que barbaridad, sabes que deben ser programadas, no es posible que después de tanto tiempo trabajando aquí; no entiendas que eso no se puede autorizar - Pero Licenciado, lo que pasa es que se me presentó un problema y necesito unos días para resolverlo, solo una semana por favor, que de hecho son los días que todavía tengo pendientes- ¿Pendientes?, ¿que no leíste la circular que salió hace unos quince días? – No, a mi no me han dado alguna circular que diga algo al respecto- Pues eso tampoco es problema mió, ahí dice que las vacaciones que no fueron disfrutadas hasta esa fecha quedaban canceladas- Pero licenciado, eso es contra la ley, además yo las solicité y usted me dijo que había exceso de trabajo, que después me las autorizaba – A mí no me vengas hablar de leyes, si no estás de acuerdo puedes renunciar ahora mismo y ya retírate porque me estás quitando el tiempo- Después de todos estos años de servicio ahora simplemente me pide que renuncie, es usted un abusivo un ¡desgraciado! – Baja la voz, no acepto que me faltes al respeto – Pues eso dígaselo a la más vieja de su casa, ya basta de humillaciones y malos tratos- Pues sí ¡ya basta!, en este momento estás despedida- Claro pero me va a liquidar conforme a la ley- Y dale con la ley, cual ley te me largas ahora mismo antes de que llame al guardia de seguridad y te saque a la fuerza.

Laura salió enfurecida directamente a la oficina de conciliación y arbitraje, presentó su demanda y un poco más calmada se fue a un jardín cercano, compró el periódico y con lo ojos empañados por las lágrimas de frustración, buscó en la sección de bolsa de empleo sin encontrar algo que le pudiera interesar o cubriera el perfil requerido.

- No puede ser, que me está pasando, una tras otra ¿en que fallé ahora? Ya sé, me hubiera calmado, porqué tenía que contestarle así, bueno se lo merece, lo que le dije es cierto, pero que voy hacer, debo encontrar un trabajo urgentemente, no se… aunque me paguen poco, pero de que voy a vivir. - Caminó un rato, recorrió varias veces el jardín, trataba de entender como en unos días la vida le cambiaba tan extremadamente-.

Serían la tres de la tarde cuando llegó a casa de Roberto, el estaba pendiente y salió a recibirla- ¡Que bueno que ya estás de regreso! platícame ya estás de vacaciones- Laura no contestó, se abrazó de él y estalló en llanto- ¿Pero que pasó?, vamos adentro, trata de calmarte- ¡Me corrió, me despidió el muy desgraciado! - ¿Cómo? , dime como fue – Laura entre sollozos le contó todo lo sucedido…Y así tan fácil y sencillo- Abuzo de poder, prepotencia – Pues sí, pero yo muy digna ya no tengo trabajo y no se que voy hacer- No te preocupes, realmente quieres trabajar- No te burles, sabes que no sólo quiero sino que necesito trabajar – De ninguna manera sería capaz de burlarme, mucho menos ante esta situación, te pregunto porque yo necesito una asistente inteligente, de confianza , honrada, trabajadora y además bonita como tú- ¿Qué estás diciendo?, ¿Una asistente? ¿En tu trabajo? – Bueno, bueno, lo que sucede es que en mi trabajo, el que te comenté al principio, lo mantengo y me he aguantado por guardar las apariencias, me conviene seguir en él al menos por un tiempo, por cierto hablé por la mañana con mi jefe y después de ofrecerle una botella acepto autorizarme otra semana de vacaciones. Sin embargo, recuerdas que también te dije que tenía otras propiedades- Sí, si me acuerdo- Bueno estás no han sido con dinero ilícito, quiero decir están limpias y produciendo, generando empleos y créeme respetando a los empleados, ¿Qué dices, aceptas trabajar conmigo?, como mi asistente tendrás un buen sueldo y claro las prestaciones correspondientes, desde luego, firmamos un contrato y relacionamos las actividades que serían tu responsabilidad- Me gustaría saber cuales serían mis actividades, no quisiera quedar mal- Estoy seguro que no me quedarás mal, las actividades en las que tengas dudas o desconozcas yo me comprometo a enseñarte- Pero ¿Qué pretendes?- Tu apoyo tu amistad, tu confianza y si no es mucho pedir que me escuches como hasta ahora lo haz hecho- Yo también necesito quien me escuche, gracias por brindarme un boto de confianza ¿y cuando empiezo?- Ahora mismo, vete a cocinar y limpiar toda la casa –soltó una sonora carcajada - Es una broma- La levantó por la cintura y le dio varios giros- Espera que me puedes lastimar la rodilla- Ya me percaté que estás bien cuando nadaste en la piscina….- Ya lo había dicho por la emoción se le escapó - ¿ Qué? ¿Acaso estabas ahí? – Dijo entre molesta y sorprendida - No, no por favor, no pienses mal, sucedió que… y realmente fue un accidente, como el del desayuno – Ya no me apenes más, vamos a olvidar esos incidentes. Entonces hablemos de mi sueldo y horario- Está bien, mira te encargarás de visitar algunas empresas, quiero que hagas una encuesta a los trabajadores y empleados, les preguntarás sobre su relación laboral, sus ambiciones, cual es su visión, que esperan del trabajo y que están dispuestos a ofrecer- ¡Oye me resulta muy interesante!- Claro es muy interesante, yo siempre he tenido en mente esta actividad, pero no encontraba a la persona que reuniera el perfil, por eso tu sueldo para iniciar será el doble de lo que venias cobrando- Gracias Roberto, no se como agradecerte- No me lo agradezcas, realmente el que debe agradecer soy yo y ahora si, déjame decirte que esperaba con ansias que te dieran las vacaciones, para poder ir poco a poco, pero hoy estoy de suerte fue aún mucho mejor.

Roberto, pero sabes el problema en que me encuentro, debo recuperar a mis hijos, seguramente me llamaran a declarar y… - Desde luego, estoy conciente y sabes que para eso somos amigos, como tu Jefe te concedo el permiso, siempre que cumplas con los objetivos, que de antemano estoy seguro que lo harás, y como amigo te acompaño las veces que sea necesario. Pero vamos te voy a enseñar tu oficina y se me olvidaba decirte que tu primer encomienda será contratar a una persona que se haga cargo de las actividades de la casa
Estaban en la reluciente nueva oficina de Laura, cuando llegó el correo, se trataba de un citatorio para Roberto, Laura consideró que probablemente le llegaría el de ella, fue a su casa y no se había equivocado.

Mientras tanto, en la casa de Juan, también había noticias Rosa recibía el citatorio de parte de las autoridades, estaba dirigido a Juan y Rosa no se atrevió a abrir el sobre, pero se alarmó. Al llegar Juan del trabajo Rosa le entregó la carta y esperó a que la leyera, al ver que Juan no hacía comentario, tímidamente se atrevió a preguntar ¿Hay problemas?- ¡Qué pregunta tan tonta, claro que hay problema, me están citando al ministerio público, ¡pero tu tienes la culpa, como que portarte así con mi esposa!- Pero Juan yo no hice nada- Como que no hiciste, te reíste – Lo que pasó es que me puse muy nerviosa- Pues ya ves las consecuencias de tus nervios, ahora si se complicaron las cosas- En eso estaban cunado el cartero nuevamente se presentó- ¡Y ahora esto que es!, gritó Juan al enterarse que lo citaban al juzgado de lo familiar- aventó el sobre al piso, Rosa no sabía que decir, estaba espantada – ¿Voy por los niños Juan, ya mero salen de la escuela- Como si lo hubieran ofendido, Juan reaccionó irracionalmente, tomo del brazo a Rosa y la empujó hacia la puerta – Claro, es todo lo que se te puede ocurrir, ¡lárgate!- Pero Juan yo no tengo la culpa de nada, no me trates así- ¿Qué , Qué? ¿No tienes culpa? Y como te acuestas conmigo- Acuérdate, tu empezaste, yo no quería pero tu siempre me decías que me ibas a correr si decía algo, acuérdate como siempre me molestabas- ¡Ahora resulta que era molestia!, si te gustaba – Sabes que eso no es cierto, ¿porque me dices eso?- Ah, ¡pero que se puede esperar de una tonta sirvienta! – Ahora si sirvienta verdad, antes no lo pensaste - ¡Ya cállate o te doy una buena chig…, para que aprendas a respetar – Eres malo Juan, primero hiciste que estuviera a la fuerza contigo y resulta que hasta me quieres pegar- ¡Te dije que te callaras!- Juan comenzó a golpearla sin consideración - ¡Ya por favor no me pegues!- Suplicaba Rosa, con el rostro hinchado, ensangrentado por los golpes- Vete a lavar la cara y vas por mis hijos y ya sabes quien manda- Sí Juan ya voy-

Rosa sentía mucho coraje y miedo, un coraje lleno de impotencia y mucho miedo porqué Juan siempre había abuzado de ella de su ingenuidad de su inocencia. En la puerta de la escuela ya la esperaban Fernando y Alicia, acompañados por una de las maestras, que era quien se encargaba de entregar a los niños- ¿Pero que le pasó, señora? – Este, pues me caí- Dijo viendo de reojo a los niños, que a su vez miraban la desfigurada cara de Rosa – No señora, esos golpes no son de una caída...- Pero maestra es que…- Entiendo, mire le doy está tarjeta llámeme para platicar- Si maestra gracias.

Camino a casa Alicia le preguntó- ¿Y en donde te caíste Rosa? – En la casa, al bajar los escalones y me pegué en la pared- La explicación fue suficiente para ambos niños.

Al llegar a la casa- ¿Porqué tardaron tanto?- No fue mucho, nos venimos rápido, contestó tímidamente Rosa – ¡Tu te callas!, a ver Fernando dime que hicieron- Nada Papá, Bueno, Rosa platicó poquito con la maestra porque le preguntó con que se había pegado, pero nos vinimos pronto- ¿Y le dijo con que se golpeo?- Preguntó, al tiempo que dirigía una mirada amenazante a Rosa- Si, papá- Se adelantó Alicia- Rosa se cayó de la escalera y se pegó en la pared- Fernando asintió moviendo la cabeza- Está bien, ¿ven como deben tener cuidado al bajar la escalera? – Sí papá- contestaron al unísono.

-Hay comen, se quedan con Rosa, tengo que hacer algunas cosas, regresó al rato- Rosa no contestó, cogió las mochilas de los niños – ¿Les dejaron tarea?- Los dos tenían tarea, por lo que les pidió la hicieran, mientras les preparaba de comer.

Después de comer los niños veían su programa favorito en la televisión, Rosa estaba inquieta, tenía que llamar por teléfono sin ser descubierta, así que aprovecho el momento- Bueno, Habla la señora Rosa, si, si la de los niños Fernando y Alicia, me dijo que le hablara- Que bueno que llamaste ¿puedes hablar?, quiero decir no te escuchan- Si maestra - Oye necesito que me digas la verdad ¿no es verdad que te caíste cierto?- No maestra, no me caí - ¿ Te pegó tu esposo? – No, bueno, si me pegó pero no es mi esposo - ¿Cómo y entonces? – Lo que pasa es que vivo con él- Haber no entiendo, me puedes explicar – Tengo mucho miedo maestra si el sabe que le dije, se va a enojar y seguro me vuelve a pegar- No te preocupes yo te voy a ayudar, pero necesito saber todo- Sí maestra, bueno mire yo pedí trabajo en su casa y la señora me dio el trabajo…- ¿De que señora me hablas?- Pues de la esposa de Juan que ya no vive aquí en su casa- Haber sígueme contando- Pues le decía, entré a trabajar y el señor Juan luego de unos días empezó a agarrarme las piernas y todo cuando la señora no estaba, yo le decía que se estuviera quieto pero se enojaba y me decía que si no me dejaba me iban a correr del trabajo- ¿Y porqué no le dijiste a su esposa?- Porqué me dijo que si le decía, él me iba a matar … tengo mucho miedo señorita maestra- ¿Te hizo algo más? – Si maestra un día que su esposa no estaba me agarró por la fuerza y me violó… - Ya no llores, yo te voy a ayudar, pero necesito que hoy mismo te salgas de esa casa, porque estás en peligro- Sí yo me quiero salir pero no tengo a donde irme- Mira a las siete de la noche paso por ti, estás lista para en cuanto yo llegué te subas al carro, te voy a llevar a mi casa y después vemos lo que necesitamos hacer, ¿ estás de acuerdo? – Si maestra, pero él pude llegar y si ve que ya me voy…- No te preocupes, si no sales a las siete es que él ya está él en la casa, entonces me vuelves a llamar en cuanto puedas- Está bien y gracias muchas gracias- Faltaban unas horas que parecieron eternas para Rosa, arregló la cocina, en una caja de cartón acomodó su ropa y esperó. Cinco para las siete marcaba el reloj de pared de la sala, el corazón le palpitaba cada vez más fuerte, entró a la recámara de los niños que continuaban viendo caricaturas – Le dicen a su papá que salí a un mandado- Sí Rosa, yo le digo, contestó Fernando, dándole la importancia que puede darle un niño de nueve años de edad.

La maestra Leticia se estacionó frente a la casa, Rosa corrió al carro y se alejaron- Mira Rosa, eso que te pasó tienes que denunciarlo, si quieres yo te acompaño para que demandes a ese hijo de p… - No maestra, ya no quiero saber más de él, no quiero volverlo a ver en mi vida, además el tiene una demanda de su esposa y otra de otro señor- Pero entiende, si no lo haces el puede seguir haciendo daño a otras mujeres como tu – Lo voy a pensar maestra y luego le digo – Bueno es tu decisión, por lo pronto vas a vivir en mi casa y no te preocupes vivo sola con mi hija Martha, que por cierto le estoy preparando su fiesta, el día último del mes que entra cumple sus quince años- ¿Porque se llama Martha?- Pues porque se llama como se llamaba mi abuela que en paz descanse y además le venía Ignacia y la verdad ese nombre no me gusta.

Juan regresaba a su casa un poco pasado de copas- Rosa, Rosa, dame de cenar…con un cara..., Rosaaaa- Papá Rosa dijo que iba a un mandado- ¿Qué mandado? – No se, solo nos dijo eso- ¡Nada más eso me faltaba, ahora que regrese me va a escuchar ¡- Luego de varias horas, con media borrachera todavía; la mente se le iba despejando- Esta infeliz ya no va a regresar, eso me pasa por confiar, por ser buena gente-

Las cosas se le complicaban- ¿Quien me va ayudar con mis hijos? Y que querrán Laura y su amiguito, ella de seguro quiere a los niños y desde luego dinero y él de seguro le dio miedo y por eso me demandó, pero me van a conocer, no saben con quien se están metiendo, mañana voy a estar ahí.

Se levantó más temprano que de costumbre, preparo algo para desayunar con sus hijos y los llevó a la escuela, se había puesto su mejor traje, se dirigió al Ministerio Publico, la cita era a las nueve de la mañana, después debería presentarse en el juzgado a la una de la tarde.


-Unos minutos antes de la nueve -¡Buenos días señorita! vengo porque me llegó un citatorio- Haber permítame, si en un momento le aviso al licenciado, tomé asiento – Adoptando una pose de total seguridad se acomodó en la silla, enseguida entró Roberto, se anuncio con la secretaria, aunque vio a Juan disimuló y esperó de píe en el pasillo. Juan al darse cuenta de tal indiferencia, se levantó con la intención de intimidarlo con la mirada, pero cual fue su sorpresa- ¿Rosa? Es Rosa la que está dentro de la oficina del licenciado- Su semblante cambió y regresó de inmediato a la silla, haciéndose mil conjeturas – A ella no la citaron, ¿Qué está haciendo aquí? ¿Y… si vino a chismear?, no, no es posible, ya sabe lo que le puede suceder – Estaba tan entretenido que no se dio cuenta que Rosa salía de la oficina- ¡No, no me hagas nada! ¡Yo no quería venir!- Grito espantada al verlo - ¿Qué?, entonces si viniste de chismosa ¿verdad?- ¡No Juan, perdóname no me hagas nada!- Después nos vamos a arreglar ya verás- El licenciado presenció todo y de inmediato le habló al de seguridad - ¡Deténganlo, detengan de inmediato a ese hombre! – ¡De que se me acusa, usted no tiene derecho a detenerme! – En principio por golpear y amenazar a esta mujer y otros presuntos delitos por aclarar- Roberto se acercó, licenciado, precisamente el motivo de mi denuncia es por amenazas del señor- Tú cállate, ya verás, ya verás, señor licenciado él me quitó a mi mujer y luego me golpeo, aunque yo no viene a denunciarlo- Ya estoy muy bien enterado de lo sucedido, consta en el acta levantada por el señor Roberto López, así que por el momento queda detenido- No puede detenerme, tengo que ir al juzgado ahí me citaron para arreglar lo de mi esposa- No se preocupe, si no sale de aquí con tiempo yo habló con mi colega para una nueva cita, por lo pronto le informo que usted será el primer sospechoso de cualquier cosa que les pueda suceder a la señora Rosa García o al señor Roberto López y necesito hacerle algunas preguntas relacionadas con la relación que mantuvo con su empleada la señora Rosa - ¿Qué relaciones de que me está hablando?- Pase por favor a la oficina. Ustedes se pueden retirar en caso necesario deberán acudir cuando se les indique.

Cada quien tomó su camino, Rosa a la casa de Leticia. Por su parte Roberto y Laura habían acordado verse en un café, donde revisarían un formato para realizar algunas encuestas y después acudir al juzgado, Roberto vio el reloj, faltaba una hora para su encuentro, caminó un rato buscó una florería e instintivamente compró un arreglo para laura, -Bueno, bueno, en señal de amistad- Se dijo ya que lo tenía en sus manos- Llegó antes al café, colocó el arreglo floral en la mesa y pidió un café americano. Laura llegó puntual, lucia muy elegante, portaba un traje negro de saco y falda, una blusa roja adornada con una mascada blanca y una hermosa cabellera negra, sus grandes ojos resaltaban con un brillo especial- ¡Hola!, ¿tiene mucho tiempo que llegaste?- No mucho, pero si así fuera valía la pena- Laura no pudo evitar sonrojarse- Gracias – De verdad luces muy bonita – Y tu muy guapo – Bueno, mira me permití comprarte estas flores como muestra de nuestra amistad, espero te gusten- ¡Están preciosas!, muchas gracias- Luego de analizar el formato para la encuesta y hacerle algunas modificaciones salieron hacia el juzgado, Roberto ya le había comentado a Laura lo ocurrido en el ministerio público.

Tal como lo supusieron, Juan no se presentaría, les informó el licenciado que el “angelito”, luego del interrogatorio había aceptado haber violado a Rosa y seguramente de ahí iría directamente a la cárcel, por lo que era muy importante que la mamá se hiciera cargo de los niños- Sí claro desde luego, dijo emocionada Laura- ¿Qué debo hacer? – Después de recibir las indicaciones, salieron juntos del juzgado.

Tengo que ir por mis hijos ahora mismo, no tienen quien los cuide- Sí claro, vamos por ellos- Como de costumbre, Leticia esperaba ya en la puerta de la escuela – ¡Mamá!- exclamaron Fernando y Alicia al verla- ¿Viniste por nosotros? – Si mis hijos, y los abrazó sin poder evitar llorar - ¿Porqué lloras mamá? – Hay hijo, lloro de felicidad, los he extrañado mucho- Nosotros también te extrañamos, dijo Alicia, que se mantenía colgada del cuello de Laura – Leticia se limitaba a observar – Gracias maestra, de hoy en adelante yo vendré por ellos – Roberto que disfrutaba el reencuentro, se dio cuenta de la mirada de interrogación de Leticia- ¡Hola soy un amigo de la famil…este, de Laura – dijo extendiéndole la mano- Perdón por no presentarlos, si es un amigo maestra- No se preocupe señora no hay problema.

Bueno niños ¿y que no van a saludar a Roberto? – Hola Roberto, hola – Que tal ¿no se acuerdan de mi?, vivo cerca de su casa de campo –Ah si, donde dice mi mamá que viven unas personas medio raras- ¡Fernando, no digas eso! - Sí ahí, Fer, donde pensaba tu mamá que vivían personas raras- ¿Entonces no eres una persona rara? Preguntó con su vocecita Alicia- No chiquita, ya verás que seremos buenos amigos-

Ya una vez en el carro- Hijos les quiero decir que a partir de hoy viviremos en la casa de campo- ¿Y mi papá, también va a vivir con notros? – Preguntó Fernando, haciéndole segunda Alicia, ¿si mamá, ya se contentaron?- No hijos, su papá y yo no podemos contentarnos- ¿Porqué mamá? , tú siempre nos dices cuando nos peleamos mi hermana y yo que debemos contentarnos ¿y tú por que no puedes?- Miren hijos cuando estén más grandes se los explicaré, por el momento lo único que les puedo decir es que su papá cometió algunos errores muy grandes y los debe pagar-

Mamá, ¿tú nos vas a llevar a la escuela?- Si hijo yo los voy a llevar y luego me voy a trabajar- Por cierto, Laura por que no les dices que tienes un nuevo empleo- Dijo Roberto- Sí hijos, no les he dicho, ahora mi jefe es Roberto- ¿Y no te regaña, como tu jefe el de la oficina? – No hija, mi jefe de la oficina no me regañaba, él así habla, pero hasta el momento Roberto no ha tenido ningún motivo para llamarme la atención, además él es una buena persona – Dijo al tiempo que cruzaba la mirada a Roberto-

Por cierto Laura, falta afinar algunos detalles, la idea es obtener la información de una empresa por semana, de esta manera podremos contar con un panorama general y tener los elementos para aplicar las medidas más adecuadas -¿Por cierto cuantas personas trabajan en tus empresas? – Aproximadamente mil doscientas, la estrategia será partir de lo general a lo particular, por lo que necesitamos una muestra del 15% del total del personal y un informe de lo que consideres de mayor relevancia.

Está bien yo te mantengo informado sobre mi avance diario - No es necesario, ya tienes asignada tu tarea por unas semanas, considero unas cinco, por lo que al menos que tengas algún problema o duda lo platicamos, ¿de acuerdo?- Si así lo prefieres, así se hará – Contestó Laura en un tono de poco convencimiento- Sí Laura así lo prefiero, eso permitirá que la mayor parte del tiempo nos sigamos tratando como lo que somos, amigos, porque aunque existan distintos lazos no deben enredarse unos con otros, considero importante darles tratamiento por separado- El comentario tranquilizó a Laura- Perdón pero entendí que no tendríamos mayor comunicación- Desde luego que debemos tener comunicación permanente, al menos eso es lo que por mi parte deseo y necesito-

Con la plática “poco interesante” combinada con el murmullo de la lluvia los niños se quedaron dormidos, al llegar a casa, Roberto entró por unas cobijas y los cargó hasta su cama.

¿Gustas cenar algo?- Gracias Laura, solo café y si tienes unas galletas- Sí, sí tengo- Yo también quiero galletas mamá y mi leche- Alicia había despertado - Si hijita, que bueno que despertaste a cenar- Yo quiero leche con chocolate mamá –Ahora era Fernando, que se asomaba a la puerta restregándose los ojos-